La Guardiana De La Piedra Filosofal (1)

Regalo.

Los años habían pasado y Liliana tenía diez años.

Liliana caminaba por el Gran Comedor hacia las mesas de los profesores, allí, en un banco de madera estaba el sombrero seleccionador, que estaba cubierto por múltiples hechizos de protección para evitar ser robado.

El lugar estaba vacío, todos los elfos estaban corriendo de un lado a otro para preparar todo para la venida de los estudiantes de Hogwarts. Al frente se escuchaba el tarareo del sombrero, cantando felizmente y esperando a los nuevos estudiantes que llegarían al colegio.

— Puedes pertenecer a Gryffindor
    donde habitan los valientes,
    su osadía, temple... 

Detuvo su canto al ver a la niña y una sonrisa un tanto irritable para ella apareció.

— ¡Ah...! Liliana Snape, otra vez aquí como en el año anterior y sin saber dónde ir de nuevo hoy. — Empezó a cantar el sombrero con una sonrisa llena de burla. — Muy pronto tendrá que esconderse, la encerarán en su habitación y como una rata va a escabullirse entre la oscuridad para ir a jugar y pasear por donde quiera que vaya. ¿Qué travesura hará? ¿Qué aventura tendrá? Nadie lo sabrá, porque es muy difícil de encontrar cuando la tienen que buscar.

Liliana ignoró su canto y en lugar de eso, le sonrió de forma traviesa.

— Hay que disfrutar el tiempo que me queda antes de volver a los pasadizos. —dijo. — Es mejor estar junto al abuelo en un mueble sin hacer nada.

— Vaa... — dijo abruptamente. — Es mentira, cada año les deleito con una nueva canción, para que tengan un año lleno de diversión. Aun así, ¿No te da curiosidad saber a qué casa tienes que ir? Estoy seguro de que no te arrepentirás si me pruebas unos minutos o más.

— No gracias, — Liliana se sentó cerca de donde estaba el sombrero seleccionador. — No sería divertido saberlo antes de tiempo.

— Sin duda, eres una aburrida. — Gruño. — Pero no me arruinaras mi día, hoy Harry Potter llegará a Hogwarts y es mi tarea decidir a qué casa irá.

— ¿Harry Potter? — murmuró pensante. — ¿Qué no Hagrid tenía que ir a verlo?

— Si, si, Hagrid fue a buscarlo y acompañarlo para comprar todo lo que necesita. — asintió el sombrero alegremente. — No me imagino otra persona mejor que ayudarle.

— Si, tienes razón, Hagrid es una persona muy confiable. — continuó. — Oye, ¿No te da miedo equivocarte?

— No me he equivocado nunca. Y no creo que pueda equivocarme con el niño que derrotó al innombrable, claro que no.

— Te refieres a Voldemort ¿No? — el sombrero soltó un chillido sorprendido. — ¿Qué?

— Liliana, ¿No te habían dicho que no debes decir su nombre? No, no, no lo digas si no, serás otra vez reprendida.

— Vaa, ¿No me digas que le tienes miedo?

— Liliana, eres una niña muy ingenua, ese hombre ha hecho cosas muy increíbles, como horribles y hasta el día de hoy siento en mi piel su esencia cuando me posé sobre su cabeza. Y eso que no tengo piel.

— El abuelo dice que no debo temerle y le creo. — asintió confiada. — Mira, que no vendrá. ¡Voldemort! ¡Voldemort! ¡Voldemort! — soltó una risita. — Aparece aquí ahora mis...

De pronto Liliana sintió que una mano grande y fría se posaba en su hombro, el corazón de la niña empezó a latir muy rápido y lo único que pudo hacer fue lanzar el mayor grito de su vida. Se soltó su agarre y se ganó al frente del sombrero seleccionador con los ojos cerrados como si quisiera protegerlo de la persona que le tocó la mano.