-Tienes que cuidar de esta piedra con tu vida, Tanjiro. Algún día, cuando crezcas lo suficiente, esta te guiará a la persona que te corresponde en esta vida.
-¿Cómo voy a saber eso?
-En su momento, lo harás. Solo tienes que ser paciente y cuidarla muy bien.
-¿Y esa persona va a quererme mucho?
-Con todo su ser, te lo aseguro.
Le colgó la gema en el cuello, siendo sostenida por una laza negra.
-Tu otra mitad está esperando por ti. Tú también debes hacer lo mismo y confiar en el destino que ya ha sido trazado.
En ese entonces, no comprendió mucho de lo que su madre le decía. Solo sabía que alguna persona en el mundo iba a quererlo en el futuro.
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Conforme los años pasaron, Tanjiro aprendió mucho sobre la gema que cargaba en el cuello.
Pertenecía a su persona destinada, poseyendo un color significativo de esta.
La gema era un zafiro, con un tono azul oscuro que le era imposible no admirar la mayoría del tiempo.
Esta brillaba más en ocasiones, así como también se opacaba. Su madre le dijo que se debía a las emociones de su dueño; que estas se reflejaban y se transmitían a quién la tuviera en su posesión, dejándole saber su estado anímico.
Era un poco abrumador, pero logró acostumbrarse a las emociones ajenas.
Día con día se preguntaba cómo se veía la persona que tenía su gema, y si la conocería pronto.
El destino sabía las ansias que este tenía por obtener respuestas, y estaba a punto de dárselas.
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Como todo adolescente, Tanjiro se vio en la obligación de realizar estudios universitarios.
Siempre había sido un buen estudiante, y a pesar de las complicaciones entre su trabajo con la panadería de la familia y la escuela, jamás dejó de dar lo mejor de sí mismo en ambos ámbitos.
La universidad le aterraba un poco, a decir verdad. Pero estaba seguro que podría hacerlo si se esforzaba como siempre.
Dicho y hecho, se acopló bien a esta en la primera semana. Teniendo a algunos de sus amigos de la escuela a su lado, había sido más llevadero.
Pero algo no lo había dejado tranquilo durante ese tiempo, y era que la gema brillaba más de lo usual. No era el mismo brillo que tenía cuando reflejaba una emoción, sino un brillo más intenso y claro, haciendo que su color se asemejara al azul del cielo.
Ese día en especial, llegó incluso a sentir que quemaba un poco. Salió de su salón un momento para ir al baño y poder revisar en el espejo si en verdad la gema le estaba quemando la piel.
En su camino al baño, chocó su hombro con alguien por accidente. Levantó su mirada para disculparse por no estar pendiente de su caminar, pero no logró pronunciar palabra alguna.
El chico frente a él era hermoso. Tenía cabello negro atado en una coleta, que lucía un poco desordenada, piel pálida y ojos azules, parecido al de su gema.
Su gema...
¿Podría ser?
La mirada del contrario estaba fija en la gema de su cuello, y había sorpresa reflejada en ella.
Alzó lentamente su mano derecha, dejándole ver lo que parecía ser un brazalete. Pero era una gema roja, un rubí, para ser más exacto. Estaba atado con un lazo rojo de un tono más oscuro, y brillaba con esplendor.
Eso solo podía significar que finalmente, después de tantos años, había encontrado a su persona destinada.
-Tengo la sensación de llevar muchos
años conociéndote, o más bien, sintiéndote.-Podría decir lo mismo. Soy Kamado Tanjiro, es un verdadero gusto conocerte al fin. -Le sonrió.
-Tomioka Giyuu. Creo que tenemos mucho de qué hablar. -Le devolvió la sonrisa.
-Sí, eso creo. Aunque ahora tenemos todo el tiempo del mundo para hacerlo.
Ambos caminaron lado a lado sin rumbo fijo, simplemente compartiendo sus experiencias con todo el tema de las personas destinadas y dejando a un lado todo lo demás.
Parecía ser una típica charla compartida con un desconocido, pero muy en el fondo ambos podían sentir la felicidad y alivio que los inundaba al poderse encontrar después de tanto tiempo.
Su vida juntos apenaba estaba comenzando.
Gracias por leer. 💙❤
xxMoonshyxx
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↠✭ I N K T O B E R ✭↞
Fanfic31 drabbles del GiyuuTan. ¿Lograré hacer los 31? Quién sabe. Pero se hace lo que se puede. 😖💖