Una buena idea

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Disclaimer: Black Clover y sus personajes pertenecen a Yūki Tabata.

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No era una buena idea. Gauche sabía que aquello no era una buena idea. Para nada. Pero no tenía otra salida porque no sabía cómo abordar aquella situación a la que debía enfrentarse con inmediatez absoluta. No quería posponerlo ni un segundo más.

Miró al frente. Asta, Finral y Gordon lo observaban con curiosidad expectante. Los analizó. Un enano gritón, un mujeriego luchando contra su maldición y una persona cuya sonrisa daba pavor y que hasta hacía poco tiempo solo hablaba susurrando le iban a dar consejos sobre uno de los momentos más importantes de su vida. Genial.

Suspiró. Llevaban en silencio un par de minutos, pero es que no sabía bien tampoco cómo abordar la situación. Finral carraspeó entonces, intentando cortar la tensión de la situación, y se dispuso a hablar.

—Bueno... Entonces... ¿estamos aquí por un motivo concreto?

—Sí —admitió Gauche, pero después se quedó otra vez callado, haciendo que sus compañeros suspiraran con cansancio.

Sabían bien que el chico no era demasiado bueno hablando de su vida privada, pero él mismo había sido el que les había dicho que necesitaba un consejo. ¿Por qué ahora no soltaba ni una palabra? Finral pensó, en un principio, que era porque estaría avergonzado por querer afrontar un tema íntimo, pero después llegó a la conclusión de que no. Era Gauche de quien se trataba después de todo.

—¿Y cuál es ese motivo, Gauche-senpai? —dijo Asta con curiosidad. En todos los años en los que llevaba conociéndolo, jamás le había pedido consejo a ningún chico y mucho menos a él.

—Quiero decirle a Grey que me gusta, pero no sé cómo hacerlo.

Asta y Finral compusieron una cara de asombro absolutos mientras que Gordon no reaccionó.

—¡¿Que te gusta Grey?! ¡¿A ti?! —exclamó Finral con la voz deformada por la sorpresa.

—Sí, ¿qué hay de malo en eso?

—No, nada...

Finral se rio de forma incómoda. La mirada que Gauche le había dedicado había sido terrorífica, pero es que no había podido ocultar su reacción. ¿A Gauche le gustaba alguien? ¿Eso era siquiera posible?

—¡Oh, Gauche-senpai, tienes que pedirle que se case contigo! —gritó Asta mientras se ponía de pie y miraba hacia el techo de la habitación, como haciendo un gesto heroico.

—Es mejor que le regales flores. A las mujeres les encantan. Es un regalo que no tiene margen de error.

Gauche se golpeó la frente con hastío. ¿En qué momento había pensado que esa panda de imbéciles serviría para darle consejos amorosos? Si pensaba bien, los demás integrantes masculinos de la orden no eran ni siquiera una opción real, pero es que estos tampoco es que valieran mucho la pena para estos temas.

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