Choi SeungCheol, un chico de último año universitario, está perdidamente enamorado de Lee JiHoon, alguien que pertenece al grupo de pocas personas que lucen indiferentes frente a su presencia y, antes de graduarse, Choi intentará llamar su atención...
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—Descubrí que al gran SeungCheol le gusta Yoon JeongHan, ¿Lo crees? El novio de su mejor amigo, Joshua.
Ni bien JiHoon había cruzado la puerta de su universidad, comentarios al aire como esos lo habían estado rodeando como abejas a un panal.
Y él se sentía desesperado, realmente harto.
Cada día tenía que haber una noticia nueva sobre el dichoso capitán del equipo de básquet.
Sobre el chico que ganaba medallas y diplomas por distintas actividades o competencias con otras universidades.
El gran honor de la universidad.
Destacado en ciencia, matemática, literatura, deporte.
Un futuro deportista, tal vez economista, quizás abogado, compositor, letrista.
Quién sabe, hasta posible presidente lo consideraban.
Y sí, probablemente parezca exagerado pero si vieran a aquel chico de último año, cabello azabache, ojos grandes y expresivos con largas pestañas bordeándolos, labios rojizos, perfil perfecto, altura perfecta, voz perfecta. Se darían cuenta de que no es mentira.
Todo en Choi SeungCheol gritaba perfección para las personas que estaban ahí, no había estudiante que no conozca el nombre del tan reconocido ejemplo de persona que estudiaba en Art Diamond.
Y, hablando del rey de la universidad, en ese mismo momento, él cruzaba la puerta entre risas mientras conversaba con sus contemporáneos y amigos.
Yoon JeongHan y Hong JiSoo.
Al ya no escuchar comentarios altos, el peli-rosa alzó la mirada de sus zapatillas blancas con pequeños lunares celestes para encontrarse con el chico que tanto rondaba en su mente.
Al chico que tanto quería tirar de un edificio.
En su mente, claro está.
Las reverencias no se hicieron esperar hacia el hijo del director, porque sí, Choi SeungCheol también era el hijo del director.
Aunque eso no afectaba en sus valores, pues él es una persona tierna, es alguien atento, amable y dulce.
Y, tal vez, esa es la razón por la que nadie lo odia.
Aunque está el grupito de personas que no les importa entablar algún tipo de conversación con él, ahí pertenece Lee JiHoon.
Quien, en este momento, está parado frente al gran SeungCheol, pero no porque haya querido, sino porque el mayor vino hacia él.
—Hola, JiHoonie —saludó sonriente el mayor observando al bajito que permanecía inmóvil en su sitio.
¿Desde cuándo ellos se hablan con tal confianza?
—JiHoonie ¿Te encuentras bien? —el toque que el mencionado recibió en su hombro le hizo darse cuenta que no era producto de su imaginación— Te quería invitar a comer con nosotros en la hora del receso, que vayamos todos a la cafetería.
