Me pierdo en tus ojos (Madelaine Petsch y tú)

C A P Í T U L O 35

______ Wiliams.

Nunca me había sentido tan nerviosa para hablar con mi mejor amiga.

¿La había cagado? Sí, definitivamente.

D esta sentada en el sofá mientras lee, tiene una taza de palomitas en su regazo, carraspee mi garganta y su atención se dirigió a mi.

—¿Podemos hablar?—suplique con timidez.

Asintió, dejo la taza de palomitas y el libro en aquella mesilla a un lado de ella y me señalo que me sentará.

—Habla.

Su tono de voz es firme, esta molesta o tal vez...herida.

—Perdón—musite—Yo no debí, no tengo el derecho de hablarte como lo hice—tome una gran bocana de aire y lo solté lentamente y proseguí—. Por primera vez en mucho tiempo me preocupe por mamá y creo que verte con el labio roto por un golpe de papá detono mucha molestia en mi, no es excusa, lo sé, yo solo lo lamento.

Alce mi vista para toparme con esos iris azules que contenían algunas lágrimas. 

—D yo de verdad lo siento, odio pelear contigo, eres la única persona que a estado conmigo sin importar nada y yo solo he sido una malagradecida contigo. Perdón niña perdida—escuche que rio por lo bajo.

—De verdad eres patética cuando pides disculpas—sonrió con burla y se lanzo a abrazarme.

Nos separamos, ambas sonriendo.

—¡Oye, repase una y otra vez ese pequeño discurso para que me perdonarás y tú solo dices que soy patética! !Eso dolió!—reclame.

Ella levanto las manos fingiendo inocencia,—Bien, lo siento, lo siento.

Agarre el libro sobre aquella mesilla y lo analice por un rato.

—¿Orgullo y prejuicio? ¿En serio? ¿Otra vez?—pregunte incrédula.—Lo has releído cientos de veces.

—Uno de mis favoritos—gire los ojos mientras sonreía.

—Quiero que me ayudes con algo—comente, enseriándome.

Suspiro con cansancio—¿Qué quieres ahora?

—Necesito que me ayudes a sacar a mamá de esa casa del horror—hice una mueca—Tengo un plan.

—Claro, siempre tienes un plan, ¿Por qué no me sorprende?—habló con sarcasmo.

-

Luego de comentarle a Davina el "plan" y que ella modificara algunas cosas decidí recoger a mamá en el parque principal.

La logre ver en una banca, su cabello rubio esta en una coleta alta, tiene un lindo vestido color crema que se ajusta a su cuerpo, tacones altos del mismo color y un bolso pequeño descansa a su lado, me acerque lo suficiente quedando atrás de la banca.

Chasque mi lengua y dije.

—¿Por qué traes un maldito vestido?

Ella giro su rostro a mi, tiene un maquillaje bien hecho, se puso de pie atravesó la banca y me abrazo.

 —Me empalagas con tanto afecto madre—ella rio levemente.

—He tomado una gran decisión pero necesito tu ayuda—articuló, asentí frunciendo el ceño.

—Claro, ¿Vamos por un helado? Así me puedes contármelo todo—sonreí—Hay una heladería cerca.

Ella recogió su bolso y nos encaminamos allá, compramos nuestro helados y decidimos caminar por la cuidad.