Naturalmente, los sábados a la noche, a la gente le gusta salir a divertirse con sus amigos. Los bares explotan y los camareros se preguntan en qué momento se les ocurrió que ese trabajo es una buena idea.
Pero a mí nunca me ha gustado estar entre tantas personas. Me siento más cómoda en la soledad de mi sofá, con la única compañía de Percy, comiendo pizza grasosa y barata del restaurante de enfrente de casa.
Así que ese es mi plan el día de hoy. Me despojo de mis zapatillas y de mi vestido, coloco comida en el plato de Percy y pongo un canal al azar en la tv sólo para que el ruido llene el vacío del silencio.
No me malinterpreten; me encanta la calma de mi departamento, pero a veces puede llegar a ser deprimente.
Sin embargo, termino enganchándome con la novela mexicana que están pasando.
En ella, una mujer acaba de descubrir que su marido le es infiel.
—¡¿Cómo te atreves?! ¡En mi propia casa! —le grita la mujer, que descubrí hace un instante que se llama Lorena.
—¡Eso, Lore! ¡Dale con la silla!
Percy me mira como si estuviera loca. Probablemente tenga razón.
—¿Engañarme... con mi hija? —continúa la protagonista.
Ok, mucha televisión por hoy.
Cambio el programa al de música, donde pasan una canción de reggaeton que está de moda y todo el mundo ama.
Es odiosa.
Dos minutos después, estoy cantándola a todo pulmón mientras busco el teléfono para pedir la pizza. Tengo un serio problema con dejarlo tirado en cualquier lado.
Y lo encuentro recién cuando comienza a sonar entre los almohadones del sofá. Los aparto de un manotazo y veo que la pantalla está iluminada con el nombre de "Asia" en medio.
No atiendas.
—¿Hola? —digo al atender.
—¡Hermanita! Vamos a salir. Te paso a buscar en diez minutos. —Es África la que habla del otro lado de la línea.
¡Yo te advertí!
Y corta, la desgraciada. Sé que incluso si me hubiera dejado responder, no hubiese aceptado un "no" por respuesta.
Asia es mi hermana mayor. Una pelirroja despampanante llena de curvas y una sonrisa de dientes parejos. La hegemonía en persona.
Por si fuera poco, está estudiando medicina y eso a mis padres les encanta.
Crecer a su lado fue una tarea difícil. Ella era la perfección personificada; las notas perfectas, el novio perfecto, la voz perfecta, el cuerpo perfecto, la carrera perfecta... Los chicos siempre se acercaban a mí para que le hablara a Asia sobre ellos.
Muchas veces, había algunos que se interesaban en mí hasta que veían a cualquiera de mis hermanas y se les olvidaba mi existencia. Así que renuncié al romance hace mucho tiempo.
Mis padres tampoco hacen las cosas fáciles. Desde que tengo memoria, todo lo que recibo son comparaciones o exigencias. Y claro. Si la primera hija es maravillosa, van a esperar que la segunda también lo sea. Qué decepción se llevaron cuando descubrieron que no fue así y que jamás lo será.
La diferencia está en que yo no salí como Asia, pero África, mi hermana menor, sí.
Cumplió los 18 hace poco. Sin embargo parece rondar los 21, y hombres mayores me vivían preguntando por ella. Ahora también, pero es mayor de edad, así que es diferente.
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Sobre el amor y otros clichés (‹‹Serie Lennox 1››)
Любовные романыA excepción de sus personajes literarios favoritos, América jamás se ha enamorado realmente de nadie. A excepción de su trabajo, Malcolm jamás ha tenido tiempo para nada. ¿Qué pasará cuando estos dos mundos colisionen? Primer libro de la serie Len...