ANNYEONG

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No... Sí. Más o menos Respondí absurdamente a su absurda pregunta. Las palabras me salían atropelladas, mi cerebro no era capaz de procesar la información, y mucho menos de elaborar una respuesta apropiada.

Ow... lo siento De nuevo ese incómodo silencio. El cuerpo que estaba a mi lado se movió y yo me quedé de piedra, rezando para que no se hubiera despertado. Por suerte no fue así. Hoy te ví Dijo sin ningún motivo, yo repasé con mi mente todo lo que hice ese día para tratar de averiguar dónde podría haberme visto. Como si me hubiera leído la mente respondió Cerca de Donny's, Donny's era un restaurante de comida rápida americana que solíamos frecuentar a menudo. El plato combinado número 6 era su favorito, siempre pedía lo mismo. No te saludé porque tenía que ir a trabajar... Iba muy justa de tiempo Siguió diciendo, o más bien, excusándose, como si me debiera una disculpa. Si yo la hubiera visto a ella tampoco la hubiera saludado y mucho menos la hubiera llamado al móvil...

Yo no te vi Fue lo único que se me ocurrió decir ¿En serio? Estás quedando como una auténtica idiota Olivia...

Sólo me preguntaba si... no sé... podíamos quedar... para hablar digo... después de 8 años creo que ambas tenemos muchas cosas que contar ¿En serio? ¿Hablar? Era una broma ¿verdad? Claro que sí Yeo Jin, tengo muchas cosas que contarte sobre estos 8 años, por ejemplo, que aún no he conseguido olvidar tu sonrisa, o que aún no he conseguido olvidar la sensación de tus labios sobre los míos, o que tampoco he conseguido evitar sentir tu respiración en mi cuello cada vez que voy a dormir, aunque ahora sea otra persona la que duerme a mi lado...

Claro ¿Qué? ¿En qué momento mi cerebro ha dado la orden de aceptar su propuesta?

Podemos ir a comer a Donny's si quieres, si no quieres podemos ir... a otro sitio... tú eliges Igual de insegura que antes, 8 años después y seguía sin poder tomar una decisión por ella misma.

Sí, está bien... ¿A la una de la tarde?

Sí! Claro... Emmm... Nos vemos mañana

Nos vemos El clic que indicaba el fin de la llamada sonó. Yo aún seguía con el teléfono en la oreja. ¿Qué rayos acababa de pasar? Esa había sido la conversación telefónica más rara de mi vida, incluso más que aquella vez que había tenido sexo telefónico con... Nada, mejor olvídenlo.

El cuerpo que estaba a mi lado volvió a moverse, esta vez más que antes ¿Olivia? Avec qui vous parliez? Una dulce pero ronca voz de dormida sonó en la oscuridad de la habitación.

Shhh... sigue durmiendo Me tumbé de nuevo a su lado. Ella estaba de espaldas a mí. La abracé por detrás y le di un beso en la mejilla, hundiendo mi cabeza en su cuello, aspirando su aroma. Pasé mi nariz por su piel, acariciándola, depositando pequeños besos detrás y debajo de su oreja.

¿Quién era? Su insistencia no tenía límites, ni siquiera medio dormida. No la conocía desde hace mucho tiempo, pero lo suficiente para saber que era una persona celosa, muy celosa. Demasiado celosa.

Era... una vieja amiga. Quería quedar mañana para comer algo y charlar

¿Seguro que sólo es una vieja amiga? Yo me reí y le di otro beso en la mejilla, apretando mis brazos alrededor de ella con más fuerza. Aquí venían sus ataques de celos de nuevo.

Oui ma chérie, sólo una amiga No sé si es que me creyó o que el sueño le impedía seguir discutiendo, fuera lo que fuera doy gracias de que no siguiera haciendo preguntas, si esto hubiera ocurrido en otro momento en el que ella estuviera más consciente, la pataleta y el interrogatorio serían inevitables.

Esperé un par de minutos más hasta asegurarme de que se había dormido completamente. Me deslicé por debajo de las sábanas con sigilo para no despertarla y puse ambos pies en el suelo, incorporándome. La miré por última vez antes de levantarme e ir a por un vaso de agua, que al final se convirtió en una copa de vino. Hacía tiempo que no bebía vino por la noche, era una costumbre que había adoptado con ella, pero que desapareció también con ella. Me pregunto si lo seguirá haciendo...

Me acerqué a la ventana y corrí las cortinas. Las luces de la capital coreana aparecieron ante mis ojos. Eran bonitas, pero no tanto como las que me impedían ver. Miré al cielo. Se veían tan pocas estrellas que podía contarlas. ¿23? ¿24 quizá? En el pasado me gustaba escapar con mi moto lejos de la contaminación lumínica de la ciudad para admirar el cielo nocturno, aunque ya había pasado bastante tiempo desde que lo hice por última vez. Sé que dije que no soy una persona que le guste trasnochar, pero por ver las estrellas merecía la pena. Sonreí de medio lado. Esa sonrisa que a ella tanto le gustaba. La conozco y sé perfectamente que, a pesar de haber pasado tantos años, ella está mirando al cielo en este instante, igual que yo. Tomé un sorbo de la copa y cerré los ojos, saboreándolo. El vino a estas horas sabe mejor. ¿Por qué dejaría de tomarlo?

