Capítulo 34

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Dato Random...

Verónica Rausell.

4 días después...

—Dato random que no me preguntaste pero que igual te lo diré porque me da la gana — añadió Steven mientras le daba una calada al rollo de marihuana— Los delfines duermen con un ojo abierto y con el otro cerrado y cuando se cansan cierran ese ojo y abren el otro.

Lo miré como si estuviera loco por darme ese dato y mi cerebro solo se escuchaban el cántico de los grillos, hasta que reí.

— ¿Qué?— alce una ceja y le di una calada al rollo— ¿Por qué razón hacen eso?

— Es para que su cerebro se mantenga despierto y no despertar en la deriva, pues ellos tienen su sitio para vivir y pues creo que también para que sus funciones respiratorias sigan trabajando si no mueren por falta de oxígeno. Por eso a cada nada están saltando como canguros.

Reí y negué al mismo tiempo observando a mi amigo como si le hubiera saliendo un tercer ojo en la cara. Estaba loco definitivamente si, pero el dato era interesante.

— Gracias por el dato que no pregunte pero que me lleno de mucha sabiduría—. Le regalé una sonrisa de oreja a oreja y él solo bufo y dejo los ojos en blanco.

Habían pasado cuatros días desde que estuve en el hospital mi padre iría a Juicio dentro de dos días y yo definitivamente iba con todas mis armas porque haría lo que fuera para que no saliera de la cárcel. Las cuentas de banco de mi padre y la mía habían sido bloqueadas por parte de la ley hasta que no supieran de dónde sacaba mi padre su dinero. Mis cuentas estaban cerradas porque mi padre aún me transfería dinero allí.

Por otra parte mi madre estaba normal con sus cuentas pues mi madre tenía su empresa a parte y no tenía nada que ver con los movimientos de mi padre por esa parte estaba tranquila porque me importaba tres rábanos lo que hicieran con las cuentas de mi padre.

Steven estaba mejorando, aún sus heridas estaban recién pero según el ya no dolían tanto. Por mi parte los golpes estaban desapareciendo, aun se veían ese color entre morado y verde pero ya poco a poco se estaban sanando.

La universidad ya era algo en el que me estaba poniendo activa pues solo me faltaban dos semestres y me graduaría, estaba nerviosa y contenta al mismo tiempo porque por fin pondría en práctica todo lo que había aprendido y lo que sabia desde hace tiempo. Amaba y me sentía satisfecha con lo que había elegido y sabia que al tener la empresa de mi padre iba hacer que creciera más de lo que ya estaba creciendo. Mi padre hizo un buen trabajo pues la empresa hace años estaba cayendo al caño pero hizo lo mejor que pudo y ahora poco a poco estaba obteniendo méritos pero lástima que no festejará eso cuando la empresa llegue a la cima, pero como toda buena hija yo lo haré por él.

Decidimos salir a caminar un rato pues tenía rato que no compartía con Steven, así que decidimos salir a cenar en la noche.

Estábamos frente aún restaurante muy elegante por cierto. Quería un poco de cariño y tranquilidad así que opté por este sitió que estaba a las afueras de la ciudad, donde se podía cenar y pasar un rato agradable viendo la luces del centro de Chicago.

Steven venía elegante, un traje de tres piezas que se le ajustaba a sus definidos músculos haciéndolo lucir elegante pero sin perder lo sexy. Estaba peinado hacia atrás perfectamente pero un mechón rebelde caía a su frente y joder se veía muy provocador.

Yo por mi parte opté por un vestido negro que llegaba más arriba de mis rodillas y que en la parte derecha de mi muslo tenía un pequeño corte mostrando algo más, escote recto y con unos tirantes sumamente delicados, me recogí el cabello en un moño dejando mi pollina sobre mi frente y con un bolso de mano. Use maquillaje para disfrazar algo de los maltratos.

Latidos infernales [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora