Inurin

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Últimamente Rin se sentía cansada, todas las mañana salía temprano a hacer ejercicio y mientras que por lo general eso era suficiente para darle la energía suficiente para soportar la carga de trabajo diaria, las últimas semanas, sentía una fatiga de la que no era capaz de sobreponerse.

—Es totalmente normal— le decía su colega Sango —Es fin de mes y tenemos una mayor carga de trabajo al ser el área financiera— 

—Sí, pero nunca me ha pasado y eso que hemos tenido meses mucho más pesados, supongo que la edad me está cobrando factura—

—Solo tienes 25 años, estás en la flor de tu juventud —le reprochaba Sango—Yo ya casi llego a los treintas y me siento con mucha energía — le decía mientras flexionaba su tonificado y femenino brazo, Sango era una fanática del ejercicio, se pasaba todos sus ratos libres en el gimnasio.

—Voy a entregarle estos balances a Inuyasha —Dijo Rin levantándose de su escritorio, necesitaba despejarse un poco y una visita a su guapo y agradable jefe podrían subirle el ánimo.

Inuyasha era un jefe muy relajado, usaba ropa casual y tenis en vez de traje con saco y corbata, además se preocupaba por el bienestar de sus trabajadores, logrando así mejores resultados y mayores ganancias a la empresa.

Desde su llegada había logrado aumentar la productividad del departamento financiero de Industrias Taisho,la empresa de subpadre, además siempre se le encontraba de un muy buen humor y podías verlo haciendo chistes y bromas por doquier.

A Rin le agradaba y con el tiempo se había convertido en un amigo de verdad, incluso muchas veces habían salido a comer y a divertirse juntos.

Rin tocó la puerta de la oficina de su jefe.

—Adelante— se escuchó la masculina voz desde adentro

Rin hizo caso y entró a la oficina

—Traigo los balances de fin de mes para que los revises—le dijo Rin extendiendole una carpeta con documentos en su interior 

Inuyasha los ojeó y corroboró que todo estuviera en su lugar.

—Muy bien Rin, un buen trabajo como siempre —levantó la vista para ver a su amiga y la observó demasiado pálida y con grandes ojeras debajo de sus ojos chocolates.

Inuyasha frunció el ceño y se levantó de su escritorio para llegar hasta donde estaba la castaña, con su rostro preocupado acunó la cara de Rin entre sus manos para poder observar más detenidamente su estado.

—¿Has estado durmiendo bien últimamente? te ves agotada— le preguntó preocupado.

—Estoy bien, solamente es un poco de fatiga laboral — le contestó la castaña descartando la preocupación

— A mí no me parece así, deberías visitar al médico, yo mismo te puedo recomendar uno muy bueno que conozco, no te preocupes por los gastos pues los cubre el seguro de la empresa,  quiero que saliendo de aquí vayas a esta dirección — le dijo extendiendole la tarjeta de un consultorio médico —Y no quiero negativas, es un orden que te doy como tu jefe— le dijo serio.

—No traje conmigo la tarjeta del seguro— le respondió Rin con una excusa ya que realmente odiaba las visitas al doctor.

—No importa, llamaré al consultorio para arreglar tu cita y después veremos lo del seguro— le decía serio.

Rin no tuvo más opción que aceptar soltando un suspiro de frustración.

Al salir del trabajo se dirigió a la dirección que le dió su jefe.

《Dr. Sesshomaru Taisho》 decían la tarjeta y el consultorio, al parecer su jefe y el doctor eran familiares.

Después de estar un rato en la sala de espera, del consultorio salió un alto hombre con el cabello plateado igual al de Inuyasha, ojos igual de ambarinos pero su mirada era fría y su actitud era parca, un contraste total al de su jefe.

—¿Rin Narita?— Preguntó serio viéndola directamente, siendo que Rin era la única en la sala de espera.

—Esa sería yo— dijo regalándole una sonrisa

—Adelante— le contestó fríamente el doctor.

Después de analizar los signos y síntomas y mandar a hacer unos análisis de laboratorio, el doctor finalmente llegó al diagnóstico de que se trataba de fatiga por estrés.

Rin resistió las ganas de rodar los ojos.

—Así que tiene que relajarse, tomar un buen descanso y además tomar este medicamento, tome tres cápsulas diarias, una con cada comida, por diez días.— apuntaba las indicaciones en una receta y se la extendía para que la tomara.

—¿Inurin?—leía Rin el particular nombre del medicamento 

—Es un complemento alimenticio que contiene magnesio y vitamina C, lo que le ayudará a recuperar su energía, a dormir mejor y a mejorar la capacidad de regeneración muscular, es muy efectivo — le explicaba el médico.

Rin salió del consultorio muy satisfecha, el médico podría parecer muy serio pero era cortés y muy profesional, se notaba que sabía lo que hacía y en ningún momento se llegó a sentir incómoda, además el hombre era una visión, se mordió ligeramente el labio al recordar su apariencia. Tal vez su fobia de asistir al médico había sido finalmente superada después de esta tarde.

Sesshomaru pasó un informe de la evaluación médica de Rin a Inuyasha, por lo que el peliplata le concedió una semana de vacaciones, después de que pasara el ajetreo de fin de mes.

El descanso, con la ayuda de una dieta balanceada y el suplemento que le recetó el doctor, le sirvieron de mucho a Rin, ya que regresó recargada y renovada al terminar su semana de descanso.

Un día antes de salir del trabajo se encontró con Kagome, la esposa de su jefe y una gran amiga también.

—Hey Rin,Inuyasha me comentó que te habían concedido vacaciones por tu salud, ¿qué tal estás? — le preguntó preocupada Kagome

—Estoy bien Kagome, no hay nada de qué preocuparse, ya sabes como nos cuida tu esposo— le respondió Rin con una sonrisa, ahora se veía con más energía y su semblante parecía más saludable.

—Sabes me preguntaba si te gustaría venir a cenar a casa este sábado,  celebraremos el cumpleaños de Inuyasha, será algo pequeño solo con los amigos más cercanos—

—Me encantaría—  respondió Rin muy entusiasmada.

—Nos vemos entonces a las seis—  le respondió cálida.

Kagome se alegró de que su amiga hubiera aceptado la invitación, ya que su cuñado a pesar de ser frío y no llevarse tan bien con la familia, había parecido ligeramente interesado en la paciente que Inuyasha había enviado a su consultorio una semana atrás, lo cual le resultó curioso, ya que su marido constantemente enviaba a los empleados al consultorio de su hermano, ya que éste era uno de los tantos asociados al seguro de la empresa, pero nunca había preguntado por ninguno.

Tal vez entre esos dos podría nacer algo más allá de una relación médico paciente, solo tendrían que juntarse en un ambiente no profesional,  más familiar  y la cena de cumpleaños de su marido sería una excelente oportunidad.

Solo esperaba que Rin también se interesara. 







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