Epílogo

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Chicago.

Finance World.

12 años después...


—Otra modalidad que se centra en los negocios internacionales es el de empresa de riesgo compartido o coinversión que es un convenio entre dos o más socios para poseer y controlar un negocio internacional...— comentaba unos de los inversionistas intentando de convencerme. Yo solo llevé mis dedos al arco de mi nariz intentando llenarme de paciencia para no tirarle la silla en la cabeza.

— Señor— lo interrumpí, inclinando mi cuerpo hacia adelante y juntando mis manos. Le sonreí hipócritamente— No tengo necesidad de buscar un socio. ¿Usted me ve en apuros? ¿O viendo mis empresas en riesgo?— pregunté mirándolo con dagas en los ojos y él trago grueso—. Acepté esta reunión porque habíamos acordado cerrar un trato para el próximo comercio en México. Se están jugando  seis millones de por medio y si usted le queda muy grande el trabajo solo déjemelo claro y no me venga con labias baratas de querer unirse a mi empresa porque ya tengo un equipo suficientemente bueno y no necesito a ineptos en el—. Me levanté. Sus socios mirándome con recelos.

— Señorita, Verónica...— se levantó el tipo—. Discúlpeme pensé que...

— Se muy bien que su empresa se esta yendo al carajo y perdón por expresarme así delante de tus socios, pero no pienso firmar ningún contrato contigo para que te aproveches de mis logros. Tú mismo te metiste en esto y mi propuesta era cerrar el  negocio con México y tú ibas salir beneficiado en todo esto—. Tomé mi celular y vi mi reloj, ya era tarde. Di otro paso pero él se atravesó en el caminó.

— Señorita, perdón pero aún así podemos hacer el trato con los inversionistas de México y olvidar mi propuesta—. Observé el brillo del sudor que resbalaba por su frente.

— Sí tienes razón— él me miró con una sonrisa abierta— Firmare el trato para la exportación en México, pero no lo haré con usted. Conozco muchos de su tipos, que solo vienen a estafar y déjeme decirle que se topó con la persona incorrecta—. Su sonrisa se desvaneció de golpe. Me coloqué los lentes oscuros— Te daré un consejo John, el triunfo al éxito lo alcancé porque soy una hija de puta con personas como tú. Con permiso.

— Señorita...

— Ya señor, tenga un poquito de dignidad y lárguese de la oficina—. Comentó Lili, recogiendo su bolso para seguirme.

Durante estos últimos años, había crecido tanto que muchas empresas e inversionistas principiantes hacían filas para trabajar conmigo. La mayoría sólo querían ser mis socios y ese tema definitivamente estaba acabando con mi paciencia.

Me gustaba trabajar sola, tenía todo controlado y no necesitaba socios. Tener un socio implicaba dejar mi confianza en ellos y verdaderamente no me agradaba la idea.

Lili, se había convertido en mi secretaria. En ella si confiaba ciegamente. Nunca se separó de mí creando así un círculo entre las dos lleno de lealtad.

— ¿Quieres almorzar algo antes de ir al cementerio?— me preguntó Lili,  entrando al auto y yo haciendo lo mismo.

— Llévame al cementerio, Jacob— le dije a mi chófer quitándome las gafas— No, está reunión me quitó el hambre.

Latidos infernales [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora