𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 54

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El camino hacia la ciudad de Québec había tardado aproximadamente unos 20 minutos en todo ese camino no dije ni una sola palabra, realmente no quería verlos pero tengo qué cumplir la promesa qué le había hecho a mí abuelo Shin hace tiempo. El auto atravesó un par de calles hasta llegar a la plaza de la ciudad, el chófer estaciono el automóvil en una esquina y después el abuelo y yo bajamos.

—¿Dónde es? — Lo cuestionó.

—Por aquí, ven conmigo.

Él se dirije hacia un pequeño edificio color blanco, lo sigo t ambos entramos en el establecimiento. Una vez adentro él me guío hasta lo qué parecía ser una parte privada del restaurante, esa parte estaba separada por unas puertas color rojo, mí abuelo abrió esas puertas y me hizo una seña con la cabeza para qué pasará.

Suspiré mientras apretaba con fuerza mis puños y sin más entre a aquella habitación privada. Ya adentro miré hacia el fondo y vi una gran mesa con comida, mí abuela Morgan, Aurora y los héroes de Corea se encontraban presentes en el lugar.

—No estoy seguro de qué sea una muy buena idea — Susurré mientras mí abuelo se colocaba a mí izquierda.

—Me lo prometiste, tienes qué cumplirlo.

—Entonces recuérdame no volver a prometer nada.

—Anda.

Él le hizo una seña a mí abuela, ella se puso de pié, se acercó a nosotros dos y después ella junto con el abuelo salieron de la habitación dejándome solo con las personas más mentirosas del mundo.

Puedo hacerlo, por mí abuelo nada más.

Camino hacia la mesa y tomó asiento frente a los tres. Los mire con seriedad y puse mí pierna izquierda sobre mí otra pierna.

—Lo qué tengan qué decir, será mejor qué sea rápido, tengo asuntos más importantes de los qué ocuparme — Finalmente les dirigí la palabra.

—Sabemos qué no fue correcto el haberte ocultado esto...— Comenzó a decir el hijo de Vlad Tepes —.Pero te aseguro qué nunca creímos qué te llegarías a volver un monstruo.

—¿Y cuándo de dieron cuenta de eso?, ¿Hace un mes?, ¿Un día?, por qué sí no mal recuerdo ustedes desdé el primer momento le creyeron al consejo de vampiros y me ocultaron la existencia de está chica por miedo a qué yo le hiciera algo.

—El consejo no nos dejó otra opción, Bastián — Intervino el hadampiro —.En cuánto tuvieron la visión sobre ti, ellos nos ordenaron proteger la corona, sí rechazabamos sus órdenes entonces...

—¿Entonces?

—Te iban a matar.

—¿Qué?

—El consejo nos ordenó esconder a Aurora lejos de Corea, ellos creían firmemente qué tú ibas a ser un monstruo sin sentimientos, sí no cumplíamos lo qué estaban ordenando te iban a matar a ti sin importar qué fueras un niño, ¿Ahora entiendes el por qué no te lo podíamos decir?

—No, no lo entiendo, Kai y no lo haré nunca, ustedes bien pudieron haber peleado contra ellos para protegerme, pudieron haber hecho otra cosa, menos ocultarme esto, sí alguien amenaza a un hijo el padre luchará con uñas y dientes para cuidarlo sin importar qué o quiénes, y ustedes no lo hicieron, prefirieron el camino fácil y eso les costo qué yo les perdiera la fé.

—Te estábamos protegiendo, Bastián.

—No, Vladimir, la estaban protegiendo a ella — Señale a la chica —.No a mí, nunca les importe, ¿Saben?, sí el consejo creía qué yo era tan malo cómo para ser un villano, ¿Por qué no me regresaron a la casa hogar?, bien lo pudieron haber hecho y evitarse todo esto — Me levanté de mí silla —Yo ya no creo en ustedes y nunca lo haré de nuevo, ustedes de héroes no tienen nada, no son más qué unos mentirosos, mentirosos de los cuáles me quiero alejar por la eternidad.

Después de mis palabras me dirigí hacía la salida de la habitación. Atravesé las puertas, llegué a la zona pública del restaurante y me dirigí a la salida del establecimiento.

Salí a la calle y me quede afuera del restaurante sin hacer nada. Estaba lleno de furia, necesitaba controlarme.

—Bastián — La voz de Aurora sonó a mis espaldas.

Bufé y di media vuelta.

—¿Qué quieres?, ya dije todo lo qué tenía qué decir, princesa heredera.

—No puedes hacerles esto.

—¿A no puedo? — Reí —.Creo qué estoy en todo el derecho de hacerlo, Aurora Drácula.

—Ellos lo único qué estaban haciendo era...

—Te estaban protegiendo solamente a ti, Aurora, a mí no, a mí solamente me dejaron sufrir desdé qué me volví vampiro, ¿No te contaron?, todo el mundo me tenía miedo, nunca tuve amigos o amores, por qué todos creían firmemente qué yo sería cómo Drácula, me costó mucho trabajo hacer los demás no tuvieran miedo y parte de eso se lo debo de a una amiga a la cuál no pude salvar, Vladimir Drácula y Kim-Seong Jin solamente me han traído dolor.

—Bastián, dales una oportunidad, dales la oportunidad de redimirse, sé qué ellos te aman y sí no te dejaron de regreso en la casa hogar fue por qué realmente eras su hijo, ellos aquí no son los culpables verdaderos, ¿Sabes quiénes sí lo son?, el consejo de vampiros, ellos son los verdaderos responsables de todo esto.

—Ya no me importa.

—Hermano, déjalos estar junto a ti nuevamente, ellos te necesitan tal cómo tú a ellos y a mí déjame también estar cerca de ti, somos hermanos, y quiero conocerte, no quiero solamente guiarme por lo qué los demás dicen sobre ti, quiero guiarme por lo qué yo vea en ti.

—Cree de mí lo qué siempre has creído, Aurora, el monstruo qué te alejo de tus padres...

—No — Ella negó —.No quiero hacer eso, por qué ahora qué te estoy mirando a los ojos, puedo darme cuenta qué eres bueno, qué eres una muy buena persona, Bastián — Me toma de ambos hombros —Déjame estar cerca de ti y a ellos también permiteles eso, por favor hermano te lo estoy pidiendo.

Hago qué me suelte y me cerco a su oído derecho.

—Yo no soy tú hermano, Aurora Drácula, no soy tú familia y sí el apellido nos une, entonces prefiero qué deje de ser apellido para mí.

—¿Qué quieres decir Bastián?

—Ahora soy Drácula.

Ella no me respondió nada, la miré a los ojos, le dí una sonrisa y me comencé a alejar de ella.









El Heredero De DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora