Hacía mucho calor, la ropa molestaba y todos parecían agotados. El príncipe no prestaba atención, paseaba por los fríos pasillos con las manos juntas tras su espalda y un objetivo en mente: Robin Hood.
Los guardias se mantenían a la espera de una emboscada. No habían intentado nada desde hace mucho.
- ¿Habría algo extraño la última vez? - se preguntó. Detuvo sus pasos y se acercó a la ventana, mirando el bosque de Sherwood intentando aclarar sus pensamientos.
Nadie pudo prever la llegada de la banda a plena madrugada, con un plan tan perfecto que solo pudo ser saboteado por una persona: alguien de su propio grupo.
Los gritos de esa noche mezclaban amenazas de los soldados y reclamos entre ladrones.
- Los guardias piden un descanso señor - pidió el Sheriff interrumpiendo.
- Debemos estar alerta - respondió tranquilamente - ¿Usted notó algo la última vez que nos atacaron?
- Nada fuera de lo común, señor.
- ¿Por qué no habrá regresado?
- No han vuelto desde... - lo pensó bien, realmente era una excusa para no volver a la sofocante mañana - Desde que Marian se fue, ¿Cree que tenga algo que ver?
- ¿Insinúas que mi querida prima tiene algo que ver con esos maleantes? - dramatizó, comenzó a caminar de nuevo, como queriendo dejar al Sheriff hablando solo.
- No quise decir eso, señor - caminó tras el príncipe - Es solo que las fechas coinciden.
Pasaron horas, el príncipe pensaba sobre las palabras del Sheriff. Si Robin hubiera estado interesado en Marian no habría vuelto, la única diferencia entre sus siguientes planes fue que fracasaron antes de ser puestos en marcha.
¿Por qué Marian se fue?
No lo había cuestionado hasta ese momento, no le había tomado importancia. ¿Por qué lo haría? Nunca se llevaron bien, Marian siempre puso la moral y los principios antes que la familia, antes que él, pero le había hablado, incluso cuando todos se negaban a tener un gesto amable con él, ella había estado ahí, esperando silenciosa su turno para hablar y razonar con él. Hasta que Scarlett llegó, Marian no siempre lo había dejado tan abajo en su lista de prioridades, pero poco a poco el oro los distanció, Marian encontró en Scarlett una compañía segura y paciente que compartiría con ella su percepción sobre la bondad y la justicia.
Mordió sus labios y frotó sus manos, no admitiría ante nadie que sentía culpa, ni siquiera ante si mismo.
Bajó las escaleras intentado despejar su mente, pero una sensación extraña lo regresó al punto de partida. Las voces de los guardias que hablaban mientras cuidaban la entrada se hicieron claras poco a poco.
- No creo que extrañe a la princesa - el escondido Príncipe Juan intuyó acertadamente que hablaban de él - Pienso que no hacía mucho por aquí, solo estudiaba - ambos rieron . Si no fuera solo una princesa tonta, juraría que ayudó a Robin Hood en más de una ocasión.
- ¿Qué fue lo que dijiste? - ninguno de los guardias pudo sobreponerse al temor causado por la sorpresa - Acabas de darme una buena idea - el príncipe subió las escaleras tan rápido como pudo mientras los soldados se miraban entre ellos con rostros donde se acentuaba el asombro.
-
"Querida prima. En este momento el reino carga con un gran problema criminalístico que tú, en tu calidad de princesa tienes el deber y la facilidad de resolver. Te esperamos en el condado de Nottingham. Príncipe Juan.
P.D.: Todo estará listo para tu llegada."
-
- ¿Obligada a volver?
- ¿Qué otra opción tengo? - ninguna de las dos pudo estar tranquila luego de leer la carta con la repugnante propuesta. Estaban convencidas de que el "problema criminalístico" tenía nombre propio - ¿Lo dejaremos caer? ¿Será posible que solo yo me salve a ese precio? Su corazón y su alma me pertenecieron, no puedo volver a fallarle.
- No descuides lo que más importa. Ayuda a quien lo merezca.
-
En la misma posición que antes, lista para un largo viaje pero no para despedir y abandonar todo. Tenía miedo como la primera vez. No había Robin para reconfortarla, en el fondo quería despedirse así, con un fuerte abrazo de Manuel, pero el tampoco aparecería.
- ¿Te sientes bien? - preguntó Suzette tomándola de las manos.
- No sé qué pasó todo este tiempo. Solo sé que vuelvo a sentir el para siempre - subió al carruaje y miró por última vez a Suzette dejando que las lágrimas fluyeran por su rostro, le decía adiós a su compañera y amiga, la locura que guardaba en su cabeza no era un obstáculo y nunca lo fue - Prometo que voy a recuperar mi para siempre y mi final feliz. Por ambos.
El conductor hizo avanzar la carreta sin esperar la respuesta. Ninguna la necesitó.
- Estarás presente en mi vida hasta el último aliento. Te amaré más allá de la vida misma. Al final solo seremos tú y yo.
FIN
833 palabras
Fecha de inicio: 17 - Septiembre 2021
Fecha de terminación: 18 - Septiembre - 2021
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Dear Robin - En edición
Kısa HikayeNi el tiempo ni la distancia olvidan lo que el corazón recuerda.