Lo sé, están impacientes por saberlo ¿verdad? ¿Quién es la chica que duerme contigo? ¿Es tú novia? ¿Estás enamorada de ella?... Vayamos por partes.

Sobre la primera pregunta, ella es una modelo francesa que conocí en una de esas fiestas que organizan las marcas de ropa a las que invitan a cientos de famosos para discutir quien tiene más dinero o más estilo. El odio es por ese motivo, pero las amo porque en ellas estoy rodeada de lo que más me gusta en el mundo: la moda. Y por si también te estás preguntando, sí, he cumplido mi sueño de ser diseñadora. Poco después de la boda de Yeo Jin comencé a subir algunos de mis diseños a internet, cada vez tenía más y más seguidores, hasta que un día un diseñador bastante conocido en el mundo de las pasarelas se puso en contacto conmigo y a la semana siguiente me encontraba en un avión rumbo a París, donde he vivido hasta hoy trabajando para él. ¿Por qué estoy ahora en Corea? Dentro de unos días es la semana de la moda de Seúl y la marca para la que trabajo decidió que era una buena idea enviar a una coreana a Corea como representante. Me quedaré poco tiempo en la ciudad, creí que no iba a ser suficiente para que mi pasado volviera a atormentarme, pero me equivocaba. Apenas tres días en Seúl y ya he quedado para comer con la persona que más daño me ha hecho en mi vida.

Sobre la segunda y tercera pregunta. Sí, es mi novia, pero no, no estoy enamorada de ella. De hecho, le he sido infiel un par de veces, no estoy orgullosa de ello, pero no puedo evitarlo, trabajo con modelos todos los días, las cuales muchas son lesbianas y cuando se enteran de que yo también lo soy, bueno... La carne es débil y el alcohol ayuda.

No se equivoquen, quiero a mi novia, es una buena persona, no muy inteligente, aunque sí una agradable compañía. Pero no puedo amarla, no quiero hacerlo. ¿Para qué? ¿Para qué me abandone igual que ella lo hizo? ¿Para que elija a un hombre por encima de mí y se case con él? No gracias, con que me lo hagan una vez es suficiente.

Apreté la copa de vino que tenía en la mano. ¿Qué le daba el idiota de su novio que yo no pudiera? ¿Un pene? ¿La posibilidad de tener hijos? ¿Eso era lo único que a ella le importaba? Mi ceño estaba fruncido sin mi permiso. Con sólo pensar en lo ella que me hizo me hervía la sangre. Yo la amaba, hubiera dado lo que fuera por ella, incluso mi vida, pero ella me usó y me tiró a la basura, arrancó el corazón de mi pecho y lo tiró al suelo, y no contenta con eso lo pisoteó y le escupió. El dolor que sentí y sigo sintiendo cada vez que lo recuerdo no se compara con nada. La cicatriz sigue ahí, atormentándome cada día de mi vida. ¿Cuándo podré olvidarla? ¿Cuándo podré pasar página y rehacer mi vida sin su invisible presencia?

Un sonido de cristales rotos me sacó de mis pensamientos... No debería haber apretado tanto la copa. Ahora cientos de pedacitos de cristal estaban esparcidos por el suelo. Noté un líquido caliente escurriéndose por mi brazo hasta la mi codo y el sonido de unas gotas golpear contra el suelo. Los restos de la copa que aún tenía en mi mano estaban teñidos de color rojo. Me moví con cuidado para no pisar ningún cristal y caminé hacia el baño, tirando la copa a la basura antes de abrir el grifo para meter la mano bajo el agua. La herida me escocía por culpa del vino que aún quedaba en la copa cuando estalló. No parecía muy profundo, pero la sangre no dejaba de salir como en una cascada.

Me quité la camiseta, ya manchada de rojo por culpa de la sangre que cubría mi brazo y la presioné con fuerza contra la herida. Cinco minutos después dejó de sangrar. Me limpié los restos de sangre, ya seca, de mi brazo y mano. Lo único positivo de este accidente fue que gracias a él pude olvidarme del odio que se estaba apoderando de mí. El odio hacia Yeo Jin que me poseía cada vez que el recuerdo del dolor sufrido volvía a mi mente. Si eso me pasaba tan sólo con los recuerdos, no me imagino que pasará cuando la vea en persona, cuando vea su rostro después de 8 años... ¿Habrá envejecido? ¿Tendrá otro peinado? Sea lo que sea que haya cambiado, pronto lo descubriría...

¿YABOSEYO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora