Recoger, clasificar, doblar, apilar.
Recoger, clasificar, doblar, apilar.
Recoger, clasificar, doblar, apilar.
Y así incontables veces.
Jamás había visto tanta ropa de chico junta en una sola habitación. Sebastián era tan impecable que nunca vi ropa fuera de lugar en su apartamento. Mientras que el novio de Chaina, que era un neandertal consumado, estaba lejos de ser igual de desastroso.
De no ser porque yo había escogido la casa, habría creído que lo habían hecho a propósito. Suspiré, sonriendo al ver mi obra maestra, y pude haberme lanzado a la estera y tomar una siesta hasta el día siguiente, de no ser por la voz de la anciana que me sobresaltó, haciendo que la escoba se me resbalara y cayera.
Llegué a cuestionarme si dormir con Alhaster no habría sido mejor y si los líderes estarían bien con ello. Pero supe que la respuesta sería negativa y abrí la puerta para la anciana.
—¿Has terminado? —repitió la amable mujer, al notar que no la había escuchado. No lo había notado, pero había oscurecido, y por el frío que empezaba a colarse por la ventana supuse que estábamos alrededor de las nueve—. Oh, esto se ve bien —sonrió afable y recibió la escoba, una vez la levanté del lugar en el que yacía en el suelo—. Mañana lavarás esa ropa junto con la nuestra —indicó las pilas que había formado y no pude evitar la sorpresa, por lo que ella rio—. Si quieres, puedes ir a la fogata y comer algo delicioso. Nuestra casa ofreció el pan y, por lo que escuché, los chicos tuvieron suerte en la caza. Puedes comer todo lo que gustes, necesitarás energía si quieres mantener nuestro nivel.
—Gracias —sonreí al notar que parecía más amable de que lo que creí en un principio—. ¿Puedo preguntar a qué se refiere con mantener su nivel?
—Es simple, cariño, pero creo que no lo notas. Estás siendo una más de los nuestros. Nada de lo que hiciste es diferente a lo que hacen las licántropas que no van a entrenamientos, hacen tutorías o asisten a pacientes en los pequeños centros de salud. O las ancianas como yo, que por nuestra avanzada edad, ya no podemos servir mucho a la comunidad, más que para alimentar a los más jóvenes o ayudarles en sus trabajos.
—¿Entonces solo tendré que ser como ustedes?
—No sé qué será tu prueba, pero entiendo que si no te tratan como invitada y te obligan a pedir posada, es porque desean que intentes ser de los nuestros. Aquí no hay magia, además de los instrumentos que usamos de otras criaturas o las plantas que ya hemos aprendido a utilizar. Los lobos somos fuertes, agiles, intrépidos, poseemos agudos sentidos y, como es obvio, tomamos forma de animal, lo que nos agrega otras características, pero no hay más. Aquí no puedes hacer a la escoba limpiar, acá limpias tú o nadie lo hará. Lavamos a mano en el río, preparamos nuestras comidas y cazamos en grupo. Somos una comunidad y como tal nos comportamos, no puedes quejarte por ser un eslabón más.
» Entiendo que las princesas, o eso dicen que eres, tienen quienes hagan las cosas en su lugar. Sin embargo, no puedes pretender que te respetemos sino intentas probar que, además de tener sangre real, eres capaz de ensuciarte las manos. Ninguno de nuestros líderes llegó allí sonriendo y mostrando un bonito rostro, todos ellos lucharon por sus lugares. Cada líder tiene una historia, algunas más asombrosas que otras, pero no hay uno que no hiciera lo que tú cuando era un niño o estaba demasiado joven para tomar cargos mayores.
—¿Qué hay de Lu? —la pregunta estaba fuera de mi boca antes de que pudiera evitar hacerla, y sin ninguna posibilidad de retractarme, solo esperé que decidiera responder.
—No tienes idea, cariño —suspiró, como si le doliera recordar, pero a pesar de todo no se detuvo—. Esa chica es de los más valientes y respetados de los nuestros, pero no llegó allí fácilmente. Ella era un pequeño lucero: dulce, buena, noble y humilde, todo lo que no esperas en los nuestros, al menos no en los que ocupan uno de los lugares que ella ostenta. Sin embargo, su vida pasó de ser un cuento maravilloso a un camino pedregoso en el que no había más salida que seguir adelante. Perdió todo, niña, perdió su alma, pero sigue de pie. Créeme que si ella lidera tu prueba, no la tendrás fácil, pero será muy enriquecedor una vez comprendas sus intenciones.
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CDU 2 - El legado de Faedra [GRATIS]
FantasyCuando los miedos superan las seguridades, el mayor refugio se halla en ti mismo. Luego de conocer la crueldad de su mundo y casi morir en el intento, Ilora sabe que nadie está exento de nada y que cuando la línea entre la vida y la muerte es tan fr...