Cuando entramos por la puerta trasera de una casa de fraternidad completamente desconocida, me siento hipnotizada por la canción que suena a través de los altavoces. 11 minutes de Halsey. No puedo evitar sonreír.
—¡Livy, mira! Beer pong —me comentó Em con una sonrisa maliciosa en los labios.
—Me ofrezco como tributo —hice una reverencia, riéndome después junto a ella.
—Ya, basta de juguetear. Aceleremos el paso, Livy, los chicos ya nos están esperando en algún lugar dentro de esta enorme casa —bufó, tomando mi mano y arrastrándome con ella mientras analizaba rápidamente cada rostro de la multitud.
—No va a pasarles gran cosa si están solos unos minutos más, Emmy. —Puse los ojos en blanco y me aparté un poco para evitar tropezar con un tipo borracho que terminó derramando su bebida sobre sí mismo.
Al menos he sido inteligente y no he tenido que lidiar con eso.
Caminamos por el pasillo antes de encontrar la sala principal de donde provenía la música. Era enorme. Vislumbré una isla en la que descansaban varias bebidas y luego miré los sofás en el otro extremo; muchos de ellos ocupados por gente riendo, jugando y besándose. Repasé a la gente a mi alrededor, aburrida.
No sé por qué acepté hacer esto de nuevo.
—¡Ahí están! —me gritó Em por encima de la música y tiró de mi brazo para caminar junto a ella. Estaba tan distraída admirando el lugar que no me di cuenta cuando paramos cerca de la isla que ya había visto hace unos momentos. Suspiré resignada y voltee por completo para afrontar mis decisiones. Pero me detuve en seco en cuanto me percaté de lo que estaba frente a mí. Él. El chico del metro. Está mirándome, como esta tarde. Está a centímetros de mí y soy testigo una vez más del color de sus ojos. Separé mis labios en sorpresa.
¿!Qué..?!
—Tierra a Liv, tierra a Liv —dijo Emery, haciendo un gesto con las manos para llamar mi atención. —Ari, por el amor de Dios. Concéntrate. —suspiró y señaló al chico situado a lado de mi chico del metro. —Este es James, mi cita —sonrió divertida, antes de señalar a su compañero y enarcar una ceja. —Y este es...
—Oliver. —Él respondió, sin apartar los ojos de mí.
Ugh, incluso tiene buen nombre. ¿Algo más que quieras agregar a tu perfección, Oliver?
Hmph, no. Demasiado bueno para ser real.
Concéntrate, Liv.
Emery soltó una risita y descansó una mano en su hombro. Él apartó la mirada por un momento, centrándose en ella por primera vez y frunciendo el ceño. —Cuida bien de mi mejor amiga, querido. —le dijo. —Y diviértanse. —nos guiñó el ojo antes de tomar a James de la mano, quien asintió con la cabeza antes de desaparecer con ella entre la multitud.
Sí, te veré más tarde, Em.
(....) (?!)
Demonios.Me senté en el banco que James había dejado libre, apoyando mi bolso en mi regazo y haciéndole un gesto al barman para que se acercara. Sentí su mirada viajar por cada rasgo de mi rostro por el rabillo del ojo. —¿Quieres algo? —me volví para verlo, parpadeando. Cerró los ojos por un momento, sonriendo mientras negaba con la cabeza, claramente divertido. Levanté una ceja. —¿Eso es un no?
—Lo que sea está bien; Liv, Ari, chica de los mil nombres, ilustradora. —respondió, sentándose en el otro banco y haciendo un gesto de nuevo para el barman. Supongo que contrataron al pobre para la fiesta de hoy porque nunca he visto a alguien preparando bebidas en una fraternidad.

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Querido Valentine:
RomansaAlguien me dijo una vez que al final todos somos historias. Entonces, cuando la historia va por un callejón sin salida y no puedes decidir la curva que quieres tomar para sobrevivir antes de chocar, incluso cuando sabes que la perspectiva está en ju...