Capítulo V

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El año académico había llegado a su fin. Los exámenes, trabajos prácticos y prácticas deportivas se habían acabado y todo el mundo había vuelto a sus hogares. Sin embargo, no todo estaba concluido. No lo estaba el castigo al que fueron sometidos los cabecillas de la fraternidad Rho Gamma Zeta, que continuaría en cuanto las clases se retomaran, así como tampoco los rumores pasados.

Y se podría decir que fue un milagro que los cinco pudieran conservar sus puestos en la fraternidad, pero en realidad eso sólo se debió a la insistencia de absolutamente todos los miembros de la fraternidad (una lealtad que sólo un antiguo líder de esa misma fraternidad, Peter Hale, había conseguido tener) y, desconcertantemente, el pedido formal del líder de la fraternidad Iota Alpha Chi. Todos ellos aseveraron convencidos que todos los logros que la fraternidad había conseguido habían sido gracias a sus líderes, independientemente del problema personal en el que se habían visto envueltos los últimos meses.

El "grupito de matones" de Gabe nunca gozó realmente del aprecio de la mayoría de los profesores, del plantel administrativo y de los directivos, por lo que todo el apoyo que recibieron le hizo sentir a Jackson que no estaban haciendo las cosas tan mal después de todo. Los gemelos y Garrett se encontraban convencidos de que todo el desmadre de las tutorías secretas bien había valido la pena y aseguraban volverlo a hacer si pudiesen elegir cambiar el pasado. No obstante, por alguna razón que ninguno de los cuatro podía entender, el menor de los Hale pensaba totalmente lo opuesto.

Las vacaciones no le habían sentado nada bien a Gabe. Regresar a casa se había sentido una verdadera tortura, teniendo que aguantar las miradas constantes de toda su familia, los reproches y castigos de su madre ("limpia el granero y tu cuarto", "arregla esto", "lava los autos"...), los intentos de plática de sinceramiento y consejos amorosos por parte de su tío Peter, las indirectas de su prima Allison cuando sus padres no estaban cerca (quienes la mandaban a callar o la castigaban si la descubrían), las reuniones de manada casi diarias a las que lo sometía todo el clan...

Volver a casa no fue agradable. El aire parecía volverse irrespirable por momentos, la parte racional de su cerebro (porque sí, incluso él contaba con ese lado) le reprochaba todo el tiempo todas las decisiones que había tomado durante los últimos dos años y la rabia descontrolada lo asaltaba no menos de tres veces por día. Y todas las emociones que había experimentado desde que los Martin-Holloway habían llegado a su vida y los recuerdos alrededor de ellos martillaban su corazón.

Todo había comenzado con Lydia. Si nunca la hubiesen cruzado en su camino, si Jackson no la hubiese vuelto a encontrar en la universidad y no la hubiese introducido a su grupo, Aiden y ella nunca hubiesen comenzado a salir. Así tampoco habría conocido a Nolan ni mucho menos a Liam, a quien se había acercado sólo por ser amigo del pecoso. Porque la única razón que había llevado a Gabe a entablar una relación con el rubio fue perderse en los ojos de Nolan la primera vez que lo vio, lo que le dio un vuelco completo a su sistema.

Y por una razón que no podía comprender, su maldito cerebro le gritó acercarse a Liam para olvidarse de Nolan y así destruir toda posibilidad de caer ante la sonrisa del pecoso, sus hermosos ojos, la mirada inocente, su semblante tierno y todas esas expresiones enternecedoras que siempre ponía cuando estaba emocionado por algo. No obstante, la decisión de salir con Liam sólo había conseguido que cayera más profundo por Nolan. Y entonces, Lydia rompió con Aiden y rompió su corazón. Y no importaba los esfuerzos que habían hecho los cuatro (y sus familias también), el gemelo nunca se recuperó de ello.

Gabe no quería pasar por lo mismo que su amigo, pero al final todos sus actos lo habían llevado a estar dolido y había lastimado terriblemente a Nolan. Se preguntó a cada rato cómo estaría el muchacho y si habría conseguido recuperar la relación con sus amigos y su familia. No quería reconocerlo, pero sabía que lo había lastimado como Lydia hiciese con su amigo y sabía no había nada en este mundo que pudiese reparar todo el desmadre que había causado por su imprudencia y rebeldía.

Reglas para una tutoría secretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora