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—¿Qué fue lo que pasó?

El seguía preguntando, pero por más que Chaeyoung tratara de verlo a los ojos, su vista se clavaba más intensamente sobre mi. El delirio de esos ojos me distorsionaba la realidad un poco, digo poco para no exagerar tanto. Tan inexplicable.

—¡Debo ir con ese bastardo! ¡Han, tráeme las llaves!

—¡No! Por favor no, si vas es capaz de mandarme a la otra punta del mundo.

—Si estás lejos de él, es mucho mejor Roseanne—suavizó su voz—, si te preocupa lo que Lisa y Jisoo sientan, créeme que van a comprender...

¿Se va ir?

—No quiero irme, lo voy a dejar solo.

Exasperado, se rindió ante la lucha. Lo testaruda que es Chaeyoung en cuanto al tema tenía agobiados a cada uno de los que estaba a su alrededor.

Desde en el momento en el que la vi, su mirada había cambiado completamente. El brillo de sus ojos estaba apagado, y desde la última vez que la vi en el pasillo, su rostro se cubría de moretones y un labio partido, la sangre de su camisa blanca me inundaba de coraje.

Y más si Rosé no se dignaba a arremeter contra su padre.

—Jennie, —llamó mi jefe—¿podrías ayudarle? —y lo menos que quería era estar cerca, sería capaz de ser tan débil.

De verla en ese estado, tendría que evitar abrazarle, de preocuparme más por ella.

—Si—Contesté. Evite a toda costa el contacto visual, Irene me estaba detrás de la barra con un botiquín y una sonrisa tranquila.

—Suerte—Murmuró.

—Gracias.

.

Descansaba sobre la camilla del vestidor, su chaqueta estaba el suelo y su propio antebrazo cubría sus ojos, la luz blanca del techo molestaba mucho. Resaltaba su piel, que llena de moretones conservaba su característico atractivo.

—Al fin llegas—Se sentó casi obligada.

—¿A que viniste?

Enmudeció, el borde de su camisa parecía más interesante que mi pregunta. Asentí sin decir nada.

Saqué el algodón, viendo cada corte. Una maraña en mi estomago quería salir a flote, quería soltar todo lo que sentía y quería decir, gritarle y preguntarle, ¿por qué se dejaba hacerse esto? ¿Cuantas veces osó su padre hacerle esta mierda? ¡A su hija!

—En el colegio, yo...

—Le diste la razón—Palpé el algodón con recelo sobre su ceja partida—, pensé que dirías algo.

—Si hubiese dicho algo, tal vez no estuviera aquí—Fue un golpe al estómago, muy duro.

Imaginar un escenario mucho peor que este, fue lo suficiente para sentirme de la mierda conmigo misma.

—Por eso vine, a aclararte que mi papá es un idiota y que tú tienes razón, —Sonrió débil. Gimió cuando accidentalmente puse presión de más en su herida—perdóname.

—Está bien...

—¿Solo eso? —Alzó su ceja. ¿Solo eso? Me pregunte también.

—Si, supongo...

—Pensé que sería distinto.

—¿Distinto a que forma?

—No sé, algo menos frío y seco, igual creo que es lo que me merezco—Si las cosas que pasaron anteriormente no hubieran sucedido, mi respuesta habría sido diferente.

BULLIE - CHAENNIE G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora