CAPITULO 20

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La herida de Nathanael hacia que desease gritar, maldecir, golpear, arañar e incluso torturar al responsable, sin embargo, estar enrabietada no le servía para nada, en su opinión era un hombre arbitrario pues no le permitía ayudarle mientras se realizaba curaciones.

Si ese era el nivel de confianza que existía entre ellos. Entonces, ¿cuál es destino de la vida misma si no se le podían confiar tareas tan simples? Como los primeros auxilios, estaba segura que contaba con los conocimientos necesarios para permitiese ayudarle.

-No, no puedes ayudarme porque esto es más que una simple herida – rompió el silencio Nathanael.

-No he dicho palabra alguna al respecto – dijo tratando de controlarse y no perder los nervios.

-Tu cara, me está diciendo que estas molesta, y es el único motivo que encuentro factible debido a tu cambio de actitud en los últimos minutos – la analizo él.

-Me molesta cuando haces eso sabiondo – replico Zoey ahora sintiéndose un poco menos molesta.

-Esto es una herida de arma angelical – dijo mientras con unas pinzas improvisadas iniciaba a sacar algo del agujero en su hombro – si toca tu cuerpo tendría la capacidad de causarte una herida de la que pocos que no son ángeles viven para contar.

-Genial, todo lo que necesito es un toque para que me envíe al infierno – ironizo ella.

-Puedes reírte todo lo que quieras, pero es verdad – dijo ahora enseñándole la punta de lo que podría ser una pequeña daga arrojadiza – esta tenía el propósito de noquearte a ti.

- ¿Como puedes saberlo? – contesto escéptica.

-ven aquí, Pequeña Mariposa – pidió Nathanael.

-Si se trata de algún tipo de broma te lo advierto – dijo ahora intrigada.

-No he bromeado en más de veintiocho siglos y no está dentro de mis responsabilidades – puntualizo serio.

-¡!¿Veintiocho siglos?¡¡ - repitió incrédula – y que has hecho en todo este tiempo, no puedes cuidar a todos, no los puedes proteger a todos.

-Soy un guardián, mi deber es preservar el equilibrio y la armonía del mundo – le aclaro.

-Creo que es más que tu deber, ¿te gusta verdad? – inquirió ella ahora.

-Es todo lo que sé – fue la respuesta de Nathanael.

-Nunca tuviste la oportunidad para elegir una vida diferente - esta revelación la golpeo con fuerza – y a pesar de todo sigues sin perder la fuerza de voluntad.

-Te equivocas yo reconozco que estoy completamente lejos de ser perfecto, y en todas las tareas desempeñadas algunas me hicieron cometer errores, nunca me sentí más desorientado que ahora – confeso él abruptamente silenciando sus palabras.

-Quieres decir que no conoces el resultado de todo esto – dijo no muy segura de sus palabras.

- ¿Llamaste a David? – dijo Nathanael – pidiendo refuerzos.

-No, pensé hacerlo cuando terminases de curarte tu solo ya que mi ayuda no es necesaria, probablemente nos traeré un aumento de problemas que no son de beneficio para tu salud – dijo inquieta - ¿Por qué lo preguntas?

-Ahora reconozco el aura de David y sé que no está solo, se acerca dónde estamos – Zoey sintió que su entrecejo se arrugaba.

-Y ¿por qué lo dices de ese modo? – dijo mirando en la misma dirección que Nathanael.

-Creo que viene con quienes nos atacaron – especulo con el rostro contraído.

-Santo Dios, lo han capturado como no lo notamos antes – dijo al tiempo que lograba ver como traían a David atado con sus manos a sus espaldas y su rostro magullado a golpes – debemos ayudarlo.

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