No Angel: Boy, this is your last chance II

22. ¿A mí?

— ¡KyuHyun, no puedes solo sacarme del caso así como así!.

— No habrá discusión al respecto, Henry. Estás fuera.

— ¡Kyu!, ¡no puedes, no!... — gritó Lau.

KyuHyun realizó un gesto que intentó ser apaciguador hacia el hombre descontrolándose frente a sus ojos. Lo entendía: una mancha en sus expedientes, por pequeña que fuera, conjuntaría con otras y al cabo de los años podía significar el fin de una carrera labrada con esfuerzo. Henry era bueno, uno de los mejores y trabajaba duro, por lo que KyuHyun no osaría perjudicarle. Su historia juntos fuera de la oficina no incidía en ello, se trataba puramente de respeto profesional.

— No te preocupes, Henry, me ocuparé de que este asunto no manche tu expediente, ni informaré las razones de mi decisión a nuestros superiores, de hecho no informaré nada. Por ello, sugiero que solicites personalmente ser transferido a otro equipo de operaciones de la agencia, por las razones que tú mismo estimes convenientes. Puedes culparme, decir que no estás de acuerdo con mi manejo en este caso, o lo que tú creas adecuado. Solo te pediré que en los días próximos me recomiendes otro médico de la agencia que pueda encargarse de la salud de HyukJae mientras se encuentre a nuestro cuidado. A menos claro que creas que la doctora Kim podrá encargarse de ello, además de llevar adelante el tratamiento en salud mental del chico. 

Henry observaba a KyuHyun demudado. Conocía al hombre lo suficientemente bien como para saber que la decisión era definitiva y que no echaría pie atrás. Lau simplemente no podía creer que para el otro pareciese tan... fácil deshacerse de él, como si no hubiesen significado realmente nada el uno para el otro. ¡No podía enterderlo!. Enamorado como estaba, su corazón se rompía y volvía a romperse con cada frase lapidaria de Cho.

— ¡Vete a la mierda! no necesito tu compasión o tus favores Cho KyuHyun, ¡puedes informar lo que se te dé la gana a nuestros superiores!. De hecho, y quizás sea lo mejor ¿sabes? infórmalo, informa todo, de esa manera seré sancionado, me asignarán a otro equipo dedicado a casos de poca monta y ni siquiera tendrás que mover un dedo para librarte de mí. Entonces separaremos caminos de una vez tú y yo. ¡Y estarás feliz con ello! ¿no?. Ya no tendrás que lidiar con los dramas del corazón del tonto que se enamoró de ti ¡porque aparentemente tú no tienes uno, pa-payaso in-insensible de mierda!.

Henry sabía que estaba comportándose como un drama queen de primera, y una parte de él incluso se avergonzaba de ello. Aun así no podía evitar humillarse más y más.

— Henry, detente por favor... sabes bien que no es eso lo que busco, por supuesto que no quisiera deshacerme de ti. Mi decisión de sacarte del caso no tiene que ver con lo nues...

— ¡Oh!, pero sí tiene que ver ¿no?. ¡Oh, claro que tiene todo que ver! — Henry mostraba un rictus enervado en su rostro — Simplemente no eres capaz de lidiar con mis sentimientos, me alejas de ti para no verlos, para no sentirte en deuda conmigo ¡porque yo te amo y tú en cambio nunca diste un duro por mí!.

— ¡Eso no es cierto, Henry!, puedo no amarte, pero profeso afecto por ti. Y te respeto, muchísimo — señaló KyuHyun, sin saberlo, clavando la estaca todavía más profundo en el corazón del otro.

Ante ello Henry sonrió cínica y tristemente, enseñando completa derrota. Mostrando el aura de un hombre que no ha sido capaz de vencerse a sí mismo. Había derramado sus tripas frente a KyuHyun, logrando el mismo resultado que si hubiese intentado derribar a cabezazos una pared de concreto.

Solo entonces lo entendió. 

Dentro de las cuatro paredes de esa habitación no había ya nada para él. En verdad, jamás lo hubo. Él, Henry, se mantuvo ilusamente cerca del hombre que amaba a la espera de ver convertida en realidad una quimera que sabía muerta desde el inicio. KyuHyun nunca mintió sobre sus intenciones ni acerca de lo que deseaba de sus encuentros íntimos más allá del trabajo y la amistad.