Prologo

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"—¿Oíste?, el Príncipe Bakugō quiere casarse —"

Prólogo
N

—Dale T/N, tampoco está tan difícil, solamente tienes que decirme que punto en la mira tienes fijado, y ya —exclamó el rubio

—Lo siento Neito, no sé me permite divulgar mis objetivos a ciertas personas... —le respondiste

La cara de necesidad de Monoma por saber tus fijaciones, iba incrementando.

El rubio alto de ojos azules, o más bien comparado con un ángel, podría ser un poco insistente, para nada bochornoso e irritante, tan solo se preocupaba por lo que hacía su hermana menor durante el entrenamiento.

—Somos familia —el paso su brazo por tu hombro—Confía.

—Exactamente por eso —repetiste tu negación

—Bueno, no insisto, pero tienes que saber que no podré ayudarte esta vez —recalcó con seguridad.

Tus pensamientos se hicieron predecibles, al igual que las acciones de tu hermano en la noche. Obviamente eso era mentira, obviamente si tu gritabas el correría a salvarte, Monoma podía ser muchas cosas malas, pero contigo, podría ser un papá protector nivel uno, el que no tenían. El que te hacía falta.

—Ok, estaré esperándote al terminar —le dijiste, sacando su mano de tu hombro.

—Claro, ¿dónde estarás? —pregunto

—En la entrada de la academia, supongo que regresaras un poco tarde —lo miraste a los ojos

—Si claro, ahí te veo —el se despidió con un beso en tu mejilla para poder continuar con su camino directo al campo de entrenamiento.

Lo viste irse siguiéndolo con la mirada totalmente expectante, aún no creías la manera en la que tu hermano te trataba con tanto cariño, siendo una mierda de persona con los demás.

Pero no te detuviste a pensarlo mucho, y solamente te dirigiste a tu habitación, que se encontraba en el próximo edificio.

Los pétalos de flor inundaban el piso del campus de toda la academia, el viento acariciaba tu entrepierna y se entremezclaba con el olor de tu perfume dejándose llevar en una corriente suave hacia otros lados para que la gente pudiera disfrutar del hermoso aroma que emanaba tu piel desnuda. La luna se estaba poniendo, y con ella incrementaba un miedo punzante en tu estómago.

Te mostrabas serena, obvio tenias que hacerlo para no preocupar a nadie, porque lo menos que querías causar era inseguridad en los demás, eras la mejor de tu clase, la más madura, la mejor, casi la líder si no fuera por Iida que se encontraba encabezado siendo el presidente de la clase. Pero todo apuntaba a que en la noche te moriría de miedo.

—¡T/N! —

Oíste una voz cercana a ti.

Sostuviste una manga de tu bolso con un poco de fuerza para serenar tus piernas y controlar tu respiración, y le dedicaste una humilde sonrisa al ángel de tu clase.

—Izuku. —le dijiste

—Si, hola —te respondió—Te vi caminando por ahí, ¿en que pensabas?

𝘉𝘢𝘬𝘶𝘨𝘰̄ 𝘒𝘢𝘵𝘴𝘶𝘬𝘪 | 𝑴𝒊𝒏𝒆, 𝑭𝒐𝒓𝒆𝒗𝒆𝒓 𝒎𝒊𝒏𝒆 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora