Martirio

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 No habían probado bocado, el señor A ordeno que se les obligara comer, y así lo hicieron, al llegar el atardecer del segundo día los hombres volvieron al sótano para llevarse a Ino, de nuevo lucharon, a Hinata no le importo ir más lejos esta vez,...

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No habían probado bocado, el señor A ordeno que se les obligara comer, y así lo hicieron, al llegar el atardecer del segundo día los hombres volvieron al sótano para llevarse a Ino, de nuevo lucharon, a Hinata no le importo ir más lejos esta vez, rasguño a dos de los hombres incrustando sus dedos en los ojos.

La fuerza de las tres no eran nada para las ocho personas que las atacaban. Aun así, Hinata había logrado que esos hombres retrocedieran.

—¡Maldita! ¡Ya verás! –Grito una de las sirvientas mientras tomaba su cabello y la postraba al suelo.

—¡Nos la vas a pagar! –Los hombres a quienes rasguño se acercaron para darle una lección, ambos sangrando, pero aun así tuvieron tiempo de darle un golpe.

El sonido de una bala irrumpió en el sótano, mientras el cuerpo de la sirvienta caía al suelo.

—Nadie tiene permitido tocarlas a menos que lo diga.

—S-Señor ella...

—Calla –De nuevo disparo, disparo al menos dos detonaciones más, tres cuerpos estaban tendido en el piso, Hinata estaba en shock tenia sangre en la cara que no era suya. —Espero no tener que repetirlo y por su bien será mejor que nadie me desobedezca. Ahora muévanse, limpien esto, y llévenmela a la habitación. –Dijo mientras señalaba a Ino.

De nuevo se quedaron solas, ahora solo eran dos, Amaru se acercó llorando mientras la abrazaba con cuidado, Hinata tenía la cara hinchada con un moretón en el ojo derecho, no tardo en unirse a su llanto.

¿Cuándo de acabar esta pesadilla? Alguien, por favor ayúdenos.

A la mañana la puerta se abrió, Ino estaba de regreso, uno de los arpones la deposito bocabajo con cuidado sobre la colcha mientras las tres sirvientas colocaban unos platos de sopa en la habitación. Una vez solas se acercaron a Ino, estaban felices de que estuviera devuelta, al girarla de llevaron una terrible sorpresa.

Había sido brutalmente golpeada, tenía cortadas, moretones, algunas partes de su cuerpo y cara estaban inflamadas, su cabello estaba revuelto y su vestido estaba desgarrado.

—¿P-pero que te hicieron? Ino ¿Qué... -Estaba inconsciente, entre las dos la limpiaron, la curaron y alimentaron. El Señor A no las molesto por unos días, tuvieron tiempo para cuidarla, tardo tres días en recobrar el conocimiento.

—Está muertaaaaa. –Fue lo primero que dijo al despertar. —Rin está muerta.

—¿Pero... qué? ¿Cómo?

—Y-yo yo la tome entre m-mis manos...ella ya-ya no respiraba, estaba fría n-no aguanto... e-es, es un... ¡Es un maldito! ¡Eso es lo que esss Ahhhhhhh!

Suspiro en la soledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora