Este día, como muchos otros más, no escuchó su alarma. Se despertó 40 minutos tarde solo porque el sol ya se colaba por la ventana. Asustada y sin siquiera ver la hora exacta, se levantó a tropezones y corrió por su laptop. Entró a su clase, pero ya estaba por terminar y prefirió no interrumpir y darle una excusa tonta a su maestra de por qué no estuvo presente. La excusa de siempre era que su conexión a internet falló, pero la estaba usando mucho últimamente, y temía usarla demasiado al punto que sus profesores ya no la creyeran.

Diez minutos de descanso hasta que su próxima clase comenzara. Se levantó de la silla del escritorio con un poco más de cuidado, pues al haberse levantado tan rápido de cama se había mareado. Fue al baño, se cepilló los dientes y enjuagó su cara, quedándose absorta viendo su reflejo por unos segundos, tal vez minutos. Las grandes y oscuras ojeras se marcaban cada día más bajo sus ojos verdes, sus pómulos y alrededor de sus ojos estaba rojo, toda su cara levemente hinchada y su pelo hecho un desastre luego de haber pasado horas dándose vueltas en la cama, sin poder conseguir una gota de sueño.

Volvió a su escritorio y empujó un poco sus libros y lápices, ya que el día anterior había comenzado a hacer una tarea, pero no la terminó y tampoco ordenó antes de irse. Hacía días que no organizaba debidamente su espacio, su escritorio y su dormitorio. Tal vez ya eran semanas... o meses. Había perdido la correcta noción del tiempo.

Tuvo otras 4 horas de clase en las que no había podido poner ni un poco de atención. No había tenido distracciones como su celular o sus dibujos, simplemente se había quedado viendo la pantalla por largos minutos, sin poder comprender una palabra de lo que decían sus profesores, luego se desviaba y miraba la pared por otros largos minutos, hasta que su siguiente clase comenzaba y repetía esto.

Era casi la una de la tarde cuando por fin terminó clases, y apenas ahí se dio cuenta de que no había comido nada, y el hambre comenzó a hacerse presente. Bajó al primer piso, a la cocina. Se quedó unos segundos en la entrada de esta, pensando si realmente debería comer algo. Caminó al refrigerador y lo abrió, encontrándose con varias cosas que podría prepararse y comer: un poco del arroz y carne del día anterior, huevos, pan, un tomate y una cebolla por la mitad, un poco de fruta que comenzaba a pintarse marrón. Nada le llamó la atención, en su lugar le provocaron asco y más mareos. Su estómago y garganta se cerraron, y su estómago se contrajo en un vacío, su pecho dolió y le costó un poco seguir respirando. Cerró el refrigerador y se sentó en la silla más cercana que tenía del pequeño comedor. Se dejó caer con una exhalación temblorosa, tratando de contener las lágrimas que ya le hacían arder los ojos y recordando los ejercicios de respiración que siempre le repetían para calmar su acelerado corazón y el dolor de su pecho. Los ejercicios nunca servían, pero nadie escuchaba cuando ella les decía eso y simplemente le gritaban que siguiera haciéndolos, así que ella seguía los haciendo, sin obtener muchos resultados.

Volteó la cabeza para ver la hora marcada en el microondas, obteniendo un pequeño mareo y dolor de cabeza a cambio. Ya eran las dos de la tarde. Había pasado demasiado tiempo tratando de calmarse, y seguía sin sentirse bien. Supuso que sí debía comer algo, aunque no quisiera, así que simplemente se sirvió un vaso de agua fría y un pedazo de pan solo y volvió a subir las escaleras, cuidando no hacerlo muy rápido o se podría volver a marear.

Volvió al escritorio y empujó un poco más todas las cosas para poder acomodar su computadora y su vaso de agua frente a ella. Tomó un poco y se puso a revisar si algún maestro había dejado tareas, pero al parecer nada, aún. No sabía si habían explicado algo importante durante clases, o dado algún aviso, tal vez. No recordaba nada de lo que dijeron o vieron ese día. Tampoco tenía amigos como para preguntarles.

Decidió seguir con su tarea del día anterior, pero con solo verla se desmoronó. Comenzó a llorar silenciosamente, pues sus padres estaban en la habitación contigua y las paredes eran especialmente delgadas. Las lágrimas comenzaron a salir con fluidez, una tras la otra, sin emitir un solo sonido, excepto cuando intentaba respirar por la nariz, pero esta ya estaba tapada y emitía un ligero sonido. Después de unos momentos consiguió dejar de sacar lágrimas, aunque seguía sin respirar bien y su cuerpo daba espasmos al estar conteniendo cualquier posible sonido que le indicara a su familia que estaba llorando. Su cabeza dolió muchísimo más cuando se calmó, y empezó a ver un poco borroso, y eso no era por las lágrimas. Tomó el resto del vaso de agua en un solo trago, y decidió tomarse un pequeño descanso para despejarse. Tomó su celular y revisó si tenía algún mensaje sin leer. Nada. Nadie le había hablado, llevaba semanas sin hablar con nadie. Revisó sus redes sociales, solo para terminar sintiéndose peor al ver a todos sus amigos compartiendo fotos con sus parejas, dedicándoles bellos mensajes de amor; verlos compartiendo fotos en compañía de todos sus amigos, saliendo, viéndose, divirtiéndose. Ella tenía casi un año sin ver a sus amigas, poco más de un mes sin hablar con ninguna de ellas. Decidió ponerse a leer, pero el libro tampoco la hizo sentir mejor, pues era uno romántico, donde los personajes cumplen sus sueños, se enamoran y son felices. Su vida no era así. Constantemente se encontraba a sí misma repitiendo entre susurros "la vida no es como los libros, la vida no es como los libros...", mientras se hacía un ovillo en su cama, tratando de calmar las lágrimas y la presión en su pecho.

Pasaron otras dos horas sin que ella se diera cuenta y sin que se sintiera un poco mejor. El olor a comida le llegó y su estómago rugió, reclamándole el no haber comido nada en todo el día. Pero no era su culpa, su familia no tenía ninguna actividad por la mañana, así que almorzaban a mediodía y comían a las 4. Ella era la única que se debía despertar a las siete de la mañana.

Cerró su laptop y bajó las escaleras con su vaso en una mano y el celular en la otra. Antes de llegar a la entrada de la cocina, se detuvo y se forzó a sonreír, la misma falsa sonrisa que ponía todos los días, la misma que su familia y todos ya estaban tan acostumbrados a ver que lo creían. Al entrar, su madre la vio y le sonrió de vuelta, urgiéndole a sentarse para que pudiera comer ahora que todo estaba caliente. El fuerte olor a comida y especias, la luz brillante de la cocina y la ventana, las voces de sus hermanos y padres en una fluida conversación le hicieron doler aún más la cabeza, la marearon aún más y su garganta volvió a cerrarse. Su madre dejó frente a ella un plato con demasiada comida, siendo sorprendida por eso, pues ella misma había buscado en el refrigerador horas antes y no le pareció ver nada útil, mucho menos algo para cocinar todo lo que ahora tenia enfrente. Era demasiado y olía mucho que su garganta volvió a cerrarse en un doloroso vacío, pero simplemente le sonrió a su madre y comenzó a meter comida en su boca, concentrándose en masticar y pasar todo rápido, en no darle tiempo a su cuerpo para que rechazara eso. Terminó todo su plato un poco después que el resto de su familia. Se levantó y lavó su plato y vaso, se volvió a servir agua fría y se disculpó con su familia, quienes seguían conversando en la mesa, diciendo que tenía tareas pendientes y que debía estudiar. Tal vez era cierto, tal vez sí tenía tareas pendientes y tal vez sí debía ponerse a estudiar, pero no lo sabía. No sabía exactamente qué tareas o qué debía estudiar, y no tenía las fuerzas ni las ganas como para ponerse a investigar.

Se sentó frente a su computadora de nuevo, conectando sus audífonos y reproduciendo su playlist favorita. No tenía ganas de hacer nada, solo quería quedarse ahí, recostada sobre el escritorio, con sus audífonos y su música a todo volumen por el resto de la eternidad. No lo pensó, solo actuó por instinto, y se estiró para alcanzar su libreta de dibujo, un lapicero y un borrador. Se puso a hacer líneas sin forma aparente sobre la hoja, y le fue añadiendo más, y más, hasta terminar formando el rostro distorsionado de alguien (que no sabía quién, exactamente), unas manos con largas uñas tratando de tomarlo y unas manchas en todo el rostro, que tampoco sabía exactamente qué se suponía eran estas. Se quedó perdida viendo su dibujo, igual de oscuro que el resto de sus dibujos, y se relajó por primera vez en el día, aunque fuera solo un poco. Comenzó a cantar la letra de las canciones que se reproducían en sus audífonos, soltando una que otra lágrima, de nuevo. Volteó a ver la hora en su computadora: diez y veinte de la noche. Suspiró, sabiendo que había perdido otro día, y se levantó con camino a darse un baño. Cuando salió, se dirigió al cuarto de su hermana, pues el suyo aún no tenía aire acondicionado y los días eran demasiado calurosos como para dormir solo con un ventilador. Al entrar, su hermana volvió a quejarse de ella, diciéndole que estaba harta de que invadiera su espacio, que ya no la quería en su habitación. Ella solo la ignoró, como todos los días, y se recostó en la cama, abrazándose de la almohada.

Cuando su hermana apagó las luces, las lágrimas volvieron a salir. Se obligó a calmarse de inmediato, sin importar las enormes ganas que tenía de gritar, de llorar, de gritarle a su hermana que ella tampoco quería estar ahí, de gritarle a sus padres que no era feliz, de gritarle a su hermano que recordaba perfectamente cómo, cuando ella era solo una niña, la había tocado; las ganas que tenía de gritarles a sus amigas lo horribles personas que son, pues nunca la apoyaron y nunca la quisieron de verdad, solo la usaban para burlarse de ella; las ganas que tenía de cumplir sus sueños, de hacer realmente lo que a ella le gustaba y en lo que era buena, pero nadie creía en ella, nadie la apoyaba y nadie la escuchaba.

Suspiró por última vez, sabiendo que estaría despierta, a merced de su conciencia y su culpa, por unas horas más antes de poder dormir. Sabiendo que el día siguiente sería exactamente igual.

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- 19/09/2021 -

midnight thoughtsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora