POV OLIVIA

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Olivia! Ese grito me trajo de vuelta al mundo real. ¡¡Abrí los ojos, pero volví a cerrarlos al instante Olivia!! Esta vez el grito fue acompañado de un zarandeo. Volví a abrir los ojos y lo primero que vi fue un ceño fruncido y unos ojos que me miraban fijamente. Incluso enfadada era jodidamente hermosa.

¿Qué pasa? Murmuré todavía confusa. Aún no me había despertado del todo.

¡Te estabas quedando dormida de nuevo! ¡Me prometiste que ibas a verlo conmigo! Ella y su obsesión por los doramas. Y lo peor no era eso, sino que quería que yo los viera con ella. Odio los doramas, pero amo a Yeo Jin. Conclusión: no me quedaba otro remedio que ver esas absurdas series que a ella tanto le gustaban. Esta vez tocaba Lovers in Paris, un estúpido drama romántico ambientado, como su título indica, en París. Lo único que me llamaba la atención de ese dorama era la ambientación parisina, la capital de la moda, la ciudad a la que debía ir por lo menos una vez antes de morir... Según Yeo Jin me había dicho, era una de las series con mayor audiencia de la televisión, cosa que no me explico. Una serie que no puede mantenerme despierta no es digna de mi admiración, por muchos espectadores que la vean.

Lo sé, lo siento... Sólo estoy cansada Me disculpé poniendo mi mejor cara de cachorrito. El ceño fruncido de Yeo Jin desapareció. ¡Bingo! Mi aegyo nunca fallaba. ¿Me perdonas? Un puchero y voz de bebé, ese era el toque final para que su enfado se esfumara completamente. Una sonrisa apareció en su rostro y se inclinó para besarme. Le devolví la sonrisa en cuanto se separó y apoyé uno de mis brazos sobre el respaldo del sofá. Ella entendió la indirecta y se acurrucó en mi pecho para seguir viendo el dorama. Eran casi las 2 de la madrugada. Normalmente a esa hora yo ya estaría haciendo una agradable y placentera visita al mundo de los sueños. Lo que uno hace por amor...

Mi atención no estuvo ni un sólo segundo sobre el dorama, de hecho, ni siquiera miraba la televisión. Lo único que me importaba en ese momento estaba mucho más cerca, a mi lado, apoyada cómodamente sobre mi pecho. Apenas parpadeaba para no perderme ni un detalle. Todo lo que hacía, su forma de respirar, de parpadear, sus expresiones con cada escena del dorama... Quien se atreva a decir que la perfección no existe que me permita estrellarle en la cara una foto de Yeo Jin.

Acerqué mi cara más a ella, ahora a las preciosas vistas se le añadía un olor embriagador, dulce y fresco a la vez. Sólo ella olía así, una mezcla de su perfume con el aroma de su propia piel. Mis dedos se enredaron entre sus mechones oscuros, ví como sus ojos se entrecerraban, le encantaba cuando le masajeaba la cabeza, era como un perrito al que le gusta que le acaricien justo detrás de la oreja. Aparté el pelo que le cubría el cuello y me incliné un poco para depositar pequeños besos en su nuca. Sonreí al notar como su piel se erizaba. Besé su punto débil, ese que tanto le gustaba, ese que le hacía acelerar la respiración y gemir, igual que gimió en el momento en el que añadí mi lengua al juego de besos. Mis manos se desplazaban por su cuerpo sin control, por debajo de su camiseta sobre sus trabajados abdominales, acariciando su muslo interior, apartando su sujetador para alcanzar su pecho.

¿Si terminamos de ver el capítulo? Sí, lo vimos, pero otro día. Ese día ella y yo teníamos cosas mucho mejores que hacer que ver un estúpido dorama.

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