Fiveya: De todo un poco

18. Hogar

Tras descubrir la destrucción que podrían causar sus poderes, Vanya decide que lo mejor que puede hacer es irse sin mirar atrás.

No puede ver a sus hermanos sin sentirse culpable. Cada que lo hace, una parte muy dentro de sí, le pide que acabe con ellos y con eso finalmente se deshará de todo su sufrimiento.

Pero si quiere desaparecer, debe huir antes de que siquiera sus hermanos empiecen a buscarla. Así que empaca sus pertenencias más preciadas, para después ir a la central de autobuses y comprar el boleto que la llevara al destino más lejos posible.

Por su parte, Cinco solo pensaba. Quería odiarla, ella había causado el apocalipsis en el que estuvo encerrado tango tiempo, pero no podía hacerlo; simplemente no podía, porque entendía que ella se desquitara de esa manera.

No podía odiar a Vanya, ella jamás mereció ese trato por parte de sus hermanos y aun así lo soporto durante años. Era necesario que llegara un momento en que todas sus emociones explotarán.

Sin dudarlo ni un segundo más, se teletransportó. Llegó al apartamento de Vanya, este se veía igual que todos esos otros días que había ido, pero sentía algo raro en el ambiente.

¡Vanya! -empezó a llamarla, sin recibir respuesta alguna- ¡Vanya! ¿Donde estas?

Cinco empezó a caminar por toda la pequeña sala de estar, faltaban muchas cosas en el apartamento, pero eso ya no importaba... primero debia encontrarla a ella.

Inspeccionando el lugar, en busca de alguna pista, se acerco al refrigerador notando una hoja blanca sostenida con un pequeño imán. Sin dudarlo, Cinco tomó la nota y empezó a leer.

"Hola Cinco, siento tener que hacer las cosas de esta manera, pero no puedo soportarlo por mucho más.