Capitulo 5

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Atravesé muchas sorpresas y esta seria parte de mi historia.

Antes que pueda reclamar a mi hermana, se escuchó fuera de la casa el estruendo del metal, y la llamada de un hombre en nuestra puerta.

—Por órdenes de la Emperatriz Gabriela, estoy en el derecho de invadir su hospitalidad—hablo la voz de un oficial.

Antes que este pueda proceder a destruir la puerta del restaurante. Mi padre se apresuró a recibirle.

—¿Buenos días oficial, a que se le debe su grata presencia en mi humilde casa?

—¡Eso no le incumbe humilde señor! —habló este, dejando entrar a sus hombres—¡Registren todo!

Antes de que mi padre pueda detenerlo, toda la casa ya estaba totalmente invadida, hasta los más profundos lugares.

Por mi parte me encontraba con mi padre. Esperando que los oficiales se marcharan.

No era de preocupación por el momento, la señora Abel se encargó a llevar a Amelia a su hogar donde seria ocultada en el laboratorio del Señor Renaldo.

Pasaron aproximadamente diez minutos desde la invasión del restaurante y las habitaciones de arriba.

—¿Cuáles son sus identidades pueblerinos? —Se acerco el oficial en mando—¿Señor y Señora? —Al escuchar a la piel morena "Señora" le reproché con la mirada, pero aun así no dije nada.

—Aragón—respondió mi padre, confirmando nuestros votos.

—Bien familia Aragón, el pueblo se encuentra en toque de queda, abra cada semana inspecciones, así que no se sorprendan, si hay resistencia serán encerrados por su insolencia.

Quería, quería golpearle si no fuera por le agarre de mi padre.

—Eso es todo, de nada—el soldado salió tras sus hombres. Dejando el restaurante a su antigua desolación matutina.

—¿Como esta Amelia? —mi padre pregunto.

—Estará oculta con los señores Rodríguez, estará bien, eso espero—suspiré bien pero bien profundo, los problemas volvieron y de seguro no traerían nada bueno—Que haremos padre, el be-.

Me sorprendí al ver como este cortaba mis palabras con su mano.

—No estamos solos Victoria—dijo soltándome—a partir de ahora hay que ser muy cuidadosos, el Rocoto espera pronto ser alimentado y tendremos que planear como traer el Condimento.

Asentí ante las palabras incógnitas que decidió nombrar mi padre al bebe y a la flor.

—Entiendo, yo me encargo del Condimento, tendremos que pedir ayuda a la señora Abel para el Rocoto.

Mi padre asintió.

Pero a qui venia una pregunta, ¿Cuánto tiempo tendrá él bebe?

A partir de hora mi padre y yo seriamos conocidos como Aragón y ya más tardes los oficiales se enterarían que no éramos esposos. Me sentí ofendida antes ese oficial no estoy tan vieja, tengo 17 años, él es un cínico al decirle anciana a una señorita.

—Si se me declara, lo rechazare por viejo—hablé para mí.

Abrimos el restaurante tarde, pues teníamos que preparar la comida y la señora Abel llegó muy tarde.

Al pasar el atardecer estar más cerca al anochecer, decidimos ya no ofrecer desayuno a los comensales y solo sería abierto en el almuerzo.

Aparte de eso nos dirigimos en silencio donde la casa de la vecina para conocer el dichoso laboratorio que no había sido encontrado por las fuerzas mágicas.

—Amelia se encuentra bien, pero necesitará más y más energía según él bebe vaya creciendo—hablo el señor Renaldo, quien se convirtió en el medico de la familia Tryggvason—Y en cuento al bebe, les sorprenderá lo siguiente. — Dijo este metiendo una especie de llave en la pared—Ella ya lleva 3 meses embarazada. Y según lo que investigado la flor Amarilla debe ser comida a mitad del embarazo.

—Por lo tanto, Amelia necesita la flor lo más pronto posible—complete su oración.

—Exacto, A partir de la mitad del embarazo los síntomas serán más graves y la necesidad de energía del bebe aumentar el triple.

—Necesita del Condimento—hablo mi padre con la mano en el mentón.

—¿Condimento? — pregunto el doctor

—Así le llámanos a la flor—respondí con una sonrisa.

El doctor asintió, y abrió la pared. No necesariamente era una puerta, la pared gira unos 360° teniendo en ambas caras el mismo mueble de la chimenea, prácticamente era como traspasar la pared.

—¡Padre! ¡Victoria! —Hablo entusiasmada mi hermana al ver compañía tras la pared— los extrañe mucho, ¿Cómo estuvo su día?, ¿Hubo muchos comensales en el restaurante? —habló ella con una sonrisa bien curvada.

—La verdad no mucho, decidimos solo atender al medio día—le respondí apoyándome en la pared sólida.

—Cariño, como te encuentras?, ¿debe ser difícil? —se acercó mi padre a la cama en la que se encontraba ella.

—Estoy bien padre—respondió jalándolo a que se sentara en la cama—de hecho, es muy tranquilo, puedo meditar sin problemas, además la señora Abel me trajo unos libros de medicina para perder el tiempo.

—Estoy muy agradecido con la señora Abel—mi padre se dirigió hacia el señor Renaldo.

—No se preocupe ella ayudaría de cualquier forma.




















[N/A]

Ush, ush, como conseguiremos el Codimento?
Un plan?
Seria bueno dejarlo en Victoria?

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sabado

Sin nada mas q decir 🌻Gracias🌻

CORTE Y FUERA

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