Comienzos

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Un pelinegro caminaba tranquilo hacia su casa, ya era tarde, se suponía que su turno terminara hace una hora atrás, pero su compañera se reporto como enferma, así que le toco a el suplantarla.

Era el año 1890 y en esa época las cosas no eran tan fáciles como aparentaban, tener 10 dólares hoy en día no es mucho, pero en aquel entonces se sentian como 100.

La economía no era la mejor que digamos, la corrupción estaba a el tope, las protestas por más empleos y nuevas reformas para el estado era muchas, pero nadie hacía nada, preferían que todo se fuera a la mierda antes que gastar su valioso dinero.

Dio vulta a la esquina de la calle, ya no estaba tan traquilo, sentia la pesada mirada que alguien le daba hace ya 10 minutos atrás, escuchaba pasos y la respiración de algo detrás suyo.

Apuró el paso, lo que más anhelaba era llegar a su casa, tomar una tasa de café caliente y descansar un poco.

Al ver a su casa ya serca una sonrisa de alivio se le escapo, pero no duro mucho.

Sintio como lo jalaban y tiraban a un callejón, ese lugar olía a orina y basura, repudiante.

Se levanto rápido, limpio un poco su ropa y trato de encontrar a la persona que lo tiro en ese lugar, miraba cada rincon del lugar, pero nada, no abía nadie.

Aún temblando, empezó a caminar hacia la salida, ya no queria estar allí, ese lugar le daba mucho miedo. Queria su casa, que aunque no fuese la gran cosa, a el le gustaba, recordar que allí fue donde paso los últimos momentos con sus padres, le sacaba una sonrisa diariamente, pero en estos momentos, ni siquiera una sonrisa le salia.

A un paso de llegar a la salida, que era apenas visible con la luz de la farola, fue jalado para adentro otra vez.

Callo sentado en el frío y sucio suelo, levantó la cabeza y lo que vio lo dejo temblando.

La figura de un hombre grande estaba adelante de él, no le podía ver bien la cara, el lugar estaba muy oscuro para su visibilidad.

Aquel hombre saco una de sus manos de su espalda, el pelinegro se asustó y retrocedió aun estando en el suelo. El hombre acercó su mano a la cara del chico, la toco con suavidad, mientras tanto el pelinegro hacía su cabeza para atrás tratando de hacer el agarre menos posible.

Repentinamente el hombre apretó la mandíbula del chico, haciendo que este se retorciera y sobresaltara de dolor en su lugar.

-- tu seras el próximo- dijo con voz ronca y seria.

Movió su cabeza de un lado a otro para inspeccionarlo, arqueaba una ceja cada vez que veía algo extraño en su cara, el pelinegro respiraba agitadamente, las manos de ese hombre estaban frías, demasiado para ser sierto, también eran asperas y duras.

El susodicho lo solto sin cuidados haciendo que este, aún sentado, se golpeara la espalda.

Levanto la cabeza para ver si el seguía allí, pero no estaba, el hombre desapareció.

Solto un suspiro de alivió, pero no por mucho.

El señor apareció, lo agarro por los hombros y lo pego a la sucia pared, puso una de sus manos en su hombro y la otra en su odio, tapandolo, dejando un espacio entre ambas para el cuello.

El pelinegro sentía la respiración del hombre en su cuello, era agitada y larga.

Y sucedió.

Un grito desgarrador salio de su boca al sentir como los dientes de aquel hombre se clavaba en su cuello, fue tan fuerte la mordida que sentía los dientes clavarse en lo mas profundo de su garganta. 

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⏰ Última actualización: Dec 02, 2021 ⏰

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