CENA

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Me limpié el sudor de las manos en mi pantalón antes de llamar al portero eléctrico. Inspiré profundamente y lo solté en un suspiro. ¿Por qué estaba tan nerviosa? No es como si fuera una cita, de hecho, era lo menos parecido a una cita que pueda existir. Yeo Jin, su marido y yo... Menudo triángulo. Bueno y la hija de Yeo Jin. Al menos con ella no sería tan incómodo.

Me abrieron el portal sin preguntar quién era, supongo que me verían por la cámara. Entré y me dirigí al ascensor. Mientras esperaba miré a mi alrededor. Era un portal amplio, la puerta era de cristal transparente por dentro, pero por fuera parecía un espejo. El suelo y las paredes eran de mármol gris y blanco respectivamente, mientras que el techo era simple escayola. Un par de plantas adornaban cerca de la puerta y al fondo estaban las escaleras que no pensaba usar ni loca. Antes de poder llegar al piso en el que vivían moriría de agotamiento.

El ascensor se abrió y entré, marcando el número al que quería ir. Una de esas irritantes canciones de ascensor sonaba de fondo. ¿A quién se le ocurriría esa estupidez? ¿Creen que por poner música iba a ser menos incómodo ir con un desconocido en el ascensor? ¿Qué así se evitarían las absurdas conversaciones sobre lo mucho que llueve o el calor que hace?

Sonó el Ding. Que indicaba que ya había llegado al piso de destino y las puertas se abrieron. Más mármol blanco y gris. Sin duda era un edificio caro, demasiado caro para el sueldo que debía tener ella en su trabajo, por lo que deduje que su marido gana bastante dinero. Hacia la izquierda eran de la A y D, hacia la derecha de la F a la I. Giré a la izquierda y caminé hasta la C. Volví a secarme las manos en los pantalones antes de timbrar. Un rostro sonriente me abrió la puerta, pero no era el de Yeo Jin y tampoco el de su esposo.

Annyeong haseyo Olivia unnie Dijo haciendo una reverencia.

Annyeong haseyo Haru Respondí con una sonrisa.

Bienvenida a nuestra casa Olivia Esa voz grave me sacó de mis pensamientos. Odiaba a ese hombre casi tanto como odiaba a Yeo Jin, a pesar de que no había sido su culpa. Él no sabía nada, ni siquiera lo sospechaba. Permíteme tú abrigo Al menos ella había escogido a un caballero. Le entregué mi abrigo y lo puso en un colgador cerca de la puerta, tras lo cual me invitó a pasar al salón. Yeo Jin está intentando que Haru se duerma. Yo voy a terminar de preparar la cena. ¿Te importa?

No, no. En absoluto, no te preocupes Fingí una sonrisa. Claro que no me importa, cuanto más lejos estés de mi mucho mejor. Empecé a dar vueltas por el salón cuando él se fue. El mismo estilo minimalista. Sin duda habían contratado a un decorador. La mesa ya estaba lista.

Olivia Una voz suave sonó detrás de mí. Me giré y la vi. Iba arreglada pero no mucho, llevaba un vestido no muy ajustado, pero tampoco muy suelto, no llevaba tacones, pero sí un calzado elegante y el maquillaje tampoco era ni muy cargado ni muy escaso. Estaba simplemente perfecta Siento haberte hecho esperar, Haru tardó bastante en dormirse

No te preocupes

Perdón por la espera Se excusó nada más verme.

No pasa nada Sonreí de manera forzada. Los 3 nos sentamos a la mesa. Podía notar la incomodidad en el ambiente por parte de Yeo Jin, pero su esposo parecía de lo más normal. Al fin y al cabo, como se suele decir, ojos que no ven, corazón que no siente.

La cena transcurrió con más normalidad de la que me imaginaba. Él no dejaba de preguntarme sobre mi vida en Francia. Al parecer le encantaba la cultura europea, aunque nunca había estado allí. Su trabajo le obligaba a viajar, pero nunca salía de Asia. Por otra parte, Yeo Jin permanecía callada, tan solo intervenía cuando él le hacía alguna pregunta. La comida también estaba buena, de alta calidad y bien cocinada, me pregunto quién de los dos la había hecho. Si fue Yeo Jin había mejorado mucho en estos últimos 8 años.

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