XXVII

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-Cero, ¿No se supone que el otro Cinco no debería verte? -

Luther se acercó a mi oído para que solamente yo lo escuchara.

- No, en este momento él no sabe que soy yo, él me ve como una persona completamente aleatorio, pero por alguna razón conoce. -

Después de ese incómodo momento que habíamos pasado hace unas cuantas cuadras, aún seguíamos a futuro Cinco. Me había cansado de usar la invisibilidad, así que preferí entrar a la mente de Cinco y hacerle creer que yo era otra persona, aunque aún así tendría esa sensación de conocerme.

-Entiendo.- Luther volvió a incorporarse y caminar como si nada.

No, en realidad no entendía nada de lo que dije y podía jurar que en la vida, nunca entendió nada de lo que le llegué a explicar.

..........

Llegamos a un estacionamiento que justo daba a la calle donde llegaría la caravana de Kennedy, y para ese punto ya todo iba de mal en peor.

- Miren, el maletín - Dijo Cinco, con los ojos puestos en el dicho objeto.

-No. No vas a llegar a tiempo - Luther mencionó.

- Claro que lo haré - 

- No, no lo harás. - concorde con Luther.

Cinco giró la cabeza para verme directo a los ojos. - Es nuestra única oportunidad.- 

Me encogí de hombros sabiendo perfectamente que eso saldría mal, pero ¿Alguna vez alguien me escuchó?

No, nunca nadie lo hizo.

- Recuérdame ¿Cuál era la última etapa? - Luther preguntó a Cinco en voz baja.

Cinco parecía loco desquiciado, se rascaba todo el cuerpo, sudaba a mares y tenía ojeras muy notorias.

- Ira Homicida - Contestó, mientras un tic que tenía en la cabeza empezaba a incrementar.

- Ooooh, cierto - Luther sonrió recordando que esa era la última etapa.

- Esto va a terminar mal -

Me teletransporté al techo de un coche que estaba al lado de nosotros, para sentarme dejando mis pies colgando, esperando al desastre.

Cinco empezó a acercarse a gatas, hacia su versión anciana.

- No, Cinco, espera - Luther intentó detenerlo pero Cinco no lo escucharía.

- ¿No harás nada? - Volteó a verme, esperando a que hiciera algo.

- No. Además el otro ya lo vio, en la mira del rifle - señalé hacia donde estaban los dos Cincos.

Cinco jr y Cinco sr se teletransportaron cerca de nosotros.

- Mala idea, ¡Gusano! - El anciano cargó el arma, apuntando a su versión joven.

- Ok, suficiente - Luther le quitó el rifle a Cinco sr y los miró a ambos enojado.

- Vamos a tomar un buen respiro, todos somos familia y nadie va a pelear - respiró profundamente y los dos Cinco hicieron lo mismo.

- Luther, cubre tu entre pierna - advertí lacónicamente.

- ¿Por qué? - Preguntó aún sosteniendo el rifle con las dos manos.

- ¿Lo hago ? - Cinco le hablo a su versión anciana.

El diario de Cero.H Vol. 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora