Capítulo 10

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"Las crudas verdades no siempre son lindas"Collen Hoover

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"Las crudas verdades no siempre son lindas"
Collen Hoover

Marina

—Buenos días Señorita Marina. —Distingo una voz a lo lejos.

¿Será la Diosa del Refri que me recibe en el cielo?

Intento abrir los ojos, pero no lo consigo. Mi persistencia se detienen, cuando una luz intensa recae sobre mí haciéndome cosquillas en los párpados.

—¿Me escuchas?—Nuevamente esa voz. Esta vez distingo que es de un hombre, más que la Diosa del Refri  parece la versión de su hermano sexy "¿El Dios de los Fogones?" — Es hora de despertar.— Me dice mi nueva deidad. — Estoy sorprendido. No pensé que fuera tan dormilona, señorita Prescott.— Hasta los dioses se dan cuenta de mi pereza.

Trato de enderezar mi cuerpo en la cama, pero pareciera que me ha pasado un tractor por encima. Termino en la misma posición, quejándome por lo bajo. Siento que peso una tonelada.

— Tranquila, no es necesario que te muevas. A ver, enséñame esos ojos. — Comienzo a abrirlos muy despacio y veo la luz que tanto me molesta, parece como una linterna que el hombre de la hermosa voz está usando para inspeccionar mis ojos. — Mucho mejor, ya estás despertando. — La luz sale de mi vista dejándole paso a la imagen de un rostro perfecto. Unos ojos verdes esmeralda acompañan la dulce sonrisa de su rostro. — ¿Cómo te sientes? — No respondo, aún estoy confundida y realmente cuestionándome si he llegado a las puertas del cielo.

—¿Dónde estoy? — Al fin consigo hablar con la voz rasposa y entrecortada.

— ¡Bienvenida! Estamos en el Hospital Central.—Uff, al menos no estoy muerta. — Tuviste un accidente. Corriste con suerte, sólo tienes algunos golpes y perdiste el conocimiento durante unas horas.—  Doctor, yo no sé si realmente es un alivio volver a mi vida.

— Supongo que eso son buenas noticias. ¿Ya puedo marcharme a casa? — Intento levantarme pero el dolor corporal me lo impide. Vuelvo a caer en la camilla.

— Tendrás que esperar hasta que tus constantes vitales se estabilicen, tu cuerpo aún se encuentra en shock. Además, necesito hacerte algunas preguntas. — Los hospitales no son mi lugar favorito en el mundo, así que decido colaborar con el doctor para salir lo más rápido posible.

— Adelante.— Debo cooperar porque tampoco tengo fuerzas para contradecir mucho.

— Mi nombre es Alexander Peek y soy el médico que ha estado a cargo de tu caso desde que llegaste — Asentí, aunque sus ojazos no me permitían concentrarme en sus palabras.

— En casos de accidentes como el que tuviste, el protocolo determina que debemos de tomar una muestra de sangre para conocer tu tipo sanguíneo en caso de que necesites transfusiones y para analizar cualquier factor de riesgo que exista en tu organismo. — Explica hablando con lentitud y leyendo algo en unos papeles que tiene con él.

Marina: Lie or DieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora