El viento soplaba fuerte aquella tarde de otoño. Sus blancos cabellos se movían en diferentes direcciones, no dejándole otra opción más que atarlo en una cola baja. La iluminación era óptima para saber en qué calle se encontraba y el camino que debía seguir para llegar a su departamento. La noche había caído sin que pudiera hacer algo al respecto, pero tampoco es como si pudiera salir antes del salón; la práctica para él era primordial si quería conservar su lugar como solista en la compañía.
Los vehículos pasaban con regularidad, alumbrando de vez en cuando. Kija se sentía relajado pero cansado a la vez, pues ensayar para Don Quijote y luego quedarse dos horas extras a repasar sus variaciones le dejó agotado. Pero caminar era agradable, sobre todo ahora que se encontraba de regreso en Kouka, país donde creció y el cuál ama.
Unas luces detrás suyo le hicieron sentir incómodo. Supo que se trataba de una motocicleta por el sonido que emanaba, pero eso no era lo que le molestaba, sino el hecho de que pasaron varios segundos y el vehículo no lo rebasaba para perderse de nuevo en la oscuridad de la noche. El chico se limitó a apretar su bolso contra su cuerpo y acelerar el paso, pero el maldito motociclista no parecía dejar de seguirle. El ritmo de sus palpitaciones aumentaba con cada paso que daba, y en su mente repetía una y otra vez "que ya se vaya, que ya se vaya, que ya se vaya, por favor". La ansiedad y el nerviosismo hicieron de las suyas, maquinando en su cabeza varios escenarios que terminaban con él siendo secuestrado, acosado o asaltado.
No es que fuera una damisela en apuros; podía defenderse. A decir verdad, estaba en forma, podía admitir con orgullo que poseía fuerza al golpear, y en caso de que las cosas se complicasen, su velocidad al correr era muy buena, además de que tenía mucha resistencia. Pero nada de eso le podía ganar a una pistola o a traficantes entrenados para secuestrar a todo tipo de personas, de modo que prefirió dar un vistazo hacia atrás para ver a lo que se enfrentaría. A todo esto, una parte de él le gritaba que por favor no fuera tan paranoico.
No quería juzgar a nadie por su apariencia, pero durante sus cuatro años en el extranjero había sido asaltado en dos ocasiones, y la tragedia siempre comenzaba con uno o varios tipos en motocicleta acercándose a él. En el pasado pudo defender a algunas compañeras suyas cuando la ocasión lo ameritó. A veces terminaba golpeado, pero no le importaba en lo absoluto. Sin importar dónde, siempre habrían personas indeseables que roban, acosan o juzgan a los demás. Eso él lo sabía.
Sin más, paró en seco listo para encarar al desconocido. En su bolso sólo había un cambio de ropa, su ropa sucia en una bolsa de plástico, tres pares de zapatillas, algo de dinero, comida y muchas otras cosas que cargaba en su día a día, ya sea un pequeño botiquín de primeros auxilios, toallas para secar su sudor, agua, hilos, agujas y otros elementos. Nada de mucho valor monetario, así que no había mucho qué perder.
La moto frenó también justo detrás suyo, de modo que el albino no tuvo de otra más que voltear, estando ahora cien por ciento seguro de que sí estaba siendo perseguido.
El extraño se paró de su asiento y un intenso sentimiento de alarma le abordó completamente. Le sacaba más de media cabeza, y al notar que llevaba una mano a su bolsillo, decidió no darle más tiempo y sin más lo tiró al suelo, poniendo en práctica algunos trucos que aprendió y que le fueron muy útiles en el pasado.
Recorrió lentamente al tipo con su mirada hasta que sus ojos se posaron en una de sus manos inmovilizadas que sostenía una pequeña libreta, logrando sacarle una expresión extrañada. Casi al instante sus neuronas hicieron conexión y rápidamente se quitó de encima. Si tenía una libreta en mano en vez de un arma probablemente significaba que el contrario quería indicaciones sobre cómo llegar a algún lugar o algo por el estilo.
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When you move, I'm moved
FanfictionA veces un pequeño accidente o confusión es el detonante para cruzar la vida de dos personas totalmente distintas con una única cosa en común: el arte.