Diego Escalante.
Tic. Toc.
Tic. Toc.
Él sonido frenético de las manecillas del reloj girando sin parar. Sin tenerse jamás.
Dejando atrás malos ratos y esperando los peores.
Cuando era niño, mi mayor preocupación era si Papá Noel traería coches o canicas.
Mi mayor miedo, era el monstruo bajo mi cama.
Pero nadie habló sobre las preocupaciones de ser adulto.
Ni mucho menos que el miedo al monstruo se redujiera en esa pequeña de cabello rubio. Miedo a perderla.
Y ahora me encontraba corriendo hacia la sala de urgencias.
Al entrar me percate de esa mujer de cabello rojizo, la cuál al verme se colocó de pie de un tirón acercándose a mí.
-¿Que carajos haces aquí? No estás bastante contento con lograr que ella esté aquí, muriendo.-Bramo, yo tragué fuerte.
- ¿Cómo está ella?-Susurre, y ella me miró de arriba a bajo.
-Viva, y no gracias a ti. Gracias a estupidez de llevarla a tu maldito barrio de mala muerte está luchando por su vida. Todo esto es tu culpa, si tú no la llevaras a estos límites, ella no estaría ahí postrada sin saber si podrá despertar o no. Así que lárgate de aquí antes de que mi hermano salga de esa habitación. Yo me encargaré de que alguien te haga llegar tu liquidación. Tú no tienes nada que hacer aquí. Largo.-Me gruñó señando la puerta, y yo asentí.
-No se preocupe, quédese con su dinero, que al parecer a usted tiene más sed de el que yo. Con permiso.-Me giré observando como su mirada se encendía.
Salí de la sala de espera caminando hacia algún lugar fuera del hospital que estuviera un poco viable.
Ella estaba equivocada si creía que me iría.
Me acerque a una estructura que rodeaban un árbol como una maceta. Me senté sobre está aferrándome a mi suéter. El frío de otoño se estaba apoderado del mes de octubre. Sople mis manos mirando a mi alrededor y me maldice al no haber tomado mi celular.
Después de unos minutos veo como el chico de cabello rizado se acerca a mí. Andrés creo que era su nombre.
Lo veo sentarme a mi costado entregándome uno de los vasos de café.
-Sabia que no te irías.-Rio y yo asentí tratando de sonreír.
- ¿Cómo está ella?-Susurre pasando los dedos por la orilla del vaso y el lamió sus labios.
- Ella está muy mal, pudieron parar la hemorragia en su pulmón. Pero su corazón se detuvo tres veces, el doctor...-Se calló y respiró.- Él dijo que no soportaría un cuarto. Por eso tuvieron que recurrir a un coma inducido, para que su corazón y sus órganos no fallarán, hay máquinas respirando por ella porque sus pulmones están muy delicados..-Lo escucho suspirar.- El doctor dijo que no creía que ella soportaría está noche...
-Todo esto es mi culpa.-Me llevé las manos a la cabeza y el negó tocando mi hombro.
-No, eso no. No te culpes, tú más que nadie daría la vida por ella. De eso estoy seguro, no dejes que esto te carcoma, ella estará bien. Olivia es la mujer más fuerte que conozco. Ella saldrá de esto.-Yo asentí.- Debo volver a dentro, deberías ir a casa él frío empeorará y te cogeras un resfriado. Anda dame tu número y yo te mantengo informado.-Yo asentí. Seria lo mejor.
-Muchas gracias.
°°°
Me deje caer sobre la superficie de concretó junto al árbol. El cuál había sido mi refugio estos últimos ocho días. Ocho días esperando ansioso este día. Hoy quitarían el sedante que la mantenía dormidá. Hoy desconectarán esas máquinas para saber si sus pulmones soportarían respirar por si mismos.
No sabía cuántas horas habían transcurrido cuando veo a Andrés caminar hacia a mí a toda velocidad. Sentir como mi corazón palpitaba a mil cuándo vi sus ojos infundados en lágrimas. Negué esperando lo peor pero al estar frente a mí el sonrió.
-Ella despertó, sus pulmones funcionan.-Salto en su lugar abrazándome.-El doctor dice que aún necesita mucha recuperación, pero que ella esta progresando.
Justo en ese momento siento como mi alma volvía a mi cuerpo, y volvía experimentar la tranquilidad, ella estaba bien. Ella estaba viva.
Cuándo él se alejó y yo rebusque en el bolsillo de mi abrigó, alzando hacia el un sobre blanco.
-¿Podrías hacerme el favor de hacerle llegar esto a ella?- Él asintió tomándola.- Sólo que sea cuando ella esté en casa, ya fuera de peligro. Es hora de que me marché.-Susurre caminando en reversa mirando mis pies, mientras el se giraba para volver al interior.-Y Andrés.
- ¿Si?-Giro su cuerpo hacia mí.
- Sólo cuídala por mí.- Sonrió y asintió.
-Eso tenlo por seguro.
Y lo veo irse, con esa virtud de poder verla. Y yo aquí plantado en mi lugar con los recuerdos de ella en mi memoria.
*****
Se que no son los mejores capitulos, pero prometo algo mejor para los próximos. Besos mis pequeñas mentes pervertidas.
ESTÁS LEYENDO
Sálvame © [Alicia Echeverría]
Romansa"El amor es tan loco que te hace cometer hasta el delito más impune, pero también es aquel que te saca del delirio más oscuro de un terrible abismo". A ella le encantaban los retos, pero no ser retada. Le encantaba ser el centro de atención, pero o...