Capitulo 4- El erudito y la automemories-doll

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Para su yo joven, esa persona era su mundo entero. Él nunca hubiera pensado que ella se iría algún día. Si ella no estaba allí desde el principio, al menos, ella era su protectora desde el momento en que nació hasta que se dio cuenta de las cosas que lo rodeaban. Ella lo encontraba cada vez que escapaba llorando y lo elogiaba cada vez que hacía algo bueno. Si él extendiera su mano, ella incluso lo abrazaría. Ella era una gran existencia, mejor que él en todo.

Pensó que eso era lo que se suponía que era un padre.

Toma mi mano. De lo contrario, no puedo caminar. Mírame. No puedo vivir sin que me cuides. No vayas a ningún lado. Esta es tu responsabilidad.

Los que eran lo suficientemente malvados como para engañar a esa persona y alejarla de su vida cotidiana eran para él criminales que debían ser juzgados, demonios que habían destruido su mundo. Incluso tener tales intenciones impías era un pecado en sí mismo.

Después de haber dejado de contemplar la puerta que no hacía el ruido de alguien que volvía a casa sin importar cuánto tiempo pasara, llegó a despreciar todo lo que lo había llevado a derrumbarse. Nunca sería engañado, mintiéndose a sí mismo que estaba bien con eso. No confiaría en nadie, siempre incompatible con los demás. Y nunca se derrumbaría. Tal era la indignación contra su antiguo yo, que había llorado mientras miraba la puerta.

Él creía que ser ese tipo de persona era aceptable.

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Eustitia era una ciudad conocida como la capital de la astronomía. Estaba ubicada en una cordillera de baja inclinación. Sus habitantes, que viven a unos 1.500 metros sobre el nivel del mar, eran observadores encantados por las estrellas del cielo nocturno. El centro de Eustitia, construido en un hueco en la montaña, era su Observatorio, construcciones de piedra densamente congregadas a su alrededor.

La única forma de llegar a la ciudad que prácticamente brotaba de la extensa tierra era tomar un tren hasta la base de las montañas y abordar un teleférico que crujía con fuerza al elevarse. A diferencia de la mayoría de las metrópolis de varios cientos de kilómetros resplandecientes de luces de neón, era un mundo bajo un cielo no contaminado por colores producidos por humanos, envuelto en un velo negro azabache natural.

Por un lado, fue llamada la "capital de la astronomía" debido a su superioridad en la observación astronómica, pero también podría decirse que la característica más notable de la ciudad es que era el hogar de uno de los principales institutos de investigación astronómica del mundo. Dicho instituto llevaba el nombre de un rey de la navegación marítima que había logrado apoderarse de enormes cantidades de riqueza durante su vida, Shahar. Los observatorios que se habían erigido en muchos lugares bajo la influencia de los pasatiempos del fallecido Shahar todavía existían, cortesía del sustento continuo de su grupo familiar.

El Instituto de Investigación del Observatorio Astronómico de Shahar realizaba una gran variedad de actividades, como descubrir nuevas estrellas, investigar todo lo relacionado con la astronomía y fabricar telescopios. Ahora, en cuanto a lo que se hacía en la oficina central de Shahar en Eustitia, su personal manejaba libros sobre todas las estrellas conocidas, recolectadas de todo el mundo. Habiéndose establecido como el anexo de los observatorios astronómicos, dicha sede salvaguardaba una gigantesca biblioteca que podía hacer que los adictos a los libros salivaran y se desmayaran con solo echar un vistazo. Por supuesto, cada uno de sus libros trata sobre estrellas y mitos relacionados con ellas. Pero aun así, la cantidad de obras que poseía era abrumadora.

En la sala del atrio, unas escaleras de caracol de hierro negro que parecían eternas servían como puentes entre cada piso, mientras que un candelabro de oro hecho a medida que formaba la imagen de una estrella descendía desde el techo. No se podía apreciar el espacio más pequeño entre los libros colocados en los estantes. Muchos escritorios y sillas se podían encontrar diseminados por el lugar, pero los sofás eran más numerosos. Desde lujosos cubiertos de tela hasta adorables con patas de gato, los sofás de diferentes formas y calidades eran el apoyo de los investigadores.

Violet Evergarden- Volumen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora