Cold Feelings || [ Binwoo +18 ]

Capítulo 49

●❯────────｢ Caída ｣────────❮●

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Jieun llegó a la azotea aún con su vestido y chaqueta rosa encima, abrazándose a sí misma debido al frío que hacía en la azotea. Miró a los alrededores, viendo a Wonho en el borde del edificio con los brazos extendidos hacia los lados del muro.

Estaba solo, no había nadie más que él. Ambos estaban completamente solos. Se limitó a rodar los ojos cansada y comenzar a acercarse hacia él.

—Wonho, ¿qué sucede? —preguntó. Pero lo que no se esperó es que el contrario se diera media vuelta rápidamente y la golpeara en la mejilla, haciéndola caer contra el suelo.

—Tú... —su voz era áspera y ronca—. Sé tu sucio secreto maldita puta. ¿Por cuánto tiempo creíste que me lo ibas a ocultar?

Jieun comenzó a retroceder de espaldas completamente asustada y sintiendo su labio sangrar. Abrió los ojos en grande. ¿Se enteró? ¿Cómo? ¿Quién se lo había dicho? Los únicos que lo sabían eran ella misma y su amante, el cual nunca se lo diría a nadie más.

—¿L-Lo sabes? —preguntó apenas en un susurro.

—No eres más que una prostituta que se la pasa acostándose con cualquiera. ¿Qué es lo que tiene él que yo no tenga? ¿Dinero? Tengo millones ¿Amor? Nos vamos a casar ¿Atención? Te tengo los ojos puestos las 24 horas del día. ¡Así que dime mierda, qué es lo que él tiene que yo no tenga!

Wonho tomó a Jieun de los cabellos, levantándola del suelo y gritándole en la cara importándole poco que algunas gota de saliva salpicaran en esta.

—¡Sentimientos! —gritó, llorando desconsoladamente—. ¡Él tiene sentimientos, cosa que tú no! ¡Él me trata bien, como una reina, como me lo merezco, no me hace sentir una basura!

Wonho la calló de un golpe, haciéndola gemir de dolor. Los llantos de Jieun se intensificaron, y sus uñas comenzaron a arañar las manos de Wonho para que la liberara, pero este simplemente ignoró el ardor de los arañazos.

¿Cómo se atrevía a engañarlo? Él se lo daba todo. Todo lo que una mujer podría desear él se lo estaba dando en bandeja de oro prácticamente. ¿Y así le pagaba? 

—¡Me engañaste maldita zorra! —exclamó, golpeándola en el rostro fuertemente y haciendo que su cabeza se estampase contra el suelo.

La sangre comenzó a escurrir por el suelo desde la nuca de Jieun, producto del golpe anteriormente dado. El contrario parecía estar fuera de sí por completo, y lo único que podía hacer era o intentar liberarse, o morir ahí mismo. Y ella se negaba a morir.

Aún tenía muchas cosas por hacer. Quería casarse, vivir y tener un par de hijos con el amor de su vida el cual estaba esperándola en su departamento. Le había prometido volver a casa pronto, así que tenía que liberarse del contrario.