— Pero Abuelo, no me has dicho por qué está volteado el espejo.
— Ah, cierto, me abstrajo el relato. El espejo está volteado porque, cuando volví a casa, el espejo no reflejaba nada en absoluto, ni de día ni de noche. Absolutamente nada.
...
El Abuelo murió una noche de invierno, un vendaval se levantó sobre la ciudad de Real Portento, y con él nubes negras de tormenta.
Días después entré a la casa del Abuelo, me dirigí a la sala y volteé el espejo; para mi sorpresa, el espejo no tenía su esquina rota, y me veía reflejada con total claridad. Se veía perfectamente mi cabello rubio, mi vestido verde musgo con cuello dorado y mis brillantes ojos esmeralda.
ESTÁS LEYENDO
El Espejo
HorrorCreative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 Portada: Condesa de Haussonville, por Jean-Auguste-Dominique Ingres. Actualmente en Dominio Público.