Capitulo 5 Despedidas

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Aquel hombre demacrado que lo miraba fijamente y con tristeza era Katsuya. Cerró sus ojos sin creerlo y cuando los volvió a abrir, seguía allí, estoico, como una estatua de mármol.

Sus ojos se cruzaron, un poderoso color turquesa subyugaba a esa ambarina que había perdido brillo.

Giró cuando escuchó la voz de Mikoto que lo llamaba y cuando volvió a revisar al rubio, ya no estaba allí.

Se sintió tentado a salir y perseguirlo, pero no podía, él era Seto Kaiba y debía cumplir con su estatus. No iba a lanzar todo a la borda por Katsuya.

Cuando en horas de la madrugada llegó a la mansión, los empleados lo alertaron del estado colérico de Mokuba. El menor había roto muchas cosas de la mansión y se había encerrado con una botella de licor en su cuarto.

Este hecho preocupó de sobremanera a Kaiba quién sin dudar, entró sin permiso a la alcoba. Entre la penumbra no pudo divisar a su hermano, pero el olor a alcohol era indiscutible.

– Mokuba.... – llamó con sigilo.

– Vete Seto, no quiero verte... – susurró con la voz rasposa.

– ¿Qué te pasa?, ¿por qué estás bebiendo?

– ¿Lo viste, verdad? – exclamó– ¿Jonouchi estuvo en la fiesta de compromiso?

– Si... – respondió con sigilo el otro.

– ¿Por qué no detuviste el maldito compromiso?, ¿ por qué no fuiste tras él? – gritaba enojado.

– No entiendo cuál es el maldito apego que tienes con ese perro, incluso, lo estimas más que a mí. ¡Soy tu hermano Mokuba!

– No prefiero a ninguno, los dos me importan y deben estar juntos. Seto, ustedes se aman maldita sea, ¡deja de ser tan petulante y trágate ese maldito ego de mierda que tienes!– gritando.

– A mí no me grites ni me insultes Mokuba, no te lo permito – alzando su voz– además, yo no voy a dejar todo por él, no vale la pena.

Un sollozo lastimero vino del pecho del menor, un genuino grito de dolor parecía desgarrar lo más profundo de su hermano.

- ¡¡Vete Seto!!, Vete de mi cuarto, ¡¡no quiero verte!! – gritó tirando todo.

El mayor salió anonadado y asustado, jamás había visto a su hermano en aquel estado y saber que en parte tenía culpa, lo hacía sentir muy confundido. El azabache abrazó una almohada e intentó retener sus sollozos. Era la primera vez que había tratado mal a su hermano y que sentía que lo odiaba.

Después de ir a la fiesta de compromiso, Jonouchi le había marcado y le había contado todo.

FLASH BACK

– ¿Katsuya? – contestó sorprendido el azabache.

– Si Mokuba, soy yo – dijo en un hilillo de voz.

– ¿Estás bien?, te escucho muy mal– preocupado.

– Mokuba yo... no, no estoy bien.

– ¿Es por mi hermano?

– En parte... pero, todo es mi culpa.

– ¿De qué estás hablando?

– Mokuba, por favor, no le dirás nada de esto a Kaiba.

– ¿De qué se trata?, no me asustes así.

A mis espaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora