único

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Aunque Mingyu era muy flacucho, también era muy alto y guapo. Mucha gente de la aldea creía que el joven crecería para convertirse en un gran alfa que iría ganando músculo con los años, otras pocas personas lo veían y afirmaban que sería un omega, un dulce y afectuoso omega.

A Mingyu no parecía importarle tanto la casta a la que pertenecería, ignoraba a aquellos que se tomaban el tiempo de darle "consejos" para ser un buen omega para su futuro alfa.

Durante las tardes, salía con su grupo de amigos a caminar por el lago, buscaban ranas para amarrarlas a un listón y jugar con ellas, arrojaban piedras al lago o hacían competencias entre ellos. Al final del día, cuando Mingyu se encontraba muy cansado, Wonwoo lo cargaría en su espalda hasta la aldea. Mingyu colocaría su nariz en el cuello del pelinegro y respiraria suavemente, haciéndole cosquillas al más grande. Y eso se repetiría todos los días.

No fue hasta que Wonwoo cumplió los 16 años que ya no iba con ellos a jugar, Mingyu quien solamente era un año menor, se sentía abandonado. Su mejor amigo estaba creciendo y seguramente ya no se quería juntar con niños pequeños como él.

Había regresado a su casa llorando, sus puños restregaban las gotas de lágrimas atrapadas en sus pestañas. Durmió con las mejillas rojas y deseando ser más grande para poder pasar más tiempo con Wonwoo.

Como mucho una semana había pasado, Mingyu recolectó toda su fiereza y siguió adelante, intentando pasar por alto la ausencia de su amigo. Sus piernas largas habían estado soportando todo el peso de su pesado cuerpo que se sentía débil y triste, por eso cuando Wonwoo llegó ese día al lago con una voz profunda y ronca, Mingyu casi cae de rodillas.
Wonwoo quien había estado encerrado todos esos días en su casa por fin estaba ahí frente a él. Sus dientes blancos mostrándose en una sonrisa chueca, pero linda que volteaba de cabeza el mundo de Mingyu.

Seungkwan quien había estado asustando al pequeño Chan con una rana muerta, había corrido hasta el pelinegro, saludando y felicitandolo por la buena nueva.

— Felicidades Wonwoo hyung, hemos escuchado de las vecinas chismosas que te haz presentado como alfa — Tanto Seungkwan como Chan y hasta Hansol sonreían como si esa noticia no fuera nada sorprendente. ¿Por qué él era el único perdido ahí? ¿Por qué nadie le había dicho que su Hyung, su mejor amigo era un alfa?
Se sentía tan patético,  le había llorado durante noches por ser un mal hyung.

—Sí hyung, fe-felicidades—

—Gracias Mingyu— y una sonrisa se expuso por todo el rostro del mayor, Mingyu seguramente estaba quemándose en vida de la pena. Su voz sonaba como pito comparada con la de su hyung. Quería llorar.

Como si nada entre su amistad hubiera pasado, Mingyu había saltado a la espalda del alfa en cuanto este se inclinó y palmeo su dorso.
Mientas Wonwoo le sostenía las piernas y caminaba, Mingyu se hundía más en el cuello de su hyung,respirando lo más lento posible. Wonwoo sonreía feliz, dejando salir desde la profundidad de su garganta pequeños sonidos para arrullar a Mingyu.

Con la  noticia de un nuevo alfa en la aldea y este siendo Jeon-guapisimo-Wonwoo, muchos omegas y hasta betas habían estado corriendo alrededor de Wonwoo, los menos descarados solo le lanzaban sonrisas coquetas o algún guiño, pero había otros aún más atrevidos que se le insinuaban sin ninguna vergüenza. Desde pasar sus manos por su pecho y torso hasta ofrecerse como candidatos para el próximo celo del alfa, todo esto aun frente los ojos de Mingyu, el pobre solo podía correr la vista y morderse los labios para no llorar o decir algo grosero.
Wonwoo le pasaría una mano por la cintura para acercarlo más a él y alejarse de esas personas que lo único que hacían era incomodarlo.

YSLL - Meanie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora