35. Curiosidad

807 63 59
                                    

Chris

-No pude cancelar... No encontré el valor de hacerlo y tampoco he tenido tiempo, el hospital me tiene colgando de las bolas. -me froto el rostro frustradamente. Rubén suelta una risa a mi lado. -¿De qué te ríes, imbécil?

-Nada, solo veo cómo te retuerces en tu propia miseria.

-Estás loco, no me estoy retorciendo en nada. -le miro mal.

-Oh, claro, haré como que te creo y continuemos con esta conversación.

-No quiero hablar del tema.

-¿Cuándo es la cita?

-Hoy.

-Será mejor que te vayas maquillando desde ya. -él coloca una mano en mi hombro y me sacude ligeramente.

-¿Y si le digo que me cambiaron de turno y no puedo ir?

-Déjate de excusas, se nota que le gustas a la chica. Te escribe casi a diario.

-Yo le gusto a todos.

-No me incluyo, tenlo claro.

-Sí, sí, muy hetero, tú. -río y recuesto mi espalda en el sillón. Me deslizo hacia abajo mientras suelta aire.

-Mejor dime a qué viniste en primer lugar. -dice.

-Solo para pedirte ayuda con algo.

-¿Con qué? Dime que es con una chica... o chico. -Él me observa seriamente. Me vuelvo a enderezar en mi lugar. -Bien, no es para mis consejos de amor.

-Creo que finalmente estoy considerando independizarme.

Abro los ojos como platos. No lo veía venir, al menos no hoy, sin embargo había estado esperando toda mi vida para escuchar esas palabras salir de su boca. Más que nada después de haber decidido salir de mi casa.

Cuando conseguí apartamento, le propuse vivir conmigo y dividirnos la renta, sin embargo se negó, dijo no sentirse completamente listo para ello y que prefería ser aplastado por un elefante a vivir conmigo porque capaz que lo manoseaba en la noche o buscaba a alguien que lo manoseara.

No estaba del todo equivocado, en cierto punto habría buscado a alguien que le diera diversión mientras yo estuviera trabajando. Ya saben, para que no se aburriera solito. Más que nada cuando me tocaba turno nocturno.

Me resigné a aceptar que mi mejor amigo tenía miedo de habitar mi mismo techo alguna vez.

-¡Eso es increíble! -exclamo abrazándolo con fuerza. -Mi Rubencito ya se convirtió en todo un hombre.

Él suelta una risa apartándose.

-Todavía es una idea, pero necesitaré ayuda para buscar lugares. Quisiera un espacio tranquilo de la ciudad, no muy lejos de casa. Sé que tú encontraste este apartamento fácilmente, así que quería una manito tuya.

Le sonrío ampliamente.

-Desde luego, hablaré con mi agente de bienes raíces. -digo sacando mi celular del bolsillo.

-Tú no tienes semejante cosa.

-Bueno, no tengo un agente, pero sí contactos. -lo señalo con el dispositivo y comienzo a teclear en busca de lo que necesito.

-No puedo creer que dejaré la casa. -él suspira recostándose en el sillón.

-Es un gran paso, al principio es difícil, luego te acostumbras. -digo sin verlo.

-¿Crees que mis hermanos van a estar bien? Yo siempre soy el que cocina y los pone en orden.

-En eso no podría darte una respuesta. Pero creo que sí podrán sobrevivir. No son unos niños.

Sin Mis Chicos (SC Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora