Lucia Ferrey:
No puedo creer que estuviera en un lugar como este.
Un atardecer hermoso con un cielo rojizo que me dan ganas de contemplarlo todo el día. Lo estaba mirando a través de la ventana de un restaurante, mientras estaba en una cita grupal.
Pero algo me falta, me siento aburrida entre tantas miradas queriendo tomar mi atención, pero yo solamente me entretengo en observar el paisaje.
Lo extraño.
Esas palabras no paraban de aparecer en mi mente como si mi única razón de ser, fuera él.
En estos momentos me entretengo en maldecir a Tania en mis pensamientos, mientras sin darme cuenta doy un gran suspiro llamando la atención de los desconocidos. Me cuesta mucho ser discreta cuando estoy aburrida, mis manos empiezan a juguetear con los cubiertos mientras esperamos pacientemente por el mesero.
―¿Te llamas Lucia? ―me pregunta un chico del cuál se encontraba justo al frente de mí. Yo solo acepto moviendo la cabeza.
―Yo soy Fredi. Puedo preguntar ¿por qué se encuentra aquí? ―le doy una indiscreta mirada, sin poder interpretar su pregunta― lo siento parece que me expresé mal, pero me da la curiosidad por ver que no le interesa esta cita grupal.
Bueno debo de aceptar que tiene toda la razón, estas cosas no me interesan. Pero no tuve otra opción ya que Tania se comportaba muy insistente con este tema.
Todo empezó cuando ella tuvo una pequeña discusión con Rafael y su impulso nos llevo a Ana y a mí en venir a una cita grupal con personas que apenas conocemos.
Solamente espero que Andrés no malinterprete esta situación tan vergonzosa. Ya que solo tengo la excusa de Tania.
Al principio quise negarme por completo, pero cuando me enteré de que ellos se irían a otra parte sin invitarme, el enfado me consumió hasta aceptar la oferta.
¿Qué estará haciendo él en estos momentos?
Vuelvo a mirar por la ventana y me detengo a observar un auto bastante conocido que se había estacionado en frente del restaurante. Cuando de pronto veo a Andrés salir del auto y dirigiendose hacia mi dirección. Con solo su mirada me daba escalofríos por toda la piel.
Acaso él tiene un GPS en mi celular. ¿Cómo sabe que estoy aquí?
Inmediatamente oculto mi cara con la carta de menú, mientras le hago señas a Tania para que se diera cuenta de lo que estaba sucediendo, pero ella ni caso me hizo.
De pronto siento mi móvil vibrar con la llamada de Andrés. Los nervios en mis dedos abrieron la llamada y mi boca se queda congelada sin saber que decir.
―Lucia escoge sales ahora o entro enseguida ―no me dijo ni un Hola y su voz sonaba bastante fría.
―No empieces a comportarte dominante ―no tenía otra alternativa que irme por la vía de las palabras convincentes.
―Ok, voy a entrar.
―¡No! ―mi respuesta se escuchó por toda la mesa llamando de nuevo la atención de todos― está bien voy a salir ―le digo en voz baja.
Es imposible que algún día me pueda acostumbrar a su actitud espontánea. Aunque debo de aceptar de que ya me estaba aburriendo.
Me levanto ―Discúlpenme, pero algo sucedió así que tendré que irme.
―¿Quiere qué te lleve? ―me pregunta el que se sentaba al frente de mí.
―No hace falta ―empiezo a caminar en seguida hasta la salida.
Cuando salgo voy directamente hacia su auto, ignorándolo por completo.
El entra y me empieza a mirar.
―Lucia ahora no me digas que estas molesta conmigo porque evité de que te divirtieras con tus "amiguitos" ―lo miro y le pregunto.
―¿Cómo supiste qué yo estaba aquí?
―Rafael trabaja aquí ―entonces ¿por qué Tania quiso hacer una cita grupal sabiendo que Rafael estaría aquí?
Por mi mente pasa miles de respuestas a mis preguntas, pero la más obvia era de que le quería dar celos a él. Pero recuerdo que me dijo que Andrés con los demás se irían algún lugar.
Andrés empieza a conducir sin hacer ninguna pregunta. Su rostro solo muestra un semblante triste.
―¿A dónde me llevas? ―le pregunto con toda la curiosidad.
―Es una sorpresa.
Llegamos a una playa del cuál se veía espléndida por el atardecer. Salgo del auto para sentir el viento sacudir mi cabello y sentir el agua en mis pies descalzos.
Por detrás de mi, recibo un gran abrazo de Andrés, haciendo rebotar mi corazón con mucha fuerza.
―¿Andrés a qué se debe esta sorpresa?
―Recuerdas de que aquí fue donde todo comenzó ―acepto moviendo la cabeza― pues no me puedo ir a Alemania sin decirte que te amo.
La sorpresa de esas palabras hace que me despegue de él en un instante y mirarlo fijamente a los ojos.
Será que Tania sabía sobre esta noticia y quiso que despejara mis pensamientos con otras personas.
―Pienso volver antes de lo esperado ―me dice acariciándome las mejillas― porque te amo ―vuelve a decirme esas palabras de las que no se si pueda resistir a un ataque cardiaco― no me vas a decir nada ―trago saliva.
―Te quiero Andrés ―se que esas no son las palabras pero ella como, te amo no me sale.
―¿Por qué un te quiero y no un te amo? ―me pregunta, al yo tener la misma duda.
―Me es difícil decir esas palabras ―estoy siendo sincera― en estos momentos pierdes el tiempo si quieres que lo diga ―desvió mi mirada hacia el horizonte.
Por favor Lucia sé fuerte, siempre lo has sido.
―Ya te lo he dicho muchas veces, no cantes victoria antes de tiempo ―se me acerca teniendo solo centímetros de distancia entre nuestros labios― siempre te he hecho cambiar de opinión.
La intensidad de nuestras miradas, duraron hasta que la atracción de nuestros labios no pudiera aguantar más la poca distancia que tenían. Y con un beso apasionado presencié su sincera confesión.
Lo que él no sabía era que sin darme cuenta ya me había cautivado con su mirada desde el primer día en el que lo conocí.
☆Nota de la autora: ☆
Todo comienzo tiene un final y esta larga trayectoria me ha hecho pensar en que me he enamorado perdidamente de mi novela juvenil.
Pronto subiré una nueva historia. Espero que puedan disfrutarla tanto como esta.
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Todo comenzó con tu mirada {#1} ✔
Dla nastolatkówMiradas... Seducciones... Retos... Soy Lucia Ferrey quien siempre he dicho que nunca perdería el tiempo en enamorarme hasta que me encuentro a ese chico extranjero de ojos grises lla...