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El día estaba de lo más frío, y como no estarlo si había comenzado a nevar durante la madrugada.
Todo el panorama estaba pintado de blanco: las aceras, los techos de las casas e incluso las calles.
Si bien Giyuu no era fanático del frío extremo, su novio, que no se encontraba a su lado en la cama, lo amaba. Supuso que debía estar sentado en alguna parte de la casa, observando la nieve amontonada afuera.
Salió de la cama y se abrigó lo más que pudo antes de ir en busca del escurridizo chico.
Tal y como predijo, su novio estaba sentado frente a la puerta del balcón que daba hacia el jardín. Este iba sin nada que lo protegiera del frío, y es que parecía tener algún tipo de inmunidad ante este clima.
Tomó asiento a su lado, captando su atención.
-Buenos días. - Dijo suavemente, acercándose a su rostro con la intención de darle un beso.
Lo que no esperaba, era que la mano de su novio le impidiera cumplir con su objetivo.
-Tienes los labios congelados. -Respondió ante la duda plasmada en el rostro del otro.
-¿Y por eso me rechazaste? -Soltó en un tono ofendido.
-No me gusta sentir lo frío, lo sabes. La sensación no me es agradable y me disgusta. Como sentir todo tu cuerpo frío porque nunca te cubres, me provoca escalofríos la temperatura que puede llegar a tomar.
-¿Entonces no te gusto en esta época?
Se sorprendió de la pregunta.
-Yo nunca dije eso. -Se alarmó un poco ante el pequeño malentendido.
-Está bien, lo entiendo. -Se puso de pie con intenciones de alejarse de su lado.
Giyuu trató de tomar su muñeca para impedirlo, pero recibió un pequeño golpe en su lugar.
-No me toques, te vas a congelar. -Fue toda la respuesta que obtuvo.
Se dirigió hacia la habitación, dejando a su pareja en el suelo con una expresión de confusión en su rostro.
No había querido hacerlo sentir mal de ninguna manera, mucho menos sabiendo lo sensible que este podía ser.
Se puso de pie y lo siguió, encontrándose con un bulto en el centro de la cama envuelto en las mantas.
Se acercó lentamente y picó al chico, tratando de obtener su atención.
No hubo respuesta, pero aún así decidió hablar.
-Perdón. No quise hacerte sentir mal, de verdad. No creí que fuera a lastimarte, no era mi intención.
Un lado de las mantas fue elevado, en señal de que podía entrar a estas. Cuando estuvo frente a Tanjiro, observó el rastro de lágrimas que tenía en su bonito rostro.
Era por su culpa.
-Amor, no llores. No quería hacerte sentir mal, en serio.
-Está bien.
-No, no lo está. -Se acercó a él, cubriendo su cuerpo con el suyo. -No debí haber dicho eso, mucho menos con esas palabras. Te amo, y nada como una incómodidad mía debería reducir eso.
-Te amo también. -Dijo en un tono de voz bajo y aferrándose al contrario.
Se quedaron un rato bajo las mantas, simplemente compartiendo calor.
Giyuu alejó un poco su rostro para poder ver el del pelirrojo, que le dedicó una pequeña sonrisa.
Se dedicó a llenarlo de besos, sacándole risitas ante la sensación.
El frío del clima era inperceptible estando los dos juntos.
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