[La imagen no me pertenece! artista: @mcgooen en Twitter]
[Descrito desde la perspectiva de Sakusa: después de besarse por primera vez con Akaashi, nada los detiene de ir más allá]
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Entonces volví a besarlo, esta vez en los labios. Acerqué más mi cuerpo al suyo hasta sentir su tenue calor. Profundicé más y más el beso, hasta que él suspiró. Su saliva me sabía muy bien, tan natural y fresca, y su respiración solo hacía que me gustara más.
A este punto todavía estaba reprimiendo el tener una erección, cuando Akaashi se acercó a mis labios y volvió a besarme. Sus hermosos ojos rasgados se cerraban cada que nos besábamos y yo los miraba. Sentí su playera delgada en todo su dorso y acaricié su piel por debajo, a lo que él respondió con excitadas exhalaciones.
—Sakusa, no deberíamos.
—¿Quieres que cierre la puerta?
—Sí.
Me levanté a cerrarla y vi su erección a la luz de la lámpara del tocador cuando regresé.
—¿Estás seguro de que quieres hacerlo Akaashi?
-Sí quiero...
Él tocó suavemente los rizos en mi cabello, yo recargué ambas manos a los costados de sus hombros. Aunque nos estaban esperando afuera, creo que él está tan hambriento como yo. Por Dios, devórame.
Abrí un cajón del tocador y saqué un preservativo. Lo dejé encima del mueble y me recosté encima de él para seguir besándolo, acaricié sus cejas, sus manos, su espalda y masajee su duro pene encima de su pantalón. No me lo esperaba, pero él respondió igual, y tocándome, bajó mis pantalones deportivos para dejar ver mis genitales solo cubiertos por mi bóxer.
Dejé escapar un gemido en sus labios y llevé mi mano a mi ropa para desvestirme. Sin pedírselo, Akaashi empezó a masturbarme despacio y, en agradecimiento, besé y mordí su cuello.
Poco a poco lo dejé desnudo en la cama. Yo solo seguía usando una playera azul, y él jalaba mi pene en su cara.
—¿Está bien así?...
-Sí, me haces sentir muy bien, en serio.
Le dije viéndolo a la cara, estando de rodillas en la cama frente a él.
Yo también quería complacerlo, así que bajé a su entrepierna y chupé sus genitales, escuchándolo gemir de manera placentera. Él estaba dejando salir bastante líquido que se embarraba en mis dedos.
—Q-qué rico... eso me gusta mucho Kiyoomi.
Besé más su cuello, lo mordí, él me mordió. Jugueteamos mucho en la cama, acaricié sus nalgas y sus preciosas piernas.
—Dime mi amor, ¿quieres que te lo meta?
—Llevo suplicándotelo toda la noche.
Me levanté, fui al baño y me lavé bien sin dejarme rastros de semen en el pene o en las manos. Me sequé, mientras él esperaba acostado. Espero no lastimarlo porque ahora está muy débil.
Acomodé el preservativo en mi largo miembro y miré a Keiji.
—Ven, te ayudaré a acomodarte.
Lo tomé de la cintura y, estando yo de pie, dejé que sus rodillas y sus manos se apoyaran en la cama. Con mis dedos le puse lubricante y con dificultad empecé a penetrarlo. Keiji gemía, aunque yo trataba de hacerlo suavemente, ¿acaso era virgen?
—¿Te estoy lastimando?
—N-no. Está bien como lo haces, yo me acostumbraré.
Me moví dentro de él, sentía como su cuerpo apretaba mi pene. Poco a poco fui embistiéndolo, moviendo mi cadera y él cantaba de placer a coro con mi voz.
—¿Eso te gusta mi amor? ¿Eh?
Él solo respondió con quejidos, clamando por más.
—¿Quieres más? ¿Te gusta cómo te lo hago?
Fruncí el ceño, con mi frente sudada dejando humedecer mi cabello. Quería sujetarlo más fuerte. Entonces cambiamos de posición y él se puso de pie.
—¿Te cansaste?
Me sorprendió con más besos, usando su lengua y dejándome masticar la suya. De pie Akaashi se veía tan sexy, y tan frágil por estar desnudo.
—Te amo.
—Y-Yo también te amo.
Le respondí.
Lentamente Akaashi se acomodó en mis brazos y su amplia espalda quedó en la cama. Separó sus piernas alrededor de mi cuerpo y estuve dentro de él nuevamente. Me sujeté de sus hombros y gemí y clamé por su satisfacción frente a su boca, chocando con su trasero cada vez.
—M-Me vengo...
Después de que me llegué en el condón, le pregunté.
—¿Tengo que ayudarte verdad amor?
—Bien, bien...
Saqué mi pene de él y empecé a masturbarlo mientras todavía estaba acostado en la cama. Lo lamí y lo chupé, escupí su semen ya que aún no me acostumbraba a la sensación, hasta que se vino y lo limpié con delicadeza, con cuidado de su sensibilidad.
Le sonreí y me limpié la boca. Sus ojos se veían cansados nuevamente... Pero qué hermosa imagen tenía de él, porque ahora somos uno solo, Keiji.
—Tranquilo, yo te limpiaré.
—Me voy a levantar a bañarme.
—Espera, ahora te llevo al baño, déjame llevarme esto.
Llevé toda la ropa sucia al cesto, me lavé las manos y la boca, y volví por él.
—Apóyate en mí.
—Sí puedo.
Lo abracé de la cintura y lo acompañé a ducharse... Estuvimos unos minutos en la ducha. Lavé su espalda y su cabello, y lo dejé terminar de bañarse cuando yo terminé.
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—Te espero afuera.
—Está bien mi amor.
Cuando salió, se vistió despacio, pero muy capaz de sí mismo. Procuré no marcar su cuerpo porque aún no estoy listo para mancharlo así. Entonces se acostó a mi lado y me miró, y yo lo abracé como si nada más en el mundo existiera, mas que él y yo.
