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-¿Crees que la situación con las luces de la casa sea normal realmente?
-¿Como una falla eléctrica?
-Mmm no. Me atrevo a decir que es algo más allá de lo natural.
Y aquí venía de nuevo el tema de los fantasmas, podía presentirlo.
-Puede ser un fantasma.
Lo sabía.
-Tanjiro, ¿cómo podría ser un fantasma el causante de algo tan común como un fallo con las luces?
-Pero- ¡No era un fallo normal!
-¿Entonces qué lo es?
-Si fuese porque los focos se fundieron, no volverían a funcionar a los minutos. Si fuese la caja de los fusibles, mucho menos. Estaríamos sin luz hasta que alguien viniera para arreglarlo.
Lo aceptaba, era algo un poco fuera de lo normal. Las luces funcionaban a los minutos del fallo, como si nada hubiera pasado.
-No digo que estoy de acuerdo con la teoría del fantasma, pero sí es algo no muy normal.
Apenas terminó de decir eso y a lo lejos en la cocina escucharon los platos caer de la alacena. Ambos salieron de la habitación para ver lo que había provocado eso, pero la cocina estaba en perfecto estado.
No había ningún plato en el piso.
Voltearon a verse en un intento de disipar los nervios del momento. Se tomaron de las manos y caminaron (más bien, corrieron) de regreso a la habitación.
Tras cerrar la puerta, Giyuu tomó en brazos a Tanjiro y lo dejó sobre su regazo en la cama. El pelirrojo cogió la sábana que estaba a un lado de ellos y la echó por encima de ambos, quedando cubiertos por esta.
Tanjiro encendió la linterna de su celular, iluminando su pequeño "escondite".
Ninguno decía una sola palabra, solamente se escuchaban sus respiraciones agitadas.
-Giyuu... -Susurró.
-¿Qué pasa? -Susurró devuelta.
-¿Entonces sí hay un fantasma?
-Deja de invocarlo. -Lo abrazó un poco más fuerte.
-¿No que no creías en esas cosas?
-Claro, hasta que uno invadió mi casa.
-¿Ni siquiera cuando eras niño creías en ellos?
-Un poco. Pero con el tiempo aprendí a no tener miedo de cosas que no pueden lastimarme o solo buscan asustarme porque, probablemente, están aburridos.
-Seguramente es entretenido para ellos ver a las personas temerle a la nada, prácticamente.
De nuevo se quedaron en silencio, hasta que Giyuu habló.
-¿Sabes qué? Deberíamos dormir y fingir que nada pasó. De seguro se aburrirá de nosotros.
-Buen plan.
Ambos se acomodaron normalmente en la cama y se dedicaron a dormir abrazándose con fuerza.
A los minutos de haber caído dormidos, algo los veía fijamente desde la ventana de la habitación.
-Aburridos.
Y con decepción, se retiró de la casa.
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