XVIII

8.1K 1.2K 300
                                    

- Su-Sukuna-san, ¿a-así esta bien?- Pregunto con un gran sonrojo mi Omega mientras se giraba y me dejaba ver como le quedaba el kimono medio transparente en él

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- Su-Sukuna-san, ¿a-así esta bien?- Pregunto con un gran sonrojo mi Omega mientras se giraba y me dejaba ver como le quedaba el kimono medio transparente en él. Obviamente la respuesta sería: perfecto. Mordí mi labio inferior y le hice una seña a Yuji para que se acercara.

Cuando estuvo frente a mi, dos de mis manos lo sostuvieron desde sus caderas y lo atrajeron hasta quedar sentado en mis piernas, sus brazos envolvieron mi cuello y su rostro se escondió en el hueco de este.

- Me veo ridículo, ¿verdad?- Murmuro apenado.

- Por supuesto que no, Yuji. ¿Qué te hace pensar eso?

- Mi cuerpo no es como la de un Omega normal, mis curvas no son muy pronunciadas, además de que mi figura no es delicada. Ni siquiera estoy seguro si mi aroma es de su agrado.- Menciono de forma triste al momento en que expulsaba un aroma a melancólico. Me maldije a mi mismo al no haberle dado esa seguridad sobre su cuerpo desde antes.

- Oh, mi amor, he vivido una buena cantidad de años para decir que, a comparación con los demás Omegas tu eres, por mucho mas, alguien esplendido, muy hermoso, y fuerte.- Dije acariciando de manera lenta sus caderas.- Tu aroma es una de las cosas que mas me gusta ya que siento que se complementa con el mío y eso me vuelve loco. No debes de preocuparte por parecer alguien delicado, ya me tienes a tu merced por solo demostrar que contra cien hechiceros tu serás el ganador. Te amo tal cual eres, y eso nadie lo va a poder cambiar.

Se separo de mi y me dejo ver su rostro lleno de lagrimas. Llevo sus labios a los míos y los beso con torpeza. Nos separamos unos segundo después.

- Eres hermoso Yuji, que no se te olvide.- Murmure acariciando sus mejillas y eliminando el pequeño rastro de lagrimas que quedaba.

- Sukuna-san, ¿ha pensado en participar en las guerras?- Menciono Yuji mientras serbia el té y yo traía los dulces para acompañarlo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- Sukuna-san, ¿ha pensado en participar en las guerras?- Menciono Yuji mientras serbia el té y yo traía los dulces para acompañarlo.

- Por supuesto, pero solo si me llegaran a afectar directamente, no me complace ir a un lugar solo para matar.

Mentí, es lo que mas me gustaba hacer, aun mas si el rencor y la venganza estaban presente en el aire. Pero Yuji no piensa así, y la verdad me añora mas aparentar ser un oso gigante para él que requiere mimos y su constante atención, a ser una maldición adicta a los cortes de cabezas solo por placer.

Aunque una pequeña parte sádica era vista por Yuji de vez en cuando.

- Me alegro escuchar eso, Sukuna-san, me preocupa mucho cuando sale de misión y, sinceramente, la sangre es muy difícil de sacar de sus kimonos.- Soltó una risa.- De igual forma, me gusta mucho más cuando esta cerca de mi. Mi corazón se pone muy feliz.

Ow, bebé, no se si me esta coqueteando, pero esta funcionando muy bien. Ah, quiero llevarlo a la cama. 

Y no precisamente a dormir.

Tome a Yuji de las caderas y lo acerque a mi, repartí suaves besos por su rostro hasta terminar en sus labios, mi Omega envolvió sus brazos por mi cuello  y se aferro contra mi. Suavemente restregó su pelvis con la mía soltando ligeros gemidos por la fricción en ambos miembros. 

Mis labios descendieron por su cuello, pasando ligeramente por su glándula Omega, mordí juguetonamente la blanca zona, los suspiros eran escuchado en mi oreja, creciendo aun mas mi excitación.

Maldición, y se supone que beberemos solo té.

Velozmente, las manos de Yuji se deshicieron del nudo del kimono, quitando la parte superior con suma facilidad. Toqueteo con confianza los diferentes músculos que adornan mi pecho. Llevo dos de mis manos a su propio pecho hasta dejarlos en sus pezones, donde me entretuve rozando la delicada zona.

- Sukuna-san~ Ah...

Baje mis besos hasta sus gomitas y succione con desespero. Una de mis manos desapareció entre las ropas de Yuji por su parte trasera, y me sorprendí con lo mojado que podía estar. Tantee con mi dedo índice su entrada, las caderas del Omega descendían con desesperación, no lo hice esperar mucho e introduje con lentitud el digito.

Los suspiros por parte del Omega aumentaron, y el ambiente se estaba volviendo caliente.

Me detuve.

- Esperemos a tu celo, Yuji.- Murmure observando como Yuji tenia a centímetros su mano de mi miembro.

- No se si pueda esperar Sukuna-san.

Diablos, Yuji.





Espacio para poner su "🤡" si pensaban que Yuji y Sukuna harían el sin respeto.

Aunque pase el tiempo |SukuIta, Omegaverse|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora