La vida se compone de momentos, tú decides si hacerlos únicos.
A veces me gusta imaginar lo linda que sería la vida si las personas no juzgarán tanto su alrededor, creo que así tal vez hubiéramos sido felices.
—¿Crees que está bien?
—La logré encontrar a tiempo, los médicos dijeron que pronto despertará.
—¿Quién hizo esto? —No hay respuesta por lo que agrega: — Fué Axel —suena a afirmación.
Mi pecho se comprime en busca de aire mientras la sensación de ahogo no me abandona, intento abrir los ojos pero es como si aún me sintiera dentro del agua pese a que sé que no es así.
Me sostengo de una superficie e intento ir hacia arriba porque es como si estuviera yendo al vacío mientras las voces se alarman a mi alrededor.
—Estoy aquí, todo está bien —susurra cerca de mi oido—, no te estás ahogando, ven a mi.
Abro los ojos de par en par, la luz me ciega por un momento por lo que vuelvo a cerrarlos.
—Todo está bien —sigue hablando.
Lo último que recuerdo es como me iba hundiendo lentamente, como la muerte venía por mi sin darme tiempo a reaccionar.
Al abrir los ojos me adapto a la luz y busca la dirección de esa voz notando que Asima abraza mi cuerpo de manera protectora.
— Estás aquí —susurro sin devolverle el abrazo—; Gracias.
—Siempre estaré aquí —afirma alejándose un poco.
—Que bueno que despertaste. —volteo a ver a mi madre quien se mantenía al margen por lo que no la había notado— me tenías con el alma en la mano.
A diferencia de Asima ella no me abraza pero veo la inseguridad en su rostro por lo que le sonrio y le extiendo mi mano la cual estrecha a modo de consuelo.
—Llamaré al doctor —avisa alejando su mano.
Asiento sonriendo un poco; la sigo con la mirada hasta ver que sale por completo de la habitación.
—¿Quién es Axel? —pregunto de inmediato—, no me lo ocultes porque he escuchado ese nombre varias veces.
Asima me mira sorprendido pero intenta disfrazar su sorpresa con indiferencia al darme la espalda.
—Es un viejo conocido —enfatiza restándole importancia.
—Parece ser importante ya que cada vez que lo mencionan sus rostros entristecen —suspiro cerrando los ojos—, pero si no quieres decirme tampoco voy a insistir.
—Voy por un poco de agua —sin voltear a verme también sale de la habitación pareciendo ansioso.
Sabe que no voy a dejar pasar este tema en alto hasta saber en concreto lo que está sucediendo, soy muy persistente e investigo mucho y eso él lo sabe mejor que nadie ya que fue quien me enseñó a ser así.
Observo la habitación en busca de entrenamiento, las paredes son blancas al igual que el techo y la luz, esto parece un psiquiátrico; solo hay un pequeño sillón junto a la ventana y la camilla en la que me encuentro.
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Ryche. ©
Misterio / SuspensoEn un mundo de monstruos ser normal no es una opción. Casi siempre los planes fallan y te traiciona quien menos crees pero si hay algo que despierta la esperanza, es el querer que quien te hizo el mal pague por ello. Conoce está historia donde las a...