Capítulo XXVIII

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El sábado por la tarde, Travis y yo estacionamos a una cuadra del gran evento, pues en esta pequeña ciudad todos conocían a Alexandra King, hija del alcalde Elton King y chica sonriente de cada foto en el periódico junto a su perfecta familia, y de ninguna manera sería recibida cálidamente.

Estaba vestida completamente de negro con mis jeans, mis zapatillas deportivas y mi sudadera de capucha que cubría mi pelo.

—Recuerda como funciona —volvió repetir mi hermano, y cuando no dije nada supe que quería que volviera a repetir las mismas instrucciones que conocía de hace años.

—Me mantengo a tu lado, no hablo con nadie, no me bajo la capucha y si alguien llega a sospechar algo lo niego hasta la muerte misma.

—Buena niña, con eso bastará —me dio una palmadita en la espalda y comenzamos a caminar hacia El Pozo.

Los ruidos de motores y gritos se hacían cada vez más audibles a medida que nos acercábamos, y la adrenalina corriendo en mi sistema palpitaba en todas mis arterias con fuerza desmedida.

Pasé junto a varios conocidos que no repararon en mí en lo absoluto, y al lado de varios autos y motocicletas completamente modificados que sonaban con estruendo junto al eco del Pozo.

—Había olvidado lo genial que era esto —murmuré mientras nos terminábamos de acomodar entre la multitud.

La primera carrera de la noche comenzó. Las motos eran rápidas y solo dejaban polvo y ruido a su paso mientras aceleraban hasta la meta. El ambiente festivo era contagioso y olía a cerveza y whiskey barato, pero era justo como me gustaba: no había presión aquí, no había reglas (al menos no a las que estaba acostumbrada) y todo el mundo se sentía eufórico. No podía decir que era el pasatiempo más seguro o moralmente correcto, pero a veces sentía que era el único caos que podía permitirme en mi vida, escondida entre la multitud con una capucha junto a mi desheredado hermano mayor, gritando por el corredor o corredora de turno.

Todos los años habían corredores nuevos. Durante todo el mes de octubre se celebraban carreras y apuestas masivas a vista de todas las autoridades, pero el Pozo es lo único que no habían podido quitarle al sur del todo. Me pregunté brevemente si Aiden correría; después de todo, su moto era una de las mejores del lugar, aunque no me contentaba la idea de que se expusiera de esa manera.

Estaba pensando en eso cuando mi celular comenzó a vibrar con la entrada de una llamada. Miré mi pantalla y me encontré con la sorpresa de que Aiden me estaba llamando por alguna razón, aunque tuve que ignorarlo porque escucharía perfectamente el sonido de los autos, motos y gritos de fondo, y enseguida sabría que estaba aquí, y no era algo que me interesara ventilar, así que corté y esperé a que me enviara un mensaje.

Aiden: ¿Qué haces aquí?

Un poco descolocada, miré a todos lados, buscándolo con la mirada, pero no veía a nadie más que a Ashley manoseándose con una chico junto a su moto y la moto de Aiden.

Alex<3: De qué hablas????

Aiden: No te hagas la tonta, te estoy viendo.

Maldiciendo, me pregunté cómo era posible que me viera cuando era una cabeza más pequeña que la gente de aquí, y estaba segura de que mi capucha y las luces estrambóticas hacían la mayor parte del trabajo ocultándome.

Alex<3: Solo estoy disfrutando del show como todos.

Aiden: Quién es el chico a tu lado?

The wrong side of town -  Parte I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora