𝐜𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨 ♡︎

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Sunoo no se puede negar a nada de lo que Sunghoon le proponga, puesto que, él confía plenamente en su pareja, y no tiene duda que Hoon lo cuidará pase lo que pase, hagan lo que hagan

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Sunoo no se puede negar a nada de lo que Sunghoon le proponga, puesto que, él confía plenamente en su pareja, y no tiene duda que Hoon lo cuidará pase lo que pase, hagan lo que hagan. Así que, para sorpresa de pocos, la oferta indecorosa antes dicha por el pelinegro fue consentida por el tierno chico de apariencia casta.

La gran pantalla de plasma que se situaba al frente del cómodo sofá estaba encendida, y conectada con la laptop del mayor. Lo que causó cierta impaciencia en Kim. Porque él no era tonto, esos dos años de pareja con Sunghoon le han enseñado muchas cosas del chico, lo que significa que sabe perfectamente el significado de cada actitud de Park.

A su alrededor se sentía la pesadez de sus acciones, además de, -sin poder evitarlo- una pequeña erección yacía en medio de sus suaves pantalones de algodón.

Sunghoon irradiaba dominancia, esa era la razón de todo.

Mientras tanto, Hoon se paseaba por la sala, tal como un tigre acechando a su presa, a la par que despojaba su camiseta en el proceso. Al captar los ojos de Sun en su silueta le giñó un ojo con coquetería, además de una sonrisa ladeada como bonus.

Las piernas de Sunoo comenzaron a temblar en anticipación.

- Cielo -el llamado dócil de Sunghoon -aparte de su voz ronca- estimuló a sus sentidos de una forma impecable, induciendo que su piel se erizara sin su consentimiento. Asintió en respuesta- Antes de seguir, quiero saber si estás de acuerdo. Supongo que te has dado cuenta por qué camino va la situación, y puedo entender perfectamente si no estás cómodo o si no te sientes con ánimos de hacerlo. Eres mi novio, y tu bienestar, junto a tu comodidad es primordial para mí.

Las palabras de Hoon eran como caricias para sus oídos, una eufonía placentera que te llevaba a delirar en una nube de algodón. Y siendo sincera, a Sunoo le excitaba a niveles catastróficos. Por lo que no contuvo el obsceno gimoteo emanado de sus belfos rosas

- Sólo hazlo, por favor. Quiero jugar con-contigo, quiero jugar con d-daddy -tartamudea, nervioso.

Sunghoon no tenía ni idea de dónde Sunoo sacó el motín, sin embargo, mentiría si dijera que no va consigo. Porque probablemente sea su placer culposo.

La única respuesta es que, Sunoo se encargó de investigar la mejor manera para motivar a Sunghoon. Y que mejor manera que alimentar su fetiche de poder y sumisión.

Sunghoon exhaló, demasiado encandilado de excitación. Sunoo era su perdición.

Sin una duda en su sistema, el pelinegro se posicionó tras su novio. Dejando el espacio necesario para que Sunoo tuviera lugar entre sus piernas. Con los orbes dilatados, dando la imagen de un lobo hambriento, sonrió ladino.

Sunoo se estremeció.

El sonido sugerente de las palmadas que Sunghoon impartía a sus muslos, le hizo tragar con dificultad- En mi regazo, Sunoo -ordenó. Su voz grave y ronca, activo el adictivo cosquilleo en la zona de su nuca. Ese que le ha provocado, más de una vez, arquearse.

Ahegao BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora