Mis cumpleaños eran una farsa. Un simple evento más en el que mostrar el poderío de nuestra familia, atrayendo como moscas a los demás participantes de nuestra nefasta forma de gobierno. La monarquía era una mierda. Ser princesa era una mierda.
Jamás le había dicho eso a alguien. Solo a mi diario. Arranqué las hojas y las arrojé al inodoro el mismo día que escribí eso. No podía permitir que alguien descubriera que, efectivamente, odiaba haber nacido con un título delante de mi nombre y una corona en la cabeza. De solo pensar en ello, me sentía enferma.
Mis cumpleaños, sin embargo, eran días en los que ese odio por la corona se acentuaba. No tenía escapatoria de las garras de mi madre y debía estar todo ese día arrojando sonrisas agradecidas a las personas que se habían acercado a celebrar otro año más de vida de una princesa a la que nadie le importaba. Era la del medio. No interesaba como princesa, ni como hermana, ni como nada en absoluto.
—Tienes que elegir tu propio espectáculo, Taylor —intentó animarme mi madre desde la puerta de la habitación—. No lo hagas más difícil de lo que ya es.
Difícil. A mi madre le encantaba decirme que era difícil por las cosas más tontas. No quería ser princesa, pero había nacido con sangre real, y eso me volvía una persona difícil.
Yo seguía bajo las sábanas. Pensaba quedarme allí todo el tiempo posible. Faltaba toda una estación para mi cumpleaños. El odioso verano ya comenzaba a sentirse, en especial para quienes aún no nos habíamos dignado a retirar las frazadas de invierno, aún estando en primavera.
—¿Tengo qué?
Pero antes de darme cuenta, estaba enfundada en un vestido de día, de mangas sueltas y falda de seda liviana hasta los tobillos, de camino al salón del ala este.
Ese salón estaba destinado para eventos pocos formales. Elegir los espectáculos de los cumpleaños y ocultarme de mi institutriz de protocolo eran considerados como tal. El ala este era mi favorita del castillo, porque era la que mi familia menos usaba. Mi cuarto se encontraba justo encima de ese salón, con vistas al Jardín de la Novia. En primavera, cuando el polen de las flores era un verdadero fastidio, dejaba las ventanas cerradas y miraba la belleza del jardín desde la seguridad detrás de los vidrios.
Tomé asiento en la punta de la mesa, de cara al escenario de madera clara y desgastada. Mi madre me acompañó poco después, seguida de mi hermana mayor y la más pequeña. Dorothea no tenía deseos de estar ahí. Prefería mil millones de veces pasar tiempo en los establos admirando a los ponis y yeguas y que le dijeran que su peinado de esa mañana se veía bonito. Tiana, la mayor de nosotras tres, preservaba su cara de póker en todo momento, pero sospecho que tampoco le hacía gracia encontrarse en el ala más aburrida de todo el castillo, siendo la futura reina y teniendo tantas tareas pendientes.
Pensé que era algo repetido. Un deja vú, como se suele llamar. Mis hermanas, mi madre y yo. Las audiciones. Cantantes, acróbatas, una sola banda de rock tocando a un volumen mínimo para no perturbar la paz del castillo. Dorothea quejándose por la falta de palomitas, y un sirviente corriendo a la cocina. Tiana susurrando a mi madre que debía marcharse a hacer cosas más importantes, como si yo no estuviera ahí escuchando.
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Wildest dreams | Historia corta
Cerita Pendek> Girlslove < Una tarde de primavera, la princesa Taylor conoce a una bailarina rebelde y se enamora profundamente de ella. ❁ Historia de un solo capítulo inspirada en la canción "Wildest Dreams" de Taylor Swift ❁ (L)GBT+ ❁ Prohibida su copia, repr...