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Se escuchaba una ligera brisa golpear la ventana de su callada y triste habitación, haciéndolo abrir los ojos con toda la tranquilidad del mundo, estiró su brazo hacia la mesita de noche que estaba al lado de su cama y rebusco mientras esbozaba un gran y placentero bostezo hasta que sus dedos se toparon con el aparato que buscaba; su amado teléfono. Estuvo husmeando un rato en sus redes sociales, como siempre lo hacía al despertar. No había nada interesante, suspiró y vio la hora “ Maldición ” se dijo a si mismo viendo que se le estaba haciendo tarde.

Cómo pudo se levantó de su cama a regañadientes, hoy era viernes, último día de clases de la semana, lo que significaba una cosa; tendría horas extra y simplemente, no quería hacerlas. Corrió a su armario y saco su uniforme, se lo puso lo más rápido que pudo y se dirigió al baño a asearse, ya listo agarró su celular y sus pertenencias desparramadas en su escritorio. Volvió a ver la hora que marcaba el aparato “ Genial ” hablo negando con la cabeza y volvió a suspirar, había perdido la primera clase la cual la asistencia valía el 30% de la calificación y vaya que tenía suerte porque estaba en épocas de evaluación.

Enojado, salió de su habitación, no tenía que perder más tiempo así que no iba a desayunar nada, se retiró de la casa y saco sus audífonos para reproducir musica para su camino a la institución, decidió irse caminando así que ya le valía madres si llegaba tarde o se perdía las siguientes clases; estaba cansado y solo quería relajarse un poco.

Iba meneando la cabeza al ritmo de la música, sentía como el aire fresco entraba por sus narices, cerró los ojos sintiendo el viento pegar en sus pestañas, sentía varios escalofríos por su espalda, vaya que el ambiente estaba bastante calmado, le gustaba esa sensación. Sin notarlo de su rostro salió una tierna sonrisa, le gustaba mucho la música; lo hacía salir de su mundo, lo hacía viajar a otra realidad y eso le encantaba, era como si su vida fuera perfecta, como si él no se sintiera solo.

Abrió los ojos y subió la mirada, estaba empezando a despejarse el cielo, dando vista a un cielo azul bastante hermoso, eso solo lo relajo más, vaya que era una mañana muy linda.

Sin darse cuenta, se había tardado bastante; eran exactamente las 10:56 de la mañana, a esa hora ya había perdido 4 clases, quejándose empezó a apresurarse todavía con la canción, sin duda la música hacia que se le pasara un rato el malhumor.
En un rato ya empezó a divisar el edificio de la U.A, la preparatoria en la que el asistía, rezó para que lo dejaran entrar a pesar de la hora, no iba a mentir, lo único que hizo en su caminata para ir a la escuela fue evitar ir.

Se quitó los audífonos y entro silenciosamente por las rejas de la institución, al parecer no había nadie así que solo corrió hacia si casillero y saco sus zapatos, desconectó sus audífonos y los guardo en su bolsillo izquierdo del pantalón, fue caminado hacia el salón el cual le tocaba clase y para su suerte, el profesor todavía no llegaba. Dio un gran suspiro y entro al salón.

— ¡Hey, Bro! — Llegó a su lado un pelirojo teñido. — ¿Por qué tan tarde? — Dijo pasando su brazo por encima de los hombros del Rubio.

— ¿Tengo que darte una explicación? — Pregunto en respuesta, haciendo que el contrario haga una mala cara.

— Pensé que no ibas a llegar, eso es todo. — Comento separándose de Bakugou.

— ¡Yo también pensé eso, que bien que si viniste! — Se acercó un rubio con una sonrisa enorme. — Porque sino, ¿Quién me iba a pasar la tarea? Que por cierto, ahora por tu culpa no entregué las tareas de esta semana. — Dijo desganado

— ¿Mi culpa? Eso fue tu culpa por no hacer tareas imbecil. — Reprochó con enojo.

— Oh, vamos Bakugou, ¿Crees que voy a desperdiciar mi belleza a hacer tareas? — Río por su comentario y el mencionado solo rodó los ojos y se acercó a su puesto.

obsesión - dekubakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora