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Los Lee se encontraban en la segunda planta, sí, Felix se había empeñado en ganar a todos los que cruzaba por el camino. ''Os daré el doble de lo que aposteis si me ganais'', Había gritado, creando una gran cola detrás de él.
Uno por uno iban entrando para intentar ganarlo, también se podría mencionar a todas las personas que estaban haciendo un círculo alrededor de la mesa, algunos empujándose entre otros para poder ver con claridad la jugada. Claro. Era algo obvio que algo pasaba ahí, tenían comprado al ''juez'' de la mesa, hacía pequeñas señales e incluso tenía marcada algunas cartas para que supiera cuales eran las verdaderas ganadoras. El juez se llevaba el 30% de lo que ganaba Felix, parecería poco pero la mayoría que jugaban contra el acababan gastándose todo así consiguiendo que se llevará una gran cantidad de dinero.
Minho seguía observando la partida desde lejos, girando levemente su vaso en círculos, viendo como el hielo se deshacía entre giros. Realmente no estaba interesado en la partida, solo le gustaba ver como su hermano de otra sangre sonreía mientras se olvidaba de que tenía una ligera ventaja sobre los demás participantes. ''Sinceramente es mejor que gane aunque sea con trampas a que tire todo nuestro dinero por un simple tema de orgullo'' reflexionó Minho mientras se acababa todo lo que le quedaba en el vaso de un solo trago.

— Oh um... ¿Me puedo sentar aquí? —. Mencionó un pelirrubio con sus manos agarrando su chaqueta a modo de defensa y distracción, tratando de esconder aquel nerviosismo que cargaba todo su organismo. Minho le dedicó una mirada interrogativa, realmente no sabía quién era, pero, era tan guapo. Es como si sus simples estándares de chica se los hubieran puesto al chico de delante suyo, lo tenía en bandeja y ¿si el mundo le daba limones debía hacer una limonada no?

— Claro, ¿podría preguntar por tu nombre precioso? — Una sonrisa socarrona salió de sus labios, esa noche era suyo, lo sabía.

— Me llamo J.one... Pero me puedes llamar JJ... — Aclaró su garganta y desvió la mirada, era obvio, el mundo había hecho ese chico para él.

— ¿Te han dicho que eres precioso? — Acercó una mano hacia la barbilla y el contrario desvió la mirada, girando la cabeza inconscientemente. — Hey... ¿Qué pasa que no puedes tener ni un poco de contacto visual? ¿Tanto te asusta lindo? — Apretando el agarre en su barbilla lo hizo mirarlo y seguidamente estampó los labios contra los del contrario fugazmente, deleitándose con la sensación de aquella calidez que jamás había sentido.

Se estaba quemando, lo notaba, su cuerpo había reaccionado demasiado fuerte, justo solo por ese chico, lo tenía mal, lo necesitaba y lo necesitaba, ya. Se separó de los labios del contrario notando el gemido de sorpresa este, tal vez le prendió más el hecho de que sólo él hubiera sido capaz de escuchar eso, solo él había presenciado aquel dulce sonido. Lo miró y lo agarró del brazo sintiendo como este se tensaba ante el toque.
Dame un segundo lindo, acompáñame. - Sabía que eso había sido más una orden que una simple mención. No iba a dejar al menor esperarlo, le cabreaba el simple hecho de volver a la escena y encontrar a su pequeño con otro hombre intentando cortejarlo, no, eso no iba a pasar y esta noche sería suyo, tal vez no solo esta noche.

— Felix te quedas solo chaval, tengo cosas más importantes que hacer. — Dicho esto avanzó alejándose de aquella escena que aún seguía siendo turbia, Lee sonreía con malicia mientras seguía ganando al hombre delante suyo. Avanzó entre toda la gente, apretando el agarre del menor mientras le dejaba ligeras caricias con su pulgar. No sabia por que estaba haciendo eso, solo sentía la necesidad de hacerlo y sin más ahí se encontraba.
Se encargó de llevar al menor hasta la sala VIP que siempre tenían reservada en casos de ''emergencia''. Si, esta era una de esas emergencias, aquellas salas las tenían como casos en los cuales no aguantaban y necesitaban tener a aquella persona debajo de sus cuerpos llorando y sudando pidiendo por más. También las tenían reservadas para simplemente mandar a alguno de ellos ahí, tal vez se les hiciera pesado llegar al apartamento y escuchar gemidos, por lo tanto cuando querían simplemente paz después de un día de juegos no les dejaba pisar el apartamento y los devolvian a la sala.

Domino - ChanglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora