Buen chico, mal chico

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LINCOLN:

"¿En dónde rayos estoy?

¿Por qué estoy atado a esta cama en esta habitación tan oscura?

¿Y qué hace Taylor, esa chica abusiva, acercándose a mi?

Todo esto sería fácilmente explicado como una horrible pesadilla, pero el dolor que siente es muy real. Se supone que este sería un dia especial. ¡No debería estar pasándome esto! Quisiera estar con Luan. Aunque... ¿Y si esta es una broma de Luan? ¡Ja! Ya quiero ver a esa falsa Taylor quitarse esa fea peluca y dejar esa mueca rara de su rostro para que aparezca mi dulce hermana favorita. ¡Hasta yo disfrutaré esta broma!"

Todo eso pensé en un segundo al descubrir quién era mi captora, pero bastó su veloz acercamiento y tener su cara a un centímetro de la mía para convencerme de que no era mi hermana. El único ojo que no estaba oculto tras su cabello me veía con una agudeza intimidante.

Yo había dejado de respirar, y ella, en cambio, bufó en mi cara.

—¡Oye!

—¿Qué?

—¿Te... Duele algo?

—¿A... A mí?

—¡Si, a ti! ¿A quién más?

—Ah, pues me duele atrás de la cabeza.

—Okey... Roscoe, trae el botiquín.

Antes de que la presencia de una persona más en el lugar me diera aún más miedo, vi surgir a la par de ella al mapache de la otra vez, con un botiquín portátil en sus manos. ¿Le pertenece a ella?

—Un momento... ¡Ese mapache me ha atacado en más de una ocasión! ¿Acaso es tuyo?

—Por supuesto. Es mi fiel amigo Roscoe. Y es un buen chico, ¿verdad, bebé?

El mapache posó con malicia mientras su ama lo acariciaba en la cabeza de una forma extrañamente amorosa. Taylor se vio muy dulce en ese momento.

Pero solo durante ese momento.

Dejó de acariciarlo y volvió a acercar su cara furiosa hacia la mía.

—¿Y sabes quién no ha sido un buen chico?

Guardé silencio, presa del terror.

—Oh, sí que lo sabes. Definitivamente lo sabes. ¡No lo niegues o juro que...!

Una tierna voz interrumpió su explosión de furia. Alguien que parecía estar en la sala de la casa, y que aparentaba ser una niña pequeña.

—¡Taylor! ¿Has visto el cereal?

—¿Qué quieres? ¡Estoy ocupada!

—¡Solo mi cereal! ¡Dime donde está y ya no los interrumpiré a ti y a tu chico!

Ese comentario sobresaltó a Taylor. Tras verme de reojo, muerta de vergüenza, corrió a la sala.

—¡Que no es mi chico! Rayos... ¡Roscoe! Cuida a este tipo para que no intente nada.

Ella se retiró, y el mapache saltó justo sobre mi estómago. Con una seña de "te tengo en la mira" dejó claro que no me dejaría en paz mientras la secuestradora le haya dejado a cargo.

"Desearía estar junto a Luan en este momento".

— — —

LUAN:

¡Me encanta estar con Maggie! Desde que la conocí, me divierto mucho charlando con ella. Ella es muy inteligente, y le gusta hablar de sus poesías conmigo. Es algo que no hace con cualquier persona. Además, me resulta adorable cuando se sonroja cada vez que la tomo de la mano. Por eso lo hago, para convertirla en un "tomate emo". Un "temote", ¿entiendes?

Lo único malo es que Lincoln no pudo venir. Me siento incompleta cuando no están reunidos mi príncipe y mi princesa... Las dos mitades de mi corazón. Por eso me gustó cuando Maggie me pidió que volviéramos a mi casa. Era una oportunidad ideal para reunir a Conejito y a Tomatita.

Por desgracia, él no estaba ahí. Había salido hace rato, pero no había regresado. Maggie quiso que lo esperáramos en casa, y se le notaba una extraña ansiedad por su ausencia.

Pasó una hora, y nada. Pasó otra más, y Lincoln no aparecía.

Maggie parecía sobrecogida por un mal presentimiento. Sus ojitos se veían tristes cuando me dijo:

—Creo que deberíamos llamarle. Puede que algo malo le haya pasado.

—¿Estás segura, Mags? Puede que solo se haya ido a Gus con Clyde y no nos haya avisado.

—¡No! O sea, él no haría eso. Él debió venir hace rato.

La contundencia de su afirmación me dejó pensativa. ¿Ella sabía algo que yo no?

Y la aparición de Lucy a mi lado nos hizo dar un brinco a ambas. Mi piel se puso del mismo tono del de Maggie, supongo.

—Yo también extraño a nuestro hermano. Como si algo malo le hubiera pasado. A propósito... Hola, Maggie.

—Ehhh... —fue todo lo que mi amiga pudo pronunciar.

Tras dos llamadas sin respuesta, empecé a sentir una genuina desesperación. Justo cuando sugerí llamar a Clyde, en caso de que supiera algo, Lisa gritó desde arriba de las escaleras.

—¡No establezcas comunicación con el espécimen McBride, hermana! Esta resulta ser una oportunidad irrepetible para probar algo que he estado desarrollando desde hace un par de días.

—Lisa, ¿te parece correcto que estemos haciendo experimentos en lugar de buscar a Lincoln? —comenté, un poco irritada, mientras mi hermana científica bajaba con entusiasmo.

—Temo que no lo has comprendido. Justo con mi nueva invención, localizar a nuestro congénere masculino será quid facile, o en lenguaje callejero, "pan comido".

Fue en ese momento que Lisa nos mostró su loca invención, y resultó ser una que ya conocíamos de sobra. Llamándolo por su nombre, hizo bajar por las escaleras al robot RMG-3. Así es, me refiero al ArMaggiedón, el saco de tuercas que nos metió en problemas anteriormente.

Maggie reaccionó tras unos segundos: —O sea... ¿El robot que usamos para hacer rutinas de mímica?

—Ese mismo, precisamente. Además de tener usos tan prosaicos como ese, mantiene el potencial de recibir actualizaciones que le permitan cumplir funciones más trascendentales. Como la de encontrar a Lincoln, por ejemplo.

—¿En serio? Me gustaría ver una prueba antes de eso —comenté.

—Lo pides, lo tienes —contestó Lisa. —En este momento está programada con la esencia corporal de nuestra hermana Lana. Ergo, será nuestra búsqueda de prueba.

Lucy preguntó de inmediato: —¿Y de qué forma fue que adquiriste el olor personal de Lana?

—Basta con extraerlo de sus prendas personales que aún no pasan por el proceso de lavado. Así es, me refiero a ropa sucia. ¡RMG-3: Localiza al espécimen Lana Loud!

El robot corrió hacia afuera de la casa, casi dando brinquitos. Escuchamos un sonoro "¡Ey!", y la máquina regresó con Lana tomada de los tirantes de su overol, colgando de su mano como un gatito. ¡Fue sorprendente!

Aunque lo de más tarde, cuando por fin encontramos a Lincoln, fue aun más sorprendente que esto.


ArMaggieDón 2: Miss MiseriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora