"El Milenio Pokémon"/ 1ra Temporada

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Después de finalizar su tarea con respecto a la seguridad y la salud de los habitantes del pueblo, salió a toda prisa dejándole el mando a uno de los Bisharp de su grupo. Al llegar al lugar quedó anonadado. Por un lado, se encontraba una figura de piedra que le resultaba levemente familiar y, por el otro, Eamon combatía contra un Simipour.

¿De dónde rayos habían salido esos Pokémon?

La respuesta la dejó para otro momento puesto que el Houndoom había vuelto a entrar en escena dispuesto a asestarle un Colmillo Rayo en la pierna izquierda a su superior. 

Como el Gallade se encontraba muy entretenido con el Pokémon tipo agua, Arlen tomó iniciativa y se preparó para bloquear el ataque de tipo eléctrico haciendo uso de su movimiento Ataque Óseo, este último al ser de tipo tierra, no sólo podría detener el Colmillo Rayo, sino que también lo neutralizaría.

Al ir demasiado rápido, el Pokémon Siniestro no pudo cambiar su trayectoria e impactó de lleno con el hueso que sostenía en las manos el Lucario. Cuando sus dientes mordieron el objeto, este inmediatamente se encargó de deshabilitar el efecto paralizante que llevaba en sus fauces. 

Ya teniéndolo a su merced, se dispuso a dejarlo fuera de combate repitiendo el movimiento de tipo tierra dos veces más.

Satisfecho y seguro de que el Pokémon bajo sus pies no despertaría en algún tiempo, giró sobre su propio eje encontrándose con Eamon, quien al igual que él, ya había dejado fuera de combate a su adversario.

𑁋Nada mal, pero debo decir que yo fui el primero en terminar mi parte 𑁋. Presumió seguro de si.

𑁋No es momento para tus juegos Arlen, la Gourgeist de allá necesita ayuda cuanto antes, ve por Drusila, para este punto ya debe de estar despierta. Dile que necesitamos el antídoto del veneno Carreg cuanto antes 𑁋su tono frío y calculador sólo daba a entender una cosa, algo todavía estaba pendiente.

𑁋¿Y tú qué vas a hacer mientras? 𑁋cuestionó a su mejor amigo.

𑁋Iré a terminar con esto de una vez por todas 𑁋.

El brillo que se reflejó en los orbes escarlata del Gallade al decir esa frase no era cosa de todos los días y Arlen sabía perfectamente que los ojos de su amigo solo resplandecían de esa forma cuando estaba dispuesto a todo por algo o, en este caso, por alguien.