-me sorprendió que nuestros caminos se crucen, tal vez sea coincidencia.
La santa mantuvo su sonrisa amable aunque apretó un poco contra sus senos a su hija quien jugaba con la partes de arriba del vestido de su madre.
-o tal vez sea el destino -bromeó ella haciendo reír al Lord de cabello azabache y ojos ónix.
Ambos se habían cruzado en el extenso jardín de la finca Alfierce, ese día soleado Ariana decidió salir con su hija para que se empiece a acostumbrar al exterior.
El vizconde la miro atento, ese día su largo cabello estaba recogido, su vestimenta era sencilla y algo primaveral para la estación en que estaban. Aunque el color dorado parecía avivar el aura llamativa de la santa.
-le gustaría pasear con nosotras? -su pregunta lo dejó desconcertado hasta que volvió que sonreír y asintió.
La oji verde le sonrió amable aunque seguía mirando con cautela al mayor, quien caminaba a su lado observando de vez en cuando a madre e hija.
La bebé no lo miraba solo se centraba en "hablar" con su madre o llamar su atención.Ante la pequeña imperial no había otra persona más interesante que su madre.
En el recorrido ninguno habló solo se escuchaba el balbuceo de la pequeña oji azul que ahora estaba enterrando su rostro en el nacimiento de los senos de la santa. Quien sonreía con ternura al verla tan tranquila y alegré.
-parece que la ama demasiado -alzó su mirada para ver al peli azabache, en momentos así le frustraba ser de tan pequeña estatura.
A la santa le faltaban algunos centímetros más para llegarle a los hombros del vizconde.
-en estos días que las he visto juntas, puedo afirmar que los rumores son ciertos, ambas forman la más maravillosa y celestial imagen del perfecto amor de una madre a su hija y el puro amor de una bebé a su guardiana -el mayor le sonrió con suavidad mientras la oji verde sintió sus mejillas calentarse y cerró sus ojos sonriendo sin poder evitarlo.
No había dudas de que ese joven había encontrado su punto débil, halagar su amor por su bebé y a su hija claramente.
-me siento halagada por sus palabras Lord -le sonrió con suavidad haciendo que se sorprenda por unos segundos pero le siguió sonriendo amable -desde que Jenny llegó a mi vida todo ha sido diferente, es como si mi mundo hubiera sido decorado con tantos colores que me provocan miles de emociones a la vez y que no puedo controlar en algunas ocasiones -esta vez bajo su mirada a su bebé que estaba babeando su piel y jugaba con su vestido hasta que la miro y sonrió balbuceando.
Ariana la miro con dulzura y amor sacando un pañuelo del bolsillo de su falda para limpiar su piel y la boca de su bebé, luego acarició la mejilla de Jeanette quien agarró su dedo y lo apretó haciéndola reír.
El vizconde las miro atento notando que la magia negra de la bebé no afectaba en lo más mínimo a la santa.
Ella la amaba con sinceridad y no porque sea hechizada por su magia maldita de encanto.
Miro hacia otro lado al darse cuenta que estaba apreciando más de lo normal la sonrisa de ambas.
La dejaría en paz por un tiempo pero la santa tenía que desaparecer de su camino. Él podría contra cualquier tipo de magia pero jamás contra alguien divino.
No era tan estúpido como para tentar su suerte con los dioses, aunque de cualquier forma lo haría ya que la hija de los dioses tenía en sus delicadas manos a su creación maldita.
-Lord -miro al costado encontrándose con un par de gemas esmeralda que lo miraban con curiosidad hasta que sonrió -no le importa conversar un poco más conmigo?.
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𝐋𝐚 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐢𝐦𝐩𝐞𝐫𝐢𝐚𝐥.² ⁽ᴾᵃᵘˢᵃᵈᵃ⁾.
Fanfiction𝐄𝐧 𝐬𝐮 𝐢𝐧𝐟𝐚𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐬𝐮 𝐟𝐚𝐦𝐢𝐥𝐢𝐚 𝐬𝐞 𝐝𝐞𝐬𝐡𝐢𝐳𝐨 𝐝𝐞 𝐞𝐥𝐥𝐚, 𝐩𝐞𝐫𝐝𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐚𝐜𝐭𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐞𝐥𝐥𝐨𝐬, 𝐡𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐚𝐬𝐚 𝐞𝐥 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 𝐲 𝐬𝐞 𝐞𝐧𝐭𝐞𝐫𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐮 𝐭𝐞𝐫𝐜𝐞𝐫 𝐡𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐚 𝐦𝐚𝐲